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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Felicidad escondida

Felicidad escondida

El cuento, según lo recuerdo, dice que una reunión de demonios decidió esconder la Felicidad para que el hombre no la hallase. Uno propuso el fondo de los mares, otro las cimas de las montañas… y por último habló el demonio más inteligente de todos, y dijo “escondámosla en el interior de los hombres, porque ellos la buscarán fuera y nunca se les ocurrirá la verdadera ubicación de la Felicidad”.

Como veo que no es lo mío contar cuentos, este es el regalo de Navidad que os hago, este relato narrado de principio a fin y otras historias de espíritu navideño. Os aconsejo que desconectéis los altavoces.

Tenemos la tendencia natural a buscar fuera lo que nuestro espíritu necesita, a buscar fuera de nosotros mismos los culpables de nuestros males, a justificarnos por todo, a pensar que algo externo ha de suceder para que seamos felices.

Esta manera de pensar sólo lleva a la amargura. Conozco gente que desde que se levanta ya está quejándose y lamentándose de todo. Y de todos, parece que estemos rodeados de imbéciles que conspiran contra nosotros. Son gente resentida, y se lo ves hasta en las arrugas, de tanto fruncir el ceño es público que su actitud ante la vida es esa. Y te cansa su convivencia, no hablan, sólo gruñen. Son gente muy negativa, y nociva para los demás, porque transmiten negatividad, y los humanos somos seres empáticos. Los bipolares, en mayor grado.

No he leído mucha literatura de autoayuda, porque no me gusta demasiado. Pero su mensaje sí, “móntatelo tú”. Si tú no te lo curras, nadie te lo va a dar. Cada uno teje su propia alfombra.

Los seres humanos llevamos dentro un potencial enorme. Es nuestra decisión transformarlo en positivo o en negativo.

Los psicólogos ayudan a eso. No te curan, sólo hacen que mires en tu interior para encontrar lo que buscas, y a veces hay que apartar mucha mierda para que ello sea posible. Y el trabajo en realidad lo haces tú, aunque has necesitado de su ayuda. Si el psicólogo te está ayudando, sales de su consulta algo “tocado”, las cosas del interior no se remueven sin que luego necesites que ese té que has bebido deje su poso.

Hay gente que no posee nada. Fijaos en los documentales del tercer mundo, de esas tribus perdidas. Los niños ríen, a pesar de que ya participan con su trabajo en la comunidad, de estar en el nivel de la pura subsistencia. No tienen miles de juguetes, se tienen los unos a los otros y la naturaleza, que brinda múltiples oportunidades para jugar.

Lo mismo ocurre en los países en desarrollo. La gente no tiene nada material, pero sí una mentalidad positiva fuera de lo común en nuestra sociedad, y son cosas que te chocan, porque no tienen….

… comodidades. Y te demuestran que no son necesarias para ser dichoso. Pero no diré “el dinero no hace la felicidad”, en nuestra sociedad sí es necesario, y cuando cobras una no contributiva, pues la cosa es seria.

Hace poco he estado en un hospital donde no necesitaba nada, excepto la droga que consumo –dinero- y algo para escuchar música. No tuve acceso a Internet, pero no me llevó al “mono” la cosa, además, en su lugar pude conocer a gente real que tenía muchas cosas interesantes a decir. Tuve buenos momentos allí también, porque no entré a amargarme sino a curarme.

Es como te tomes las cosas. Sin expectativas, ese es el secreto. No esperes nada de los demás ni del destino, tú recorre tu camino con tus objetivos bien claros.

Sin objetivos, la vida es rutina, dejarse llevar, y de repente dices todo amargado “me han pasado 30 años volando”. ¿Y qué has hecho? ¿Levantarte y acostarte cada día? Eso no es vida. Estoy de acuerdo en que no todo el mundo puede permitirse decidir no trabajar, o delegar el trabajo doméstico en una asistenta, pero tampoco es cuestión de deslomarse un día entero poniendo patas arriba la casa. Si uno se queda satisfecho así, pues hasta le admiro. También a los que hacen horas extras en el trabajo, si creen que van a sentirse mejor.

Pero a pesar de la obligación, considero que todas las personas debieran tener un momento al día para ellas mismas, para cumplir con alguno de sus objetivos vitales. Se escudan en la obligación para no mirar en su interior y preguntarse qué coño están haciendo en este mundo aparte de sobrevivir. Es más fácil dejarse llevar por la rutina, esa rueda que gira en movimiento perpetuo.

Hay demasiada gente sin objetivos. Ganar dinero no me sirve. Pregúntate, aunque ya tengas los 40, qué puedes hacer, que te gustaría hacer de tu vida, ahora que estás en su ecuador, para que tu epitafio sea “My way”. Y no estoy haciendo ninguna apología del hedonismo.

Uno de mis objetivos es remitir. Tengo una enfermedad y creo que las pastillas me van a sacar del atolladero y me van a equilibrar. Ahora tengo más claro que me va a beneficiar más una hora de natación que un ansiolítico. Y me ha costado más de un año llegar a pensar así.

Yo también he dejado en manos de lo exterior mis propios asuntos, y así no he llegado a ninguna parte. Pero nunca es tarde para cambiar el chip, y ahí tengo una familia y unos amigos y un terapeuta de luxe que me han ayudado mucho.

Hasta hace poco, pensaba que la felicidad consistía en pequeños momentos de euforia, de esos que todos tenemos, del tipo que te den una buena noticia o que te toque la primitiva. Pequeños momentos que hacían destellar una existencia mediocre. Ahora la concibo de otra forma. Creo que he encontrado la felicidad en mi interior, que la he encontrado bajo la enfermedad; la bipolaridad ha cambiado mi vida en muchas facetas, y esta es una. A veces, la misma enfermedad se interpone en que la experimente, cuando la depresión ataca. Pero sé que está ahí.

He aprendido que nadie debe ser el depositario de nuestra felicidad. Ni un hijo, ni una pareja. Has de sentirte vivo porque sí, porque lo estás, y ser feliz por ello. El resto de personas te acompañan y te brindan momentos inolvidables, por supuesto. Pero no te olvides de ti, eres el primero en la lista. Si tu marido te deja, ¿vas a quedarte vacía de por vida? No, si antes estuviste llena. Y no hablo de convertirse en un ególatra.

Hay que ser firme para no caer en lo fácil, en seguir la corriente del gruñido, del todo es culpa de los demás, que deberían cambiar, que son unos inútiles, ah por cierto, yo soy perfecto y tengo las recetas que arreglarán el mundo. Que cambien los demás, ellos tienen la culpa de... todo.

A mí ya no me importan esos gruñones, porque se entorpecen en mi senda, y empiezo a hacer oídos sordos. Cada uno hemos aguantado a un cabrón en la oficina. Y depende de nosotros que nos afecte o no, que la negatividad de determinadas personas acabe con nuestro andar campechano y firme, sin expectativas pero sí objetivos, agradeciendo y disfrutando de las pequeñas cosas de la vida.

Hay un señor en este mundo, su nombre es Bush Jr., que nos amarga a todos. Pues yo le doy la vuelta a la tortilla, después de informarme en las noticias, veo “las noticias del guiñol” de Canal +, y me destrozo de risa cuando le parodian. ¿Qué voy a hacer? Pues reírme. Y eso no me impide informarme sobre el asunto. No he visto “Fahrenheit 9/11” de Michael Moore, porque creo que me daría más pena que risa.

He sentido la Felicidad ante una obra de arte. Recuerdo haberme quedado un buen rato ante “El beso” de Klimt en Viena, en semicatatonia. O cuando un bebé de mi familia me asió un dedo con su manita. Pero también he sido feliz sentada al borde del mar, o contemplando la luz del atardecer. Son pequeñas cosas a mi alcance, y gratis, y no pido más. No hay más. Y no hablo de conformarse.

Quizá he tenido que pasar por una experiencia muy dura para hacer este cambio de chip. Salir del reino de los muertos en vida. En mi primer ingreso, un día, sentada en la terraza, miré al cielo y me dije “estoy Viva”. Ahí ciclé, según mi psiquiatra, dejé atrás la depresión para entrar en hipomanía. Y en esos días, mi felicidad era tomarme un descafeinado con hielo cuando tenía permiso para salir. 1 euro.

La buena compañía no es gratis tampoco, hay que trabajársela también, siempre que tú estés trabajándote, aportando tu halo de positividad. La gente huye de las personas resentidas que despotrican sin cesar. Hay que reconciliarse con el mundo, quizá en mi caso después de un intento de suicidio, para apreciar esas pequeñas cosas, y saber que los tuyos te quieren y están contigo, y que la sonrisa que manifiesta mi felicidad interior sea percibida por el resto.

Paz de espíritu, sentirse bien con uno mismo, qué más da cómo lo llames. Y dar sin esperar nada a cambio, porque sí, sin expectativas. Qué difícil es eso, nos han enseñado lo contrario.

Parezco más joven de lo que soy, porque no tengo arrugas, y eso hasta me jode. Dicen que a los 40 tu rostro es ya tu espejo del alma, porque los surcos delatan. El mejor hace-arrugas es una buena sonrisa. Yo quiero tener patas de gallo, arrugas que muestren que río, aunque sea ante la adversidad, que la afronto con serenidad y de forma positiva.

Sólo somos un conjunto de átomos que vive en el tercer planeta de un sistema solar, que va por el espacio a toda leche. Tómatelo como quieras.

Sólo tenemos esta vida, enfermos o sanos, pobres o ricos. Y la vida no es bella, es un valle de lágrimas. Si vemos el lado positivo de las cosas, desde nuestro interior donde hemos de encontrar todo lo que necesitamos espiritualmente, será mucho más habitable.

Insisto, hay psicólogos muy buenos.

*** 

2 comentarios

Leandro -

Buenas yo soy un joven de 21 años q a los 19 tuvo una depresion grave, y hace 2 meses tuve un episodio hipomaniaco y en este momento estoy medio triston.....realmente me encanto tu relato y me encantaria estar en contacto contigo x msn para compartir experiencias.......Bueno Muchas Gracias

Mi msn es: moreiracing@hotmail.com

Inma -

Blue, yo también contemplé el beso de klimt en viena, tuve que arrastrar a mis padres y a la mitad de la gente que venía con nosotros para que pudieramos ver el palacio belvedere que era donde estaba su obra.
Comparto muchas cosas contigo y quiero decirte que me he emocionado leyéndote, creo que eres una persona muy inteligente, sensible, y me identifico mucho contigo, a pesar de que nunca he pensado en suicidarme, creo que la vida es algo muy bueno como para ponerle fin a drede. Por muy mal que vaya todo, siempre hay salida, del tipo que sea. Un helado, una puesta de sol, un bebe riendo...aunque un dia sea gris, otro es rosa, o rojo (como decia Audrey en Desayuno con diamantes...) me ha encantado descubrir tu blog, es muy sincero, original, y muy bien escrito.
Besos y cuenta conmigo para lo que quieras.
Inma (Jaen)