Kilos de infelicidad
He perdido diez kilos en lo que va de año. Cuando se tiene un sobrepeso como el mío, parece una hazaña, pero no: he vuelto al peso que tenía aproximadamente el pasado marzo de 2006. Es decir, me siguen sobrando unos diez kilos. Sigo muy lejos, y soy consciente de que ya no alcanzaré lo que tenía antes de enfermar: 10 y hasta 15 kilos menos.
Lo gané por el cambio de medicación en verano (sí, las pastillas de por sí engordan), lo gané por comer de más gracias a las pastillas, lo gané por sedentarismo, lo gané por estar encerrada en casa. Me apagué ese semestre... esa depresión subclínica o lo que sea que llegaron a decirme.
Llegó Navidad, decidí no participar en ella por no ponerme mala, y luego llegó mi madre, y su visita provocó un switch o cambio de chip que fue maravilloso.
Cuando empecé a perder, estaba claro: esos tres kilos, rápidos, caminar más de dos kilómetros al día mientras comes ensalada... eran kilos de infelicidad. Porque saliendo de casa, caminando entre la gente, mis iguales, me sentí feliz.
Lo bueno no dura y hacia mediados de febrero volví a mi concha, mi casa, donde nadie puede dañarme si no salgo. Y desde aquí, he descubierto que también es posible perder kilos por infelicidad, siguiendo con la ensalada... pero sin renunciar al azúcar en el café, pues soy adicta a ambas cosas, y por cierto también al aceite de oliva virgen.
Sea como sea, hoy me he atrevido a probarme (llevaba una semana pensando en ello pero se confirma que no soy presumida) un par de cosas... y voy a salir, si soy capaz de cumplir con el resto de la lista de tareas de hoy... con unos tejanos que estaban ahí hace muuucho tiempo. Van a cadera, es decir, adelgacé al parecer de caderas y culo, pero hay que tapar esa enorme barriga de alguna manera. Hoy me dijeron que no estoy tan gorda, o no gorda... hay quien te mira con buenos ojos o es que ha de ir al oftalmólogo.
Menudo año. Oscilando hasta en el peso. Felicidad, infelicidad. He dicho muchas veces que esta (la de esta bipolar) es una forma de vivir, oscilante como el tiempo.
Por si acaso, no tires demasiada ropa que te iba bien con 5-10 kilos de más. Eso sí, escóndela para no llorar cuando abras el armario.
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