El medidor
Debo tener incorporado un medidor de ganas de vivir, o de hacer cosas en oposición a la apatía, pues hablo del vivir cotidiano: el despertarse y no dejarse vencer por "en la cama nadie me hace daño", el ducharse porque te hueles y no, tampoco esos pelos no son los que te gustan y si no lo arreglas no saldrás a la calle.
Que salir a la calle no es una montaña (1. Abrir la puerta 2. Llamar al ascensor 3. Salir del portal) una vez vestida.
Qué obvio parece todo y para nada lo es. Resignada a pasar otro día en la apatía, o con un doble de ansiedad gratis, me he descubierto despertándome cinco minutos antes que la alarma sin sueños raros, y algo más tarde, no preparada sino no horrorizada o no en un planeta donde el agua por las mañanas simplemente no existe. De forma que me he duchado sin trauma alguno y me siento bien.
Bueno... bien, y con la incertidumbre de qué haré este día festivo. Un medidor dice Madrid: chubascos 12º-6º.
El mío, el de las ganas de vivir, no lo tengo muy controlado, sólo sé que me he despertado como debería a diario: a las 9 horas (ahora es lo que toca), poniendo el pie en el suelo y: poniendo música. Lo de la música está en un nivel bajo en esa escala, lo sé. Por ello es todo un acontecimiento empezar el día de forma... normal.
Por eso posteo, porque el nivel me lo permite. Incluso... busco fotos.
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Marta -