Imposible
Sí, cuántos bipolares han hecho la vida imposible a ... quien fuere.
Y cuántos no bipolares putean cada día... yo diría que más. Hay más parejas en crisis por cualquier otro motivo que dirán eso mismo, además del "no puedo vivir contigo ni sin ti". ¿Y los hijos? Fuente de problemas constantes, sobre todo (supongo por lo visto) en la adolescencia, y no tendrán bipolar. Las personas somos así y siempre la pagan los cercanos, la familia.
Volviendo a lo bipolar:
El bipolar, enfermo, en episodio, no es consciente del daño que hace.
De ahí que la información que reciba sea crucial. Que desarrolle una conciencia de la enfermedad sin la cual el resto es papel mojado. Que se ponga bajo tratamiento. Que se tome la medicación y siga la pauta.
Esto es responsabilidad de su psiquiatra y de su terapeuta en los inicios. Pasa a ser responsabilidad del enfermo algo más tarde.
A muchos nos han llevado a rastras. Tras mi diagnóstico, informé a Madre y Hermano y "lo mío" fue llevado "en familia". Otros no son diagnosticados ambulatoriamente, a otros la policía les lleva al psiquiátrico porque están mal, no quieren ir al médico, se fugan, y se da aviso, y es lo que hay que hacer, lamentablemente.
Una vez "te han llevado", por fin un médico puede atenderte, porque no sólo va a diagnosticar sino a ayudar a estos procesos que harán del enfermo bipolar, si se cuida y es consciente de los riesgos que comporta su enfermedad, y para ello hace falta información. Y si el psiquiatra se limita a extender recetas, yo abogo por la ayuda de un psicólogo especializado.
No sé si existen "casos imposibles" hablando de bipolares, seguro que sí. Porque sí sé de muchos "casos imposibles" no bipolares, pues más se han cruzado en mi vida los no diagnosticados, los que no padecían bipolar, que eran unos capullos, cabrones, hdp, y un largo etcétera. Tomando como "caso imposible" la expresión popular. No sé cuál es el tanto por ciento de bipolares que no responden a ningún tratamiento y tienen la desgracia de estar permanentemente sufriendo y haciendo sufrir.
El que primero sufre, es él.
La salud no tiene precio, y una vida en armonía tampoco. El bipolar enfermo y sin diagnosticar pasa un infierno que de bonito no tiene nada. Hay que arrastrarle al tratamiento, es mi opinión, después de haber pasado por ello, trauma sobre trauma, infierno y pérdida de libertad y autonomía, más infierno.
A rastras. No cabe otra con un enfermo que no va a reconocerse como tal, porque la enfermedad es así. Una putada, también lo es la FMF... mañana hablaré de ella... o lo harán por mí.
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2 comentarios
fernando -
Keka -
Llevo un mes leyendo, informándome, consultando sobre el tema de la bipolaridad. No porque yo la padezca, pero sí una persona maravillosa que acaba de entrar en mi vida. Sólo él sabe lo que ha pasado, y lejos de querer ser su psicóloga, su enfermera ni su madre, me dispongo a empezar un viaje que espero sea largo y esperanzador, a su lado.
Me lo dijo a los dos días de conocerme. Tiene 33 años y fue diagnosticado hace dos años y medio aproximadamente, desde entonces se medica y acude regularmente al psiquiatra, está estable, bien, con sus días buenos y malos como todos. Pasó 10 años de su vida con depresiones muy intensas en las que me ha contado que se olvidaba hasta de cómo se abría una botella de leche, a pesar de lo cual no dejó de levantarse para ir a trabajar. Fue en su único episodio de hipomanía, hace cuatro años, cuando se personó en el hospital pidiendo que lo ingresaran, después de 4 mese de euforia desmedida, locuras, de no comer, no dormir. Todo aquello provocó un divorcio con la que para entonces era su mujer, pero me imagino que no fue sólo por eso, yo he tenido rupturas muy dramáticas y no soy bipolar ni mis parejas lo eran (eran otras cosas por diagnosticar.)
En todo caso no voy a negar que todo esto me pesa, me supone debatirme entre lo que siento por él y lo que puede suponer convivir con este problema. No sé qué debo hacer pero ya estoy haciendo al mismo tiempo viéndolo.
Nunca me había cuestionado ciertas cosas y estoy aprendiendo mucho de mí misma y de la sociedad en la que vivimos desde que lo conocí, pero tampoco quiero caer en el optimismo más patético negando que el tema requiere de una fuerza especial para sobrellevar posibles crisis.
Me pregunto hasta qué punto una persona con este trastorno puede llevar una vida equilibrada.
Felicitarte en todo caso por la inteligencia con la cual hablas de ciertos temas, de ciertas "mokitas" (palabra que se refiere a "la verdad que se esconde, aquello que todos sabemos pero que nadie dice", en un idioma hablado en Nueva Guinea si no me equivoco.)
Un saludo.