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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Traga saliva, y LLAMA

Ayer me puse un DVD de los cuatro que tengo para "desconectar" (tengo cuatro y dos son películas no aptas en ese sentido: Alguien voló sobre el nido del cuco y The Wall), y me juré que cuando me entrase el sueño químico lo único que importaría sería quitarme los auriculares y que el pc hiciese lo que le diese la gana. Pues me he despertado con ellos, con una banda sonora de esas introductorias a la película, chumba-chumba-zumbidos, a saber qué he dormido y cómo, y no recuerdo nada, cuándo dejé de ser un cerebro, y ahora tendré que recuperar una escena del menú y temo no acordarme de cuál. Bah.

 

Escribo porque no sé dónde tengo la cabeza, y voy por el segundo o tercer café, ya ni lo sé, sólo que ya es descafeinado. He hablado con mi amigo. Y tengo claro que hoy me pasaré por un kiosco a comprar dos películas más (vi una colección de comedias tipo Cary Grant) que no me puedo permitir monetariamente pero sí necesito por salud mental. Y un comic, qué leches, voy a leer aunque sean "bocatas" y Conan no me desagrada.

 

Sales de una gran ciudad o núcleo urbano y si estás enfermo, crudo lo tienes. Apenas hay profesionales capaces de atenderte. Mi amigo está en esas, recuperándose de todavía no sabe qué le hicieron salvo atarle, y con la idea clara de volver a Madrid para ser ingresado, porque conciencia de que está mal no le falta. Las historias de gente que no vive en estos grandes núcleos de población con servicios sanitarios no suelen ser buenas, donde no hay medios ¿hay salud? Y sólo hablo de España.

 

Vivir en Barcelona capital posibilitó que a unos 15 euros de taxi estuviese a salvo en Urgencias, unidad de psiquiatría, donde me llevó alguien de ese grupo, bendita sea esa persona. El 2 de septiembre de 2004. No había hecho nada, todavía, de haberlo hecho no hubiese valido la pena ir a Urgencias sino esperar al CSI.

 

Llevamos dos años y medio juntos, un grupo de apoyo donde se han forjado amistades, y por suerte, yo no he vivido entierros en todo este tiempo de diagnóstico, sí alarmas para mandar una ambulancia al domicilio que ya te dejaban sin aliento. Cómo me llevaron a urgencias tiene hasta un punto cómico, por lo que no lo relataré ahora.

 

El suicidio sigue siendo un tema tabú. El otro día, charlando con una amiga, me mostraba su escándalo ante los casos diarios publicados de violencia doméstica. Siempre la ha habido, sólo que ahora se intentan medidas. Lo grave es que cada día los medios de comunicación no sólo los publican sino que “dan ideas”, de cosas que han funcionado, como lo hace la serie CSI en el aspecto criminal.

 

En su día leí estadísticas sobre el suicidio en este país pero no las recuerdo. En Japón es un problema importante. Este tema no sale en los media, y seguro que genera más víctimas que el maltrato. Pero, me alegro, porque así no se “dan ideas”. Ideas sin retorno. Ideas que sí dejan secuelas de por vida a quien ha fallado en el intento. He visto las cicatrices de quien falló. Me callo.

 

R. me tranquilizó ayer, esto es así, cuando no caiga uno lo hará otro me vino a decir, no sufras, todo ha pasado y tú ya sabes qué tienes que hacer si te ves en esa situación. Lo sé. Por eso ingresé voluntariamente en diciembre de 2004. Si juzgan tu apariencia, te verán sano, porque no sangras por supuesto, pero si llegas a ese extremo, no lo estás, y por suerte en Barcelona había alguna cama libre, no me mandaron a casa donde me esperaba el “se me fue la pinza” en cualquier momento.

 

Llama al 112 ante ideas suicidas, si puedes hablar con tu psiquiatra antes, muchísimo mejor. Planes ya son demasiado, planes son ya la Espada, planes son vete cagando leches antes de que se te vaya la pinza, de que ya no te sujete el “no lo hago por mi madre”, que ésta desaparezca como todo lo demás.

 

Me han entrenado para que lo haga así. Últimamente hablo del entrenamiento que he recibido, y ese es un punto importante, demasiado.

 

Llama, llama, llama. Aunque vivas en el culo del país.

 

***

P.D. 12.48. empiezo a recuperar actividad cerebral lúcida. Emociones fuertes (o sentimientos encontrados, como me dijeron) y efectos secundarios están mitigándose. La vida sigue.

3 comentarios

Bertrand -

Te cuento mi interpretación, aunque sólo es una más, y seguro que no la intención del autor... ni importa... El texto ya no le pertenece...

El demonio lo entiendo como el estado de hipomanía, sobre todo si hace daño. Quizás sea ave en otro caso, que nos permite volar como Ícaro, con el riesgo que eso tiene.

El trastorno nos habita. En mi cuerpo y en el ajeno. Al trastorno se le teme, y a veces se le ignora. Y puede ser felino o ángel.

Llamar sombra de piedra al trastorno no me disgusta. No sé por qué. Que es sombra estoy seguro, y también luz. Pero lo primero que asocio con piedra es insensibilidad... y el trastorno, en ese sentido, no es piedra. Quizás nos pesa en nuestro interior como una piedra... Me quedo con esta posibilidad.

Todas las referencias al otro en definita afirman la vieja idea de que no somos bipolares, sólo padecemos el trastorno. Que, en ocasiones, nos habita.

Y finalmente una declaración de amor... Incluso enfermo se ama, incluso desde la enfermedad...

Pero esa es mi interpretación, el sentido que le doy a esas palabras... Otras interpretaciones son válidas...

Bertrand

Carne de Psiquiatra -

Una no sabe si el poeta tenía bipolar, doble personalidad, o está contando algo de lo que, lo siento, no me entero.

Es pronto, son las 10.15, y con eso lo he dicho todo.

Bertrand -

Aunque parezca inadecuado, tú sabes que no lo es.

Poemas de amor (I)
Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio,
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.

DARÍO JARAMILLO