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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

De: Carne de Psiquiatra. Asunto: Sermón para Blue

De: Carne de Psiquiatra. Asunto: Sermón para Blue

Versión audio del post: http://rapidshare.com/files/95631531/Sermonblue.wav.html (Instrucciones al final). 

 

Últimamente has estado leyendo bastante sobre religión, en contra de tu voluntad, pues entre doctrina y doctrina había un tramo de acción en esa novela que te interesaba y devoraste como solías hacer de joven, aunque un párrafo concreto te dejase kaputt, pero seguiste leyendo.

Te sugiero pues que te tomes esta carta como un sermón, entre tú y yo. Así igual no me haces puñetero caso, pero dicho estará y no te deseo mal alguno. O sí me haces caso, porque hablamos el mismo lenguaje y los hechos están ahí para que si tú no los interpretas, tu amiga Carne de Psiquiatra intente ayudarte al igual que el resto. A su manera, ya sabes que es poco diplomática, por no decir que bastante bruta, pero sabes que es buena gente.

El otro día creí escuchar en un documental sobre el Tíbet que los monjes budistas tienen 200 normas, y cuando ascienden a un nivel superior, les caen otras 300. Así es como lo recuerdo, y si no es verdad, me da igual que me lo esté inventando: quédate con la idea.

Tienes información suficiente sobre el Trastorno Bipolar para saber que no te puedes tomar las cosas a la ligera, pues hay normas y reglas de juego. Qué te he de decir que no sepas y hayas relatado aquí. Has pasado por un calvario y ahora estás en libertad condicional, pues ahí siguen monstruos acechando y recuerdos amargos, ya sean diarios o pesadillas. No hay libertad absoluta en este negocio que empezó con tu diagnóstico.

Te escribo porque "más que algo" me dice que estás incumpliendo algunas normas. Te sientes libre porque estás bien. Debo recordarte que no eres libre, que te sujetan a la cordura y la serenidad algunas reglas.

La número uno nunca la discutiste: tomarse las pastillas. Si era lo necesario, lo era, tú querías salir de este sufrimiento psíquico que estaba acabando con tu vida y con tu cuerpo. Pero has sufrido entonces además a todas las pastillas, en especial a la píldora S. a la que nunca perdonarás, pero sabes que ha contribuido a tu bienestar actual, aunque tú sólo hayas notado, día a día, sus efectos secundarios, y un serio revés cuando la hipotensión te dejó tirada en la calle con el resultado de una lesión de columna vitalicia. Otras pastillas también te producen efectos secundarios, pero ya tienes experiencia quizá más que suficiente en tu historial sobre el tema, "vamos a probar este medicamento" porque no existe la píldora para el Trastorno Bipolar sino tantísimas veces, un cóctel. La última experiencia, hace casi dos meses... menudos globos con la nueva pastillica, colega.

A partir de ahí, ya sabemos lo que hay. Los hábitos, la rutina, la psicoeducación. El camino al Nirvana, vamos, con esas 200 normas. Que me perdonen los budistas, pero algo tengo que decirle a la atea de Blue.

El sueño es la segunda norma para ti. Siempre fuiste ave nocturna, como tantos otros bipolares. La noche era la aliada de tu mente pero ahora te han dicho que debes vivir durante el día y recibir sol. A medianoche, en vez de salir del ataúd, te han dicho que debes meterte en él, después de tragarte las pastillas. Y dormir ocho horas, cosa que puedes hacer sin esfuerzo porque además de estar sedada por las pastillas, siempre lo necesitaste con excepción de aquél episodio raro que llamaron manía en mayo de 2003.

Y últimamente estás haciendo demasiadas excepciones a ese toque de queda. Ya, ya sé que en este país las películas son programadas para acostarse a la una de la mañana (envidia de esa hora en Canarias), al contrario que otros países, más conscientes del horario laboral y de eso que llaman los ritmos circadianos. Si ves una película, y acaba cerca de la una, sabes que necesitarás media hora para que tus neuronas se relajen, y acabarás en el ataúd a eso de las dos. No, guapa, ya sé que no lo haces cada día y que reivindicas tu derecho a ver una película de vez en cuando, y más si es de las buenas, que escasean. Pero ten presente que al día siguiente, no te levantarás del todo bien, porque si duermes ocho horas, habrán sido a deshoras y tu cuerpo lo va a notar. O dormirás menos, directamente, y tus neuronas no están acostumbradas. Te levantarás con el pie izquierdo y perderás el día.

Llegaste a escribir que pararías actividad intelectual de 22 a 23 h., para preparar el sueño. Pero claro, ¡es cuando estás más despierta! ¡Cómo cuesta renunciar a eso! Pues mira, acuérdate de esos monjes que tienen 200 normas.

No es ninguna norma que la vida hay que vivirla y no pensarla. Aunque nos encallemos. Pero hija, pensar dos días en darle al botón de la lavadora y luego que pasen dos horas hasta que la tiendas, tiene narices.

Tienes un mandato del psiquiatra, tienes que tomar decisiones en aspectos que constituyen tu rehabilitación, en adquirir hábitos sanos. Decisiones que afectan al cómo hacerlo, el qué, ya lo sabes. Vuelve a pensar en la disciplina de esos monjes.

Por la mañana. Mientras miras a la ducha de reojo y piensas que deberías ducharte, lo que deberías hacer mientras lo piensas es desnudarte y abrir el grifo al mismo tiempo. Entonces, será más fácil que te metas. Has fracasado en la estrategia de la ducha nocturna pues nunca fue tu hábito. Diseña estrategias para triunfar en la ducha diurna. Allánate la vida, es más simple de lo que parece. Cuando te has duchado te dices: porqué no lo habré hecho antes.

A mediodía. Todo el mundo está comiendo, es tu hora para ir al supermercado. Es una especie de vampirismo también. Esta te la dejo pasar, porque sé que odias las superficies llenas y las colas, con la condición de que si no has comido antes, lo hagas inmediatamente después de esa compra. Búscate la vida, colega, mientras cuidas el colesterol.

Por la mañana y por la tarde. Mientras te asomas y ves a la gente paseando, y te dices que deberías estar ahí. Mientras piensas y observas, lo que debes hacer es empezar a vestirte. ¿Que no te has duchado? Mala suerte, pasó el momento, game over hasta mañana. Sal a la puta calle y da la vuelta a la manzana, no tienes que llegar hasta el Círculo de Bellas Artes de la calle Alcalá, así que no te preocupes demasiado por lo que te vas a poner. Además, ya tenías previsto el obstáculo de las fobias, por eso te compraste tres vestidos, la opción fácil y menos engorrosa, la opción que oculta tus kilitos de más que tanto te molesta enseñar. No pasa nada, verás gente más gorda que tú en la calle, y lo llevan con dignidad, ¿por qué tú no? Venga, sal.

Por la noche. No sabes cómo me alegra que últimamente hayas recuperado tu capacidad para leer, pues has devorado en tu vida lo que si contases ahora, serían muchos metros alineados. No cuentes el pasado, es un consejo. Ni al pasado que conoces, tener que acabar ese libro que te ha enganchado, no poder dejarlo para mañana, y acostarse al alba. Sabes que ahora no puedes hacerlo, pero como puedes seguir leyendo sin un reloj cerca, y más si usas la opción de pantalla completa con un e-book, las horas pasan. Y prefieres olvidar que ha pasado la medianoche. Te digo lo mismo que con lo de la tele. Y te recuerdo que debes tomar las pastillas a medianoche como muy tarde, sin excusas. Entonces sí que no podrás leer, escribir o estudiar.

Menos mal que no te has apuntado a la universidad, como llegaste a especular. Tenía sus ventajas, sí, tienes gratos recuerdos de esa época y de la gente que conociste. Pero podrías volver de nuevo a los hábitos del pasado. Recuerdo que esperabas precisamente a la noche para estudiar o realizar tus trabajos, porque en tu habitación no había ruidos de ningún tipo y siempre necesitaste el silencio. En época de exámenes, eras toda una vampira, y te presentabas en el aula sin haber dormido. Blue llegaba a casa vencedora y exhausta, dormía entonces, y se preparaba para el siguiente examen. Hiciste bien y te diría que ni se te ocurra estudiar, no ahora, eres consciente que con los efectos secundarios tu cabeza sólo soportaría esa carga de alta concentración por la noche, cuando está completamente despejada. No te puedes permitir ese lujo, no hiperactividad mental a esas horas. Repito: pastillas a su hora, y descanso mental. Además, no necesitas estudiar más en formación reglada para la obtención de un título homologado, siendo franca.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

 

SEGUNDA PARTE

Ni otros lujos, puedes permitirte. Odiabas la hoja de cálculo y el programa de presentación de diapositivas porque te recordaban al trabajo que contribuyó a tu miseria posterior. Ahora ya lo has superado. Tienes una hoja de cálculo preciosa donde los números dicen que has de llevar una vida austera. Realmente, a veces te pasas, de monacal, a ti que nunca te llamó la vida monástica, siempre pisabas firme el mundo, incluso creyendo contribuir como voluntaria para que fuese algo mejor.

Pasado, pasado es. Por algo le llamas "Nueva Vida", incluso en el blog.

Ahora más te vale comportarte como una monja budista. Conoces perfectamente las normas.

Piensa de vez en cuando: qué estoy haciendo. Y acto seguido: qué debería estar haciendo.

Piénsalo ahora.

Seguro que se te han ocurrido al menos diez cosas con un simple vistazo a lo que te rodea.

Pues hazlo. Luego viene alguien y todo son prisas. La obligación extraordinaria es más fuerte que la motivación ordinaria. Hay que invertir eso.

Por eso sólo te pido que de vez en cuando hagas ese ejercicio.

El sermón de hoy sobre el sueño, que ha sido tu gran problema toda tu vida, como te hecho saber por tu propia trayectoria, es algo sobre lo que deberás trabajar en tu interior muy duramente. En su día dejaste de beber, te costó porque estabas mal, pero ahora ya no bebes. Te recuerdo de nuevo que estás en libertad condicional y nadie te asegura que no recaigas. Nunca digas nunca jamás, o tienes pasaporte al infierno.

Una vez lo comentamos en otra de nuestras cartas, al poco de mudarte a Madrid, y estuvimos de acuerdo en que no saldríamos de noche, ya no por el sueño hecho pedazos, sino porque tienes un pasado en la Noche, también, y qué fácil es volver al infierno, lo cataste pronto, lo detectaste a tiempo, y resolvimos el tema. Todo tiene un precio, perdiste lo que podían haber sido nuevas amistades en tu nueva ciudad. Amistades a las que sólo verías de noche y por ello tuviste que descartar.

Eso pasó ya, pero tienes muchos otros frentes. Llevas dos años en esta asignatura de los hábitos.

Debes automotivarte y no sé con qué, pero tu fuerza de voluntad, que siempre fue caprichosa, ahora debe ejercitarse y dotarse de estrategias donde otras fallaron. Piensa que tienes unas 200 normas, que quizá debas escribir, porqué no, te parecerán tan simples como: coger el cepillo de dientes, ponerle pasta, meterlo en la boca. Ahí tienes tres acciones y todavía no te has lavado los dientes. O lo tomas como una norma, o nunca te decidirás a hacerlo cada día. Y si lo consigues, será cada día a la misma hora.

Y me dirás que si lo consigues, serás la perfecta monja, que cuando no pueda aplicarse sus 200 rutinas diarias, en un sólo fin de semana cuando te inviten unos amigos a salir de la ciudad, se sentirá muy chocada ante un entorno que no le hace recordar sus propias normas. Lo sé, es doloroso, pocas rutinas tienes y encima las pierdes a la mínima.

Has avanzado, has retrocedido. Difícil equilibrio, cuidarse pero a la vez poder hacer vida social, como todo el mundo. Ver una película, como todo el mundo. Te felicito, ya no comes a medianoche, y sé que una pastilla o dos tenían gran parte de la responsabilidad, por tanto te felicito porque te hayan rebajado la dosis.

Recuerda, por cierto, lo que te dijo la monja en el psiquiátrico: tenemos una existencia diferente.

No deberías estar escribiendo, tienes platos por fregar y ya pasaron los efectos secundarios de la mañana.

El blog, muy bien, escribe en el blog. Hasta me parece bien que últimamente no pongas fotos, si ello te ocupa más tiempo. Menos blog y menos fumar mientras escribes en el blog, por cierto. Deberías estar escribiendo el cuaderno de rutinas, necesario mientras precisamente no sigas rutinas para detectar esos problemas, y no deberías haberte tomado otra taza por descafeinado que diga el paquete. Si estuvieses fregando el suelo, no fumarías.

Te estoy viendo y debo pensar que tienes un día raro. No necesitas una botella de alcohol destilado a tu lado para escribir al estilo de los míticos escritores, a ti sólo te basta el café y el tabaco. Acabas de vaciar un cenicero lleno, y de servirte una taza. No me vengas otra vez con que es descafeinado, hoy estás agilipollada niña y la cosa ya clama al cielo. No puedo dejarte sin tabaco, pero quizá, al igual que no tienes en casa ningún tipo de bebida alcohólica, quizá debas hacer lo mismo con el café, no comprar, y bajar a tomarte uno al bar por la mañana, y sólo uno porque vale 1.10 euros y si lo metes en la hoja de cálculo verás el resultado del presupuesto, que se equilibrará algo con la no-compra en el supermercado.

Perdona mi tono, pero hacía días que quería hablar contigo y ya estoy algo crispada, más con lo que acabas de hacer, así que me ha salido todo del alma quizá con palabras duras pero insisto, con intención de ayudarte.

Ya me dirás algo, o no.

Besos,

Carne de Psiquiatra

P.D. Sí, somos la misma persona, y qué, siempre acabo las cartas y mails igual. Prefiero pegarme la bronca a mí misma, pues un problema localizado es un problema que tiene solución. Todo tiene solución menos la muerte, se dice.

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De los archivos de Blue (en operación limpieza y rescate)

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Para bajar el archivo audio del post:

1. El enlace nos lleva a la pantalla principal de Rapidshare, el servidor donde he subido el archivo "Sermonblue.wav".

2. Se muestra una tabla con dos botones al final: "PREMIUM" y "FREE". Pinchad FREE."

3. Nos lleva a otra pantalla donde se nos hace esperar unos momentos, tick tack, el cronómetro va marcha atrás. 

4. Se nos dirige a otra pantalla donde sólo debemos teclear unos dígitos. Intro.

5. Por fin aparece el diálogo de descarga, "Guardar como" (No la primera opción "Abrir...). El archivo se descarga en el escritorio o "mis documentos"; si no lo encontráis ahí, buscadlo por su nombre en el PC.
 

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7 comentarios

TuXo -

Que voz mas fría la del audio-post (es de Loquendo no?).

asmel -

Esta niña es grande. Yo no puedo entrar por aqui por que me engancho... Su lectura es adictiva. Un besito reina.

marilo -

Como siempre genial querida blue. Cuanto nos enseñas cuando aprendes. Te quiero

Myriam -

Por cierto, esta fatal eso de que deje que alguien escriba antes de que tu termines de editarlo...

Yo no tengo la curpaaaaaaaaaaaa ...jajaja

Myriam -

No, no lo he citado, lo enlazado, como suelo hacer y ademas, una vez más recomiendo la lectura del blog.
Besote

Carne de Psiquiatra -

Myriam, has entrado cuando estaba editando el post. Quería partirlo y colgar la segunda parte mañana, pero ahora ya está hecho.

Ahora recuerdo que te mandé este texto en su día. Menuda paciencia tienes, porque es "tocho de coj..."

Enlázalo donde quieras, tu nivel de netiqueta es muy alto, por lo que seguro que citarás su procedencia.

Un abrazo.

Myriam -

Se me habia olvidado este post, que tambien me encanto la primera vez que lo lei.

Una vez mác chapó, lo enlazo desd ebiponeuro, para que nadie se lo pierda...y ya puestos tambien se lo mandare a los compañeros de la Asociación.Es un lujo de texto, blue,querida blue...un beso enorme, tenemos conversación pendiente.