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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

LOS OSCILANTES

LOS OSCILANTES El otro día por casualidad cayó en mis manos, bueno, en las del navegador para ser precisos, un texto que me hizo pensar.

El día que me puse a investigar sobre el tema exhaustivamente, antes del diagnóstico, durante tres días y noches maníacos, una de las cosas que me llamó y mucho la atención fue que casi toda la literatura acerca del trastorno bipolar citada en los artículos databa de los años 90. Una enfermedad conocida hace mucho tiempo, antes llamada maníaco-depresiva, de repente se convertía en un foco importante de atención a la vez que se producía un boom, tanto por investigación como en diagnósticos. Y hasta se le cambió el nombre por el de Trastorno Afectivo Bipolar (TAB), pero nos dejamos siempre lo de "afectivo".

En su día escribí un post llamado “Fashion” (21/12/2004, http://carnedepsiquiatra.blogia.com/2004/122101-fashion.php) porque mi sensación era incluso de que alguien daba comisión por diagnósticos de TB. Y que los psiquiatras andaban algo perdidos en la materia. Todo muy nuevo, fármacos nuevos, y pacientes en plan conejillo de indias con estos tratamientos recién aprobados por las autoridades sanitarias.

El párrafo del artículo en cuestión, sobre el episodio mixto, rezaba:

Los estados mixtos desafían el esquema tradicional de que la depresión y la manía son extremos opuestos, desde el punto de vista semiológico y dinámico. En cambio, lo observado en estos cuadros es que cuando el paciente presente más síntomas maníacos, también aparecen más signos de depresión. Y que con el tratamiento adecuado, tienden a remitir las manifestaciones de las dos series (Goodwin 1990).
La experiencia de los cuadros mixtos tiene importancia desde varios puntos de vista. Uno es el heurístico: ¿cómo se explica, desde un modelo en el que la manía y la depresión son estados que se alejan de la normalidad en direcciones opuestas, la posibilidad de coexistencia? (Kotin 1972). Se ha postulado, sobre la base de una serie de fenómenos clínicos que no pueden ser explicados mediante este esquema, que el trastorno bipolar no consiste en la alternanda de dos condiciones antagónicas, sino de un continuo -de menor a mayor gravedad- entre la depresión y la manía. En este modelo encuentra su lugar el trastorno bipolar mixto. (Court 1972).
[La negrita es mía]

(http://www.drwebsa.com.ar/aap/alcmeon/09/a09_04.htm)

Me chocó que esta afirmación remitiese a 1972, pues en estos momentos cien estudios podrían refutarla, pero me sentí identificada en ese continuo, donde si no estás en los polos “puros”, oscilas entre ambos. Y si ese oscilar se hace continuo y molesto, al parecer ya se puede hablar de episodio mixto.

Esto es importante pues no deja lugar a “un lugar llamado eutimia”, donde el paciente está asintomático. Toca oscilar, y acostumbrarse a ello.

Pocos casos he conocido de gente eutímica, que lo anuncian y la cosa vaya en serio. Lo están durante una semana, hasta que un síntoma se presenta. Aunque sea un solo día. A veces, bachecillos de media semana que asustan más que otra cosa pues se remite pronto acudiendo al procedimiento ordinario, llamar al psiki y ligero retoque en la pauta, pues una vez medicado, y lo he visto en mis carnes, oscilaciones de las que dan pánico no han ido a peor, a episodio.

A veces me da rabia que los psiquiatras diagnostiquen eutimia en un momento dado, pues eso influye y mucho en el ánimo bipolar. Falsa eutimia es la que se da en alguien que en la anterior visita presentaba síntomas, y la noticia mismo ya euforiza, con lo que puedes encontrarte con alguien en la parra, orgulloso y convencido de su eutimia. Es bueno dar esperanzas acerca de la remisión, pero cuando sabes de quién viene, es para llevarse las manos a la cabeza. Además, el presunto eutímico puede decidir dejar la medicación, que para eso “está de puta madre”, y vuelta a empezar la montaña rusa.

Mis conocidos, al igual que yo salvando una excepción, somos oscilantes. Todo el mundo tiene días buenos, días regulares y días malos. Pero para un oscilante esos días pueden ser o tener momentos eufóricos, raros o depresivos. Me baso en lo que he visto, en lo que he vivido. Porque a veces son momentos, y momentos propios de un episodio por la intensidad. Está claro que el bipolar es muy sensible a las emociones cuando vienen fuertes, patológicas. Un momento malo en alguien que “está eutímico” es realmente muy malo. Un día regular, una alerta ante un episodio. Un día "muy bueno", disfrutado con cierto remordimiento porque gusta pero se sabe que no es bueno estar ahí medio arriba, y que si la cosa persiste, habrá que ajustar la pauta.

Los oscilantes acusamos mucho los factores ambientales. Una buena o mala noticia ya te destroza un día, un día que deja de ser neutro emocionalmente, como neutro estaba el oscilante. A veces, te levantas sin saber de qué humor estás, sin habértelo encontrado, y a eso le llamo yo un día raro, y sé que entonces soy vulnerable a impactos emocionales.

Creo que muy pocas personas se salvan de ser oscilantes. La medicación sin duda es lo que nos ata y no permite que esas oscilaciones vayan a peor. Ese es mi punto de vista, y ahora trato a una oscilación como algo que se irá sola (por ejemplo, si tiene que ver con el ciclo menstrual) o algo que voy a machacar con una pastilla, pautada para estos casos.

Hace un par de días, por ejemplo, y eso que estoy tan planchada por arriba que mis oscilaciones suelen ir a la baja, se me disparó la cabeza, empezó a ir rápido y muy activamente, pues incluso en esos momentos recuerda mucho de lo olvidado. Por un momento, tuve una "mente maravillosa". Me duró lo que me costó encontrar la pastilla para pararla, pues no puedo permitirme lujos como ese. Me han enseñado a no “aprovechar” esos momentos, pues son golosinas que la enfermedad ofrece y si las comes, puede esperarte algo peor.

Estar contento no es estar eufórico, estar triste no es estar deprimido. Días buenos y malos los tenemos todos. Pero si se presenta un síntoma, que es algo fuerte y el bipolar nota porque ya lo ha vivido, hay que tomar medidas, o simplemente ponerse en guardia por si se trata de la antesala a un episodio, si ese malestar o síntoma persiste a las horas o a los días.

Un oscilante ha de autovigilarse. No es libre, intenta vivir sin acordarse de su enfermedad pero ella ya se cuida de que lo recuerdes. No se trata de mirarse al ombligo todo el día, tampoco, pues un oscilante vive.

No soy libre. Oscilo, y a ello me he acostumbrado. A no poder hacer planes, por ejemplo. Y yo qué sé cómo estaré mañana… a veces no por humor, lo que apuntaría al trastorno bipolar, sino por el estrés que me dispara la angustia ante un Tengo Que, sin ir más lejos. La angustia, gran compañera de muchos oscilantes.

2 comentarios

alenar -

Muy, mucho, muchisssiiiimoooo, interesante e superinformativo post. A buen entendedor, pocas palabras bastan, dice la frase hecha, pero si un texto roza el tan dificil de conseguir "punto justo" pues genial... creo que lo has conseguido en el post, tema, "Los Oscilantes", Blue. Ya rectificare si en la léctura número tropecientos canvio de opinión, pero lo que sí sé que no canviará es lo útil que está siendo leerlo, en este momento, para mi. En una primera léctura ya me permites entender algo del tema tratado, pero es que además se me vienen, se me visualizan, nuevas preguntas. Creo que entre lo dicho, lo sugerido, y lo que se deja al entender de cada cual, el escrito, tu escrito, llega al meollo de la cuestión, o sea, aquello que podemos considerar lo más importante del tema "Los Oscilantes".
No es sencillo acercarse al "meollo", hay que "currarselo", ¿verdad, Blue?. Sumo mis gracias a las que merecidamente ya recibes, tanto por el acierto, cómo por el tiempo y esfuerzo dedicado (o más por él). ¡Jolines, no me extraña que te busques un tiempo de descanso,jaja!

Una sonrisa (nada tonta ni exagerada, conste en acta)

alenar

Lisa -

Pones palabras a esto que siento constantemente y que nadie ha sabido comprender. Ya he perdido la cuenta de los años que llevo leyendo tu blog, pero quiero decirte que me has ayudado muchísimo. Gracias Blue.