Veneno
Estos días se habla mucho de Ucrania porque el resultado de las últimas elecciones no está claro, por decirlo rápido y mal. Y hay un individuo en Ucrania, precisamente el candidato opositor, Viktor Yuschenko, que antes era un guaperas y ahora una máscara horrible. ¿Qué le pasaba al Sr. Yuschenko?
El Sr. Yuschenko lleva más de un mes buscando un diagnóstico. Se ha hecho tratar en Viena. Sin comentarios, o uno muy tonto: cuando alguien importante enferma seriamente, rara vez es tratado en su propio país. No sé si en su día, 1990, la hernia discal del ex presidente ruso Yeltsin fue muy grave, pero se la hizo operar aquí, en Barcelona. Lo que provocó comentarios del tipo qué médicos más buenos tenemos aquí y memeces de este estilo. Porque los famosos que tienen cáncer se van a Houston, y en avión privado.
Hoy por fin el equipo de médicos vieneses lo hará público. El diagnóstico de Yuschenko (...) En efecto, lo he seguido online, el anuncio ha sido a las 15.00 y el diagnóstico ha sido envenenamiento con dioxina. Señores, volvemos a la época de Rasputin.
Poca broma. Esta sustancia, que los humanos usamos en pesticidas, por ejemplo, ha puesto muy enfermitos a los pobres cobayas: un alto nivel de tumores, desórdenes cutáneos, lesiones pulmonares, daños hepáticos, problemas en la sangre, pérdida de peso y muerte, después de exposiciones a dosis muy reducidas.
Y nos encontramos con un líder europeo envenenado. Esto hará correr ríos de tinta.
Se hizo muchas pruebas, a la espera del diagnóstico.
Sin diagnóstico no hay ni tratamiento ni pronóstico.
El pronóstico es como el del tiempo, si vas a ir a mejor, a peor, y más o menos cuándo.
Y a saber qué pronóstico le dan a Víktor, que debe tener el cuerpo destrozado a estas alturas ya.
En España, la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, habla muy específicamente de los derechos del enfermo:
Artículo 10.5. A que se le dé en términos comprensibles, a él y a sus familiares o allegados, información completa y continuada, verbal y escrita, sobre su proceso, incluyendo diagnóstico, pronóstico y alternativas de tratamiento.
Con esta ley en la mano, se podría denunciar a más de un psiquiatra, que ha ocultado a sabiendas el diagnóstico a un paciente. Conozco el caso de un joven bipolar que tras tomarse cinco añitos unas pastillas que le mandaron durante cinco añitos, fue todo contento al psiquiatra, porque ya había terminado el tratamiento. Y fue entonces cuando el hijo de puta le aclaró que lo suyo no había terminado, qué va, acababa de comenzar. ¿No te lo dije antes? Eres un enfermo crónico, chaval.
Hay quien es partidario de no dar noticias muy duras a un joven, o dárselas a dosis. Yo abomino de quienes me engañan en algo tan importante como mi salud. A este chico le jodieron la vida ese día, su ilusión se transformó en amargura permanente.
No sólo te envenenan tus adversarios políticos, también más de un psiquiatra a quien tú solo le causas la molestia de ser un expediente más, que no sólo no acierta con tu tratamiento, sino que te hace pasar por el calvario de ser un enfermo crónico en su consulta que acude a las visitas con efectos secundarios abominables. Quizá el cambio de fármaco de hoy se deba a las muestras que le dejó ayer un visitador médico. Qui lo sa.
Y se puede hablar de envenenamiento, por supuesto. Los psicofármacos atacan al hígado, y hay también otros efectos secundarios que pueden manifestarse quizá más adelante en forma de enfermedad crónica, una discinesia tardía por ejemplo, consistente en movimientos involuntarios, localizados básicamente en el rostro. Hay una página, Antipsiquiatría, llena de historias psiquiátricas cruentas.
Los enfermos mentales están bastante desprotegidos. Los psiquiatras se escudan en que tienen pocos medios, sí, ya sabemos que sólo disponen de la entrevista para diagnosticar y para pautar. Y diez minutos para atenderte en muchos centros de la Seguridad Social, no me cuentes tu vida que hay otros esperando.
Estas negligencias médicas no han de quedar impunes, no es excusa que tengan poco tiempo para dedicarle al enfermo para dejarle secuelas psicológicas, si no físicas, de por vida. Están jugando con veneno, con fármacos que pueden producir intoxicaciones, y que son más comunes de lo que pensamos.
El Sr. Yuschenko lleva más de un mes buscando un diagnóstico. Se ha hecho tratar en Viena. Sin comentarios, o uno muy tonto: cuando alguien importante enferma seriamente, rara vez es tratado en su propio país. No sé si en su día, 1990, la hernia discal del ex presidente ruso Yeltsin fue muy grave, pero se la hizo operar aquí, en Barcelona. Lo que provocó comentarios del tipo qué médicos más buenos tenemos aquí y memeces de este estilo. Porque los famosos que tienen cáncer se van a Houston, y en avión privado.
Hoy por fin el equipo de médicos vieneses lo hará público. El diagnóstico de Yuschenko (...) En efecto, lo he seguido online, el anuncio ha sido a las 15.00 y el diagnóstico ha sido envenenamiento con dioxina. Señores, volvemos a la época de Rasputin.
Poca broma. Esta sustancia, que los humanos usamos en pesticidas, por ejemplo, ha puesto muy enfermitos a los pobres cobayas: un alto nivel de tumores, desórdenes cutáneos, lesiones pulmonares, daños hepáticos, problemas en la sangre, pérdida de peso y muerte, después de exposiciones a dosis muy reducidas.
Y nos encontramos con un líder europeo envenenado. Esto hará correr ríos de tinta.
Se hizo muchas pruebas, a la espera del diagnóstico.
Sin diagnóstico no hay ni tratamiento ni pronóstico.
El pronóstico es como el del tiempo, si vas a ir a mejor, a peor, y más o menos cuándo.
Y a saber qué pronóstico le dan a Víktor, que debe tener el cuerpo destrozado a estas alturas ya.
En España, la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, habla muy específicamente de los derechos del enfermo:
Artículo 10.5. A que se le dé en términos comprensibles, a él y a sus familiares o allegados, información completa y continuada, verbal y escrita, sobre su proceso, incluyendo diagnóstico, pronóstico y alternativas de tratamiento.
Con esta ley en la mano, se podría denunciar a más de un psiquiatra, que ha ocultado a sabiendas el diagnóstico a un paciente. Conozco el caso de un joven bipolar que tras tomarse cinco añitos unas pastillas que le mandaron durante cinco añitos, fue todo contento al psiquiatra, porque ya había terminado el tratamiento. Y fue entonces cuando el hijo de puta le aclaró que lo suyo no había terminado, qué va, acababa de comenzar. ¿No te lo dije antes? Eres un enfermo crónico, chaval.
Hay quien es partidario de no dar noticias muy duras a un joven, o dárselas a dosis. Yo abomino de quienes me engañan en algo tan importante como mi salud. A este chico le jodieron la vida ese día, su ilusión se transformó en amargura permanente.
No sólo te envenenan tus adversarios políticos, también más de un psiquiatra a quien tú solo le causas la molestia de ser un expediente más, que no sólo no acierta con tu tratamiento, sino que te hace pasar por el calvario de ser un enfermo crónico en su consulta que acude a las visitas con efectos secundarios abominables. Quizá el cambio de fármaco de hoy se deba a las muestras que le dejó ayer un visitador médico. Qui lo sa.
Y se puede hablar de envenenamiento, por supuesto. Los psicofármacos atacan al hígado, y hay también otros efectos secundarios que pueden manifestarse quizá más adelante en forma de enfermedad crónica, una discinesia tardía por ejemplo, consistente en movimientos involuntarios, localizados básicamente en el rostro. Hay una página, Antipsiquiatría, llena de historias psiquiátricas cruentas.
Los enfermos mentales están bastante desprotegidos. Los psiquiatras se escudan en que tienen pocos medios, sí, ya sabemos que sólo disponen de la entrevista para diagnosticar y para pautar. Y diez minutos para atenderte en muchos centros de la Seguridad Social, no me cuentes tu vida que hay otros esperando.
Estas negligencias médicas no han de quedar impunes, no es excusa que tengan poco tiempo para dedicarle al enfermo para dejarle secuelas psicológicas, si no físicas, de por vida. Están jugando con veneno, con fármacos que pueden producir intoxicaciones, y que son más comunes de lo que pensamos.
4 comentarios
jessica -
coclicó -
En el terreno de la medicación pasan más cosas de las que están dispuestos a admitir los enfermos.
Sobre la toxicidad del litio, estoy cansada de tomarlo y saber que con la litemia estoy a salvo. Se ha creado mucha leyenda con este fármaco.
habría que hablar de los efectos paradójicos y de como mucho enfermos a base de rechazar la medicación logran que les siente como un tiro.
También es relevante saber que muchos fármacos podrían ser evitados si los enfermos practicaran deporte o hicieran otras actividades absolutamente recomendadas.He conocido mucha gente cebada a tranquilizantes y ansiolíticos incapaz de hacer deporte o una hora de paseo. también la falta de cultura sanitaria está detrás de los grandes consumidores de fármacos. En el terreno de la salud mental no solo el psiquiatra es responsable.
Carne de Psiquiatra -
Por eso afirmo que nos envenenan.
Y fuera del hospital, el litio deja de ser un medicamento estabilizador del humor en el momento que envenena tu organismo.
Así son las cosas, pero hay que seguir adelante, pensar que te bajarán esa medicación que ahora te convierte en un zombie, que mejorarás gracias al tratamiento.
Porque si no te lo tomas así, la alternativa puede ser indeseable para todos.
Alberto -