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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Sol

Sol Espero que cambie el tiempo y que vengan las anunciadas lluvias, porque no puedo salir a la calle cuando ésta es un horno, y debo salir, a que me de el sol y a pasear, por prescripción médica. Ayer fui a por provisiones -creo que dejé la farmacia vacía- y casi me da un telele por el camino, y no, no quiero volver a desmayarme y tener una mala caída, porque tengo los huesos muy faltos de calcio y eso significa una fractura por cualquier estupidez. Me falta la fractura del 2005 todavía, es como un episodio más, la del 2003 y la del 2004 me impidieron medio año cada una, y cruzo los dedos.

El sol me castiga y me hiere, y no lo tomo hace años o dos veces al año, lo cual tiene delito viviendo al lado de la playa, antes de venirme a Madrid. Tengo la piel demasiado blanca y sensible, y debo protegerme con cremas solares del tipo pantalla total. Si voy a la playa, debe ser con una sombrilla. Si salgo a la calle, hago mía la cultura del desierto: lo mejor es taparse. Que me mire la gente cuando me cubro con un gran foulard en pleno sol los brazos, cuando no la cabeza. Voy protegida y que me miren, me la repampinfla. Y luego, de noche, refresca y ese mismo foulard es mi abrigo. No sé qué haría sin esa protección, porque la crema no dura todo el día y ahora mismo ya tengo la cara colorada. Nunca morena, siempre colorada.

La piel colorada está enferma, y a la gente le gusta eso, castigar su piel. Hace 20 años pensé que con lo de la capa de ozono volvería la moda de estar blanco, la moda de toda la vida, que diferenciaba a los campesinos curtidos del resto de forma completamente clasista, pues las damas se cubrían con parasoles. Pues no, nuestra sociedad sigue obligándote a adquirir un color de piel que no tienes, y en pleno invierno las cabinas de rayos UVA son el gran negocio. Y me contaron que en Australia o Chile, ya no recuerdo, pero donde la capa de ozono ya no es tal, la crema de ir a la playa es una especie de mascarilla muy espesa.

El cáncer de piel, ese gran desconocido. Mi padre lo tiene, y nunca tomó el sol. Quizá yo lo desarrolle con el tiempo, pero tampoco lo habré tomado.

Hablar del tiempo es hablar de la nada, pero los cambios en el clima pueden traer consigo cambios en el estado anímico. Yo misma estoy oscilando, y lo mismo les sucede a otros bips con los que me trato.

El pasado sábado también hizo mucho calor, pero eso no nos impidió ir a Alcalá de Henares a ver a una gran amiga del foro... os lo cuento mañana.

1 comentario

cecilia -

Hola carne, me gusta lo que escribes, no me pierdo ningún escrito. Yo padezco trastorno obsesivo compulsivo, complicado con ansiedad y depresión. Me gustaría que visitases mi blog, hace poco que lo tengo, y estoy muy ilusionada. También pquería pedirte un favor, si puedes incluirlo en tus enlaces de tu blog. Gracias.