Antes, después
Antes……………
Hacía “vida normal” o eso parecía.
Un día………….. EL DIAGNÓSTICO.
Me dijeron que tenía Trastorno Bipolar.
Ahora…………..
Sigo el tratamiento psiquiátrico y psicológico.
Entre el “antes” y el “ahora” ha habido una fractura en mi vida.
Renunciar
Sacrificar
Nuevas costumbres
Hay que aceptar, y esa es la palabra clave, que
1) tienes esta enfermedad
2) tienes que cuidarte
3) tendrás que adaptarte a una nueva vida
4) cuanto antes lo hagas, antes tendrás de nuevo calidad de vida
Esto parece sencillo, la teoría siempre lo es, porque hablamos de un proceso de meses, incluso años.
Yo llevo un año y medio y todavía me falta mucho a aprender y a hacer.
Hay gente que lo niega, aceptarlo es empezar a cuidarte y con ello evitar costumbres que hasta ahora eran parte de tu vida. Como tomarte dos cubatas un sábado por la noche.
Negar la enfermedad es grave. Y común, sobre todo al principio.
Esto no me puede estar pasando a mí, te dices.
Por qué yo.
Preguntas y lamentos muy normales. Te ha caído una bomba encima.
Y los psiquiatras no te explican gran cosa, lo que te deja más desconcertado. Y tú tienes tantas preguntas que al final no haces ninguna. Hasta llegaron a decirme “acostúmbrate a oscilar”, cuando no sabía con qué pie me había levantado. Eso no ayuda, eso te deja peor. Hay psiquiatras que son de juzgado de guardia, se toman en serio que lo suyo es diagnosticar y recetar, y el resto, ¿qué?
Sí le pregunté algo:
- ¿Estoy enferma?
- SI
Búscate la vida, y encima, enferma, encontrándote mal.
Ahí tienes a una bipolar recién diagnosticada, perdida en todo.
Yo quise informarme, me lo pedía el cuerpo, y sobre todo, mi alma, que iba dando saltos de un lado a otro, necesitaba respuestas.
Me contaron que el origen de esta enfermedad es genético, que es una enfermedad biológica, sólo que el meollo está en el cerebro. Cuando leí el primer libro, supe más. Me hizo bien leer, me dio una perspectiva general.
Además, supe que había más como yo. No era un bicho raro. Y tuve la necesidad de conocerles. Y fui a la búsqueda de los veteranos. En mi ciudad se encuentran cada jueves en un bar, y cuando entra alguien nuevo, se le presta especial atención.
Cuando te diagnostican, está claro que nada va a ser igual. Para empezar, te dan unas pastillas que te vuelven loco el cuerpo. De repente, tienes hambre las 24 horas del día y empiezas a engordar. Esta no soy yo, te dices. Pues sí, eres tú, las pastillas y los efectos secundarios. Y nadie te ha preparado para ello.
Por eso es bueno ir a las asociaciones de afectados. Y si no hay ninguna en tu comunidad, tienes un grupo de apoyo virtual enorme en Bipolarweb.
Los familiares también se llevan lo suyo. Tú tienes mucha rabia en el cuerpo, sigues diciéndote “esto no puede ser verdad”, pues lo es, para ti y para los que te rodean. Y serás insoportable si no empiezas a tomar responsabilidades contigo misma. Porque la enfermedad te posee, y es desagradable, para ti y para los que te rodean.
Acepta que es verdad. No te mientas a ti misma. La vida sigue su curso, y lo hará con o sin ti.
Quizá han pasado años y sigues sin aceptarlo. Nunca es tarde. Haz ese primer paso, es por tu bien.
A partir de ahí, hablamos. Hablamos contigo, los que estamos en el proceso de adaptación, y los que llevan veinte años y más en ello y nos enseñan al resto.
Lo primero que enseñan los veteranos es: PACIENCIA. Y OBEDIENCIA.
Sigue el tratamiento a rajatabla. Deja de mentir y lo que es peor, de mentirte, tómate lo que te han dado sin pestañear y haz lo que te dice tu psiquiatra.
Tu psiquiatra es ahora una figura muy importante en tu vida. Si no estás a gusto con el que tienes, estás en tu derecho a cambiarlo. Has de pactar con él, estar convencida de que las directrices que te da son para tu bien, y seguirlas. Has de confiar en él, porque le has de contar tu vida y milagros de pe a pa.
También hay psicólogos especializados en ayudarte a sobrellevar esas primeras etapas en la enfermedad, que van a ayudarte a encontrar un camino para que tengas calidad de vida. Puedes acudir a alguno de ellos.
Tienes vida, no te la ha quitado nadie, sólo que a partir de ahora habrá diferencias, un antes y un después. Si te quedas anclada en el antes, si no aceptas que estás en el después, todo se hará más cuesta arriba de lo que ya es por sí.
Abre los ojos. Esta realidad no es una pesadilla, es simplemente otra realidad.
Coge al toro por los cuernos, empieza a caminar.
Ánimo, hay muchos grupos, somos muchos, y nos ayudamos mutuamente.
***
Dedicado a la hermana de Miguel.
Hacía “vida normal” o eso parecía.
Un día………….. EL DIAGNÓSTICO.
Me dijeron que tenía Trastorno Bipolar.
Ahora…………..
Sigo el tratamiento psiquiátrico y psicológico.
Entre el “antes” y el “ahora” ha habido una fractura en mi vida.
Renunciar
Sacrificar
Nuevas costumbres
Hay que aceptar, y esa es la palabra clave, que
1) tienes esta enfermedad
2) tienes que cuidarte
3) tendrás que adaptarte a una nueva vida
4) cuanto antes lo hagas, antes tendrás de nuevo calidad de vida
Esto parece sencillo, la teoría siempre lo es, porque hablamos de un proceso de meses, incluso años.
Yo llevo un año y medio y todavía me falta mucho a aprender y a hacer.
Hay gente que lo niega, aceptarlo es empezar a cuidarte y con ello evitar costumbres que hasta ahora eran parte de tu vida. Como tomarte dos cubatas un sábado por la noche.
Negar la enfermedad es grave. Y común, sobre todo al principio.
Esto no me puede estar pasando a mí, te dices.
Por qué yo.
Preguntas y lamentos muy normales. Te ha caído una bomba encima.
Y los psiquiatras no te explican gran cosa, lo que te deja más desconcertado. Y tú tienes tantas preguntas que al final no haces ninguna. Hasta llegaron a decirme “acostúmbrate a oscilar”, cuando no sabía con qué pie me había levantado. Eso no ayuda, eso te deja peor. Hay psiquiatras que son de juzgado de guardia, se toman en serio que lo suyo es diagnosticar y recetar, y el resto, ¿qué?
Sí le pregunté algo:
- ¿Estoy enferma?
- SI
Búscate la vida, y encima, enferma, encontrándote mal.
Ahí tienes a una bipolar recién diagnosticada, perdida en todo.
Yo quise informarme, me lo pedía el cuerpo, y sobre todo, mi alma, que iba dando saltos de un lado a otro, necesitaba respuestas.
Me contaron que el origen de esta enfermedad es genético, que es una enfermedad biológica, sólo que el meollo está en el cerebro. Cuando leí el primer libro, supe más. Me hizo bien leer, me dio una perspectiva general.
Además, supe que había más como yo. No era un bicho raro. Y tuve la necesidad de conocerles. Y fui a la búsqueda de los veteranos. En mi ciudad se encuentran cada jueves en un bar, y cuando entra alguien nuevo, se le presta especial atención.
Cuando te diagnostican, está claro que nada va a ser igual. Para empezar, te dan unas pastillas que te vuelven loco el cuerpo. De repente, tienes hambre las 24 horas del día y empiezas a engordar. Esta no soy yo, te dices. Pues sí, eres tú, las pastillas y los efectos secundarios. Y nadie te ha preparado para ello.
Por eso es bueno ir a las asociaciones de afectados. Y si no hay ninguna en tu comunidad, tienes un grupo de apoyo virtual enorme en Bipolarweb.
Los familiares también se llevan lo suyo. Tú tienes mucha rabia en el cuerpo, sigues diciéndote “esto no puede ser verdad”, pues lo es, para ti y para los que te rodean. Y serás insoportable si no empiezas a tomar responsabilidades contigo misma. Porque la enfermedad te posee, y es desagradable, para ti y para los que te rodean.
Acepta que es verdad. No te mientas a ti misma. La vida sigue su curso, y lo hará con o sin ti.
Quizá han pasado años y sigues sin aceptarlo. Nunca es tarde. Haz ese primer paso, es por tu bien.
A partir de ahí, hablamos. Hablamos contigo, los que estamos en el proceso de adaptación, y los que llevan veinte años y más en ello y nos enseñan al resto.
Lo primero que enseñan los veteranos es: PACIENCIA. Y OBEDIENCIA.
Sigue el tratamiento a rajatabla. Deja de mentir y lo que es peor, de mentirte, tómate lo que te han dado sin pestañear y haz lo que te dice tu psiquiatra.
Tu psiquiatra es ahora una figura muy importante en tu vida. Si no estás a gusto con el que tienes, estás en tu derecho a cambiarlo. Has de pactar con él, estar convencida de que las directrices que te da son para tu bien, y seguirlas. Has de confiar en él, porque le has de contar tu vida y milagros de pe a pa.
También hay psicólogos especializados en ayudarte a sobrellevar esas primeras etapas en la enfermedad, que van a ayudarte a encontrar un camino para que tengas calidad de vida. Puedes acudir a alguno de ellos.
Tienes vida, no te la ha quitado nadie, sólo que a partir de ahora habrá diferencias, un antes y un después. Si te quedas anclada en el antes, si no aceptas que estás en el después, todo se hará más cuesta arriba de lo que ya es por sí.
Abre los ojos. Esta realidad no es una pesadilla, es simplemente otra realidad.
Coge al toro por los cuernos, empieza a caminar.
Ánimo, hay muchos grupos, somos muchos, y nos ayudamos mutuamente.
***
Dedicado a la hermana de Miguel.
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Alberto -