Blogia
Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Trastorno Bipolar: reciente entrevista con el Dr.Vieta

Trastorno Bipolar: reciente entrevista con el Dr.Vieta

 

La psicoeducación es darle al paciente todos los instrumentos
que él puede manejar para mejorar su pronóstico



“Es evidente que el paciente con trastorno bipolar no está preparado para decidir qué tratamiento es el más eficaz, porque no tiene el conocimiento técnico, pero sí es la persona más adecuada para, por ejemplo, saber reconocer los síntomas de recaída a tiempo, ya que sabe mejor que nadie que síntomas específicos le ocurren a él, puesto que cada caso es distinto”, señala el doctor Eduard Vieta en esta entrevista


Madrid, 5 junio 2007 (AZprensa.com)



El doctor Eduard Vieta, del Hospital Clinic de Barcelona, habla en esta entrevista de la importancia del manejo de las crisis, las situaciones en las que resulta especialmente difícil realizar un diagnóstico de trastorno bipolar (TB), la importancia de la adherencia al tratamiento y la individualización del tratamiento para responder a las necesidad específicas de algunos pacientes.

¿Cuánto hay de genético en el TB?

Decir cuánto es un poco pretencioso, pero desde luego hay un peso importante de la genética. Sabemos desde siempre que el TB se agrupa en familias, que las personas que diagnosticamos de TB tienen más antecedentes, por lo tanto es evidente que hay una relación entre la herencia y el TB. Ha habido estudios en gemelos que demuestran claramente el efecto de los genes.

En este momento, además, tenemos ya marcadores genéticos identificados, que, lo que hasta ahora confieren es un aumento del riesgo, no determinan, no es una enfermedad que podamos decir ya que está determinada genéticamente, pero está influida por los genes y si quisiéramos hacer una aproximación diríamos que alrededor de un 60 por ciento de la enfermedad es genética.

¿Qué relación hay entre drogadicción y TB?

Es una relación bidireccional. Las personas que toman drogas tienen mayor riesgo de desarrollar un TB que las que no las toman, y las personas que tienen genes de riesgo de TB también. La combinación de los dos factores es lo que hace que veamos con tanta frecuencia la asociación de TB y consumo de drogas.

En general también es verdad que alguien que haya desarrollado TB, a veces por el tipo de vida que puede acabar llevando, más asociado a pérdida de empleo, marginalidad, puede acabar también tomando drogas. Es decir, es una relación compleja, pero sabemos que van en las dos direcciones, que las drogas pueden despertar el TB y que además el trastorno puede conducir al consumo de drogas.

¿Por qué se tarda en general años en diagnosticar el TB?

El retraso diagnóstico es muy grave porque la mayor parte de los problemas se producen en los primeros años.

Después del primer episodio el 40 por ciento de los pacientes vuelven a su vida normal, pero un 60 por ciento no, con lo cual ese 60 por ciento ya tiene secuelas de ese primer episodio.

El retraso diagnóstico tiene que ver con varios factores, uno es que la enfermedad es polimórfica, por ejemplo, la enfermedad puede presentarse, y de hecho se presenta con relativa frecuencia de entrada como una depresión. Si no hay antecedentes de manía o hipomanía, es imposible hacer un diagnóstico de bipolaridad, porque por definición bipolar significa que hay manía y hay depresión. Por lo tanto, al que empieza con una depresión en el primer episodio es imposible hacerle un diagnóstico de bipolaridad.

Hay factores de riesgo de bipolaridad que hay que tener en cuenta, como antecedentes familiares, algunos síntomas de la depresión, etc. Otro factor que ayuda al retraso diagnóstico, es que hasta ahora el TB era un área descuidada totalmente por la psiquiatría, no había ningún interés en ella.

Afortunadamente, a partir de la aparición de algunos fármacos novedosos ha habido un mayor interés en el TB y en este momento es un tema importante, del que se habla, pero para una generación de psiquiatras era un tema que prácticamente no existía.

¿Habría una fórmula que ayudara a conseguir un diagnóstico más temprano del TB?

La fórmula pasa por la educación de los responsables sanitarios, no sólo de los profesionales sanitarios, sino incluso más allá. Es evidente que es necesario que los psiquiatras sepan de bipolar. Ahora cada vez saben más, pero no sólo los psiquiatras, los médicos de familia también. Muchos desgraciadamente, por las razones que he dicho antes, no han tenido ninguna formación en este tema y no conocen lo que es.

Enfermería, trabajadores sociales, incluso los colegios y la población general, debería saber, igual que sabe lo que es el colesterol y lo que es la diabetes, al menos la gente debería saber lo que es, porque sino vienen a buscar ayuda con siete años de retraso, cuando ya muchos de los problemas no tienen solución.

¿Juega el paciente de TB también algún papel en su propio diagnóstico?

Cada vez más, porque afortunadamente existen vías a través de las que la gente se informa y conoce.

Todavía esto es una utopía, pero en los países desarrollados, a través de Internet, a través de las asociaciones de pacientes, de programas de TV, o a través de medios de divulgación, se empieza a saber algo. Entonces, personas que sufren síntomas que no pueden explicarse, buscan y acaban a veces encontrando una información que encaja.

Eso a veces también puede ser una fuente de errores, pero estas personas si son inteligentes y están bien asesoradas, vienen a consultar un profesional. A mí me ocurre con cierta frecuencia que vienen a consultarme personas autodiagnosticadas, algunas erróneamente, pero otras con acierto.

¿Qué es la psicoeducación?

La psicoeducación es dar información, pero es mucho más información, es darle al paciente todos los instrumentos que están en manos del paciente para mejorar su pronóstico. Es decir, lo que hacemos es transferir al paciente las herramientas que realmente creemos que manejará mejor que el médico.

Es evidente que el paciente no está preparado para decidir que tratamiento es el más eficaz, porque no tiene el conocimiento técnico, pero sí es la persona más adecuada para, por ejemplo, saber reconocer los síntomas de recaída a tiempo, ya que sabe mejor que nadie que síntomas específicos le ocurren a él, puesto que cada caso es distinto.

Cada enfermo es un mundo y cada paciente sabe mejor que nadie en él que síntomas preceden a la recaída. Nosotros les enseñamos a qué tienen que hacer cuando ocurre, les enseñamos a tomar la medicación correctamente, les enseñamos como asegurarse de que non va a fallar en la toma de la medicación. Les entrenamos también en llevar una vida regular, puesto que sabemos que el sueño es fundamental en esta enfermedad, que dormir las horas adecuadas da un plus de estabilidad, y por tanto se lo explicamos y les damos información sobre ello.

Es decir, la psicoeducación es una mezcla de información, apoyo y técnicas de entrenamiento para que la persona desarrolle habilidades que complementen el tratamiento que le da el especialista.

¿En el TB es más sencillo tratar la fase maníaca o la depresiva?

En general tenemos más recursos para tratar la manía que para la depresión.

La depresión bipolar es compleja, es una enfermedad en la que venimos de tiempos en que no había atención al trastorno bipolar. Todavía estamos arrastrando datos de depresión unipolar, depresiones comunes a depresión bipolar y sabemos que eso no es lo correcto, pero a falta de mejores datos todavía utilizamos mucho antidepresivos, que muchos de ellos no están probados en depresión bipolar sino en depresiones normales. La depresión bipolar es un área que necesita mucha más investigación, aunque por suerte ya se está haciendo.

¿Hay algunas medidas que faciliten la adherencia del paciente con TB al tratamiento?

Las medidas que facilitan la adherencia en el TB son desarrollar la conciencia de enfermedad y eso es lo que hacemos con la psicoeducación.

Igual que una persona puede o no admitir que tiene una hipertensión y entonces tomar las medidas de tipo dietético, de ejercicio, o de tipo farmacológico necesarias, con el TB ocurre algo parecido. Nosotros lo que hacemos es intentar que los pacientes asuman que tienen una enfermedad. Es mucho más difícil porque hay mucho más estigma social al TB que a la hipertensión, pero una vez que lo asumen les damos con la psicoeducación las herramientas necesarias para que tomen bien la medicación y se beneficien de un buen pronóstico a largo plazo.

¿Hay pacientes con TB que sean especialmente difíciles de tratar?

Sin duda. Hay pacientes bipolares como los que no tienen conciencia de enfermedad, los que consumen sustancias, los que tienen síntomas mixtos mezcla de depresión y manía, y los cicladores rápidos, que son más difíciles de tratar.

¿Qué opciones de tratamiento tiene una mujer con TB durante el embarazo o el post-parto?

Este es un caso siempre delicado, porque las embarazadas, o las mujeres con riesgo de quedar embarazadas son excluidas sistemáticamente de los ensayos clínicos, que es de donde sacamos la información más pura. Pero como no se puede, por razones éticas, incluir personas con riesgo de embarazo, la información la acabamos obteniendo de los casos que se van produciendo de forma natural.

Actualmente sabemos que, por una parte el embarazo y sobre todo el postparto es una época de máximo riesgo de recaída, y por otra parte sabemos que algunos de los fármacos que utilizamos pueden comportar riesgos de cara al feto, con lo cual, dependiendo de la gravedad del caso, de la voluntad de la mujer, de las circunstancias, etc., cambia mucho la orientación que se da.

El embarazo, contra lo que se decía, no protege contra la enfermedad. Lo que sí está clarísimo es que el postparto es una etapa de máximo riesgo y las recaídas en muchos casos son de más del 80 por ciento, o sea que la dificultad está en proteger a la mujer de una recaída tras el parto, por eso muchas veces lo que se hace es reintroducir el tratamiento inmediatamente después del parto intentando prevenir la recaída posterior.

¿Cuál es su opinión del uso de quetiapina en el tratamiento del TB?

Los datos que hay publicados sobre quetiapina en TB son muy positivos y demuestran que es un fármaco eficaz en la manía y que es un fármaco eficaz en la fase depresiva, y esto es una gran novedad, porque en principio los fármacos de la familia de la quetiapina se asume con facilidad que son antimaníacos, porque son antipsicóticos y sabíamos que los antipsicóticos son antimaníacos, pero la sorpresa vino cuando se pudo comprobar que en la fase depresiva su efecto no se limitaba puramente al alivio de algunos síntomas como el sueño, la ansiedad, la falta de apetito, sino que realmente iba más allá y tenía un efecto global sobre la depresión. En este momento tenemos por tanto un fármaco eficaz en manía y en depresión.

. . .

Completa reproducción del artículo original, a pesar del barrer para casa de la última pregunta...

http://www.azprensa.com/noticias_ext.php?idreg=30124&AZPRENSA=f5a6f1698091c70b16c5a4ce822ecb2a

***

0 comentarios