Descompresión: vida sana
Poco tabaco, menos internet, un té y café y medio después de comer. Zumitos, yogur, fruta, ensalada de forraje, y algún segundo plato. Sólo corre vitamina C por mis venas y creo que está barriendo a Z. definifivamente.
No sólo ducha para la niña, sino peinado: fijador en el pelo. Aunque no puedo comparar el resultado con el después de salir de la pelu hace ya más de un mes, no me veo mal al espejo. Creo que he adelgazado pero no hay báscula para confirmar nada: no suelo pesarme, con mirarme tengo suficiente.
Estoy leyendo, gran re-novedad. Lo cierto es que no se me ocurre otra forma de dormirme, después de tantos años con esa rutina; lo de las películas es del todo provisional y además fatal porque acabo en el sofá dormida. Lo malo es cuando comienzo a ver mal, como ahora, y todavía no he desconectado del mundo aunque espero hacerlo en breve.
Di un paseo, no sin cierto esfuerzo por la ansiedad de encontrarme sola de vuelta: ese momento del "qué coño pinto yo en el centro y ahora qué hago, deambulo o voy para casa". Y bueno, ya se sabe: si todos van en manga corta y alguien lleva una chaqueta (ya de verano) negra, esa es Blue. Una mujer me llamó "mujer" para pedirme un cigarrillo. No doy tabaco, pero esta vez lo hice viendo su aspecto envejecido por la vida en las calles.
Ojalá me esperen 8 horas de buen sueño, que las necesito después de un sueño demasiado ligero ayer. Cantidad no es calidad en estas cuestiones y no hubo ni una cosa ni otra.
Y eso es casi todo, amigos. A quién le importa qué leo, qué hago por el centro, y con quién me veo... a mí, a mi vida privada.
***
Imagen: un diseño de Jamaika (en los enlaces del blog)
1 comentario
Myriam -
Un beso