Reflexiones, decisiones
Llevo días de meditación. Meditar debe ser mi actividad principal por el tiempo que le dedico a ella, ahora que no tengo la conexión 24 horas que me acerca al mundo. Bien, en realidad, desconectada es cuando me he acercado realmente al mundo y hablado con personas que tenían mejillas para besar y ojos para leer en ellos.
Dentro de unas horas estaré en mi Barcelona natal. Viaje obligado, la ITV de salud mental, y con ella las nuevas instrucciones, pautas, rutinas. Informe que voy a presentar: he sido mu mala, si, mu mala, he salido de noche, no he hecho deporte, sólo paseos. Pero sigo encontrándome bien. ¿Esto va a durar o estoy viviendo un sueño eutímico?
He de tomar demasiadas decisiones, y poco a poco las incógnitas se despejan solas.
HE DECIDIDO Y ASÍ SIENTO QUE MI CASA ESTÁ AHORA EN MADRID.
Y tengo todo el derecho a cambiar de opinión, pero así me siento ahora.
Dice mi compañero de piso que lo llevo muy bien, que mis momentos de soledad son normales (cómo echo de menos a mi gente, sólo ellos lo saben), que Madrid al principio es dura pero luego se abrirá como una rosa para mí.
La intuición nos dijo a los dos que nos llevaríamos bien cuando nos entrevistamos por primera vez ("has ganado el casting") y así ha sido hasta la fecha. Ayer se alegro cuando le dije aquí me quedo, volveré a esta, mi casa. En la placa del buzón ya está mi nombre, ayer fui por primera vez al teatro y hoy llevo las maletas vacías, porque han de volver más llenas de lo que lo hicieron en marzo.
Trato indirectamente con inmigrantes, ahora mismo en el cyber, y percibo la extrañeza de su tierra, que realmente está lejana, y las penalidades en las que viven. Y me congratulo de ser una nueva madrileña más, y de lujo, porque tengo la gran tranquilidad de no estar bajo las presiones de mi anterior vida, la anterior al diagnóstico, la vorágine, y por fin el aterrizaje. Este proceso ha sido muy duro, y agradezco por fin el disponer de salud mental, y de empezar a tener la sabiduría para discernir, en un nuevo lugar, extraño a la vez que cercano, qué quiero y qué no quiero, qué me conviene y con qué he de ir con tiento.
Tengo muchísimas ganas de ver a mi madre.
Sé perfectamente que aterrizar me va a remover muchas emociones: lugares queridos, personas amadas... Que tendré dudas, que me sentiré envuelta en la comodidad de lo conocido, que... y también sé lo que me ha costado conseguir el billete, no por falta de plazas, sino porque de alguna manera no tenía ganas de ir.
No tengo fecha de vuelta, pero volveré, porque esta, Madrid, es mi casa.
Y la tuya, amigo Kidam, pa cuando vengas tú.
Porque mi definición de casa es: mi casa es la casa de mis amigos.
***
Imagen: Hundertwasser Haus, en Viena.
Dentro de unas horas estaré en mi Barcelona natal. Viaje obligado, la ITV de salud mental, y con ella las nuevas instrucciones, pautas, rutinas. Informe que voy a presentar: he sido mu mala, si, mu mala, he salido de noche, no he hecho deporte, sólo paseos. Pero sigo encontrándome bien. ¿Esto va a durar o estoy viviendo un sueño eutímico?
He de tomar demasiadas decisiones, y poco a poco las incógnitas se despejan solas.
HE DECIDIDO Y ASÍ SIENTO QUE MI CASA ESTÁ AHORA EN MADRID.
Y tengo todo el derecho a cambiar de opinión, pero así me siento ahora.
Dice mi compañero de piso que lo llevo muy bien, que mis momentos de soledad son normales (cómo echo de menos a mi gente, sólo ellos lo saben), que Madrid al principio es dura pero luego se abrirá como una rosa para mí.
La intuición nos dijo a los dos que nos llevaríamos bien cuando nos entrevistamos por primera vez ("has ganado el casting") y así ha sido hasta la fecha. Ayer se alegro cuando le dije aquí me quedo, volveré a esta, mi casa. En la placa del buzón ya está mi nombre, ayer fui por primera vez al teatro y hoy llevo las maletas vacías, porque han de volver más llenas de lo que lo hicieron en marzo.
Trato indirectamente con inmigrantes, ahora mismo en el cyber, y percibo la extrañeza de su tierra, que realmente está lejana, y las penalidades en las que viven. Y me congratulo de ser una nueva madrileña más, y de lujo, porque tengo la gran tranquilidad de no estar bajo las presiones de mi anterior vida, la anterior al diagnóstico, la vorágine, y por fin el aterrizaje. Este proceso ha sido muy duro, y agradezco por fin el disponer de salud mental, y de empezar a tener la sabiduría para discernir, en un nuevo lugar, extraño a la vez que cercano, qué quiero y qué no quiero, qué me conviene y con qué he de ir con tiento.
Tengo muchísimas ganas de ver a mi madre.
Sé perfectamente que aterrizar me va a remover muchas emociones: lugares queridos, personas amadas... Que tendré dudas, que me sentiré envuelta en la comodidad de lo conocido, que... y también sé lo que me ha costado conseguir el billete, no por falta de plazas, sino porque de alguna manera no tenía ganas de ir.
No tengo fecha de vuelta, pero volveré, porque esta, Madrid, es mi casa.
Y la tuya, amigo Kidam, pa cuando vengas tú.
Porque mi definición de casa es: mi casa es la casa de mis amigos.
***
Imagen: Hundertwasser Haus, en Viena.
3 comentarios
Carne de Psiquiatra -
Pues te digo lo que me dijeron en su día: que mi vida es un melodrama, y yo dije: bien, ha habido de todos los colores, pero...¡¡que no decaiga!!
Sigo en Bcn, sin conexión ni na, o sea, cuando pueda ya escribiré 4 artículos que tengo en mente... cuando vuelva a Madrid, aquí no tengo demasiado tiempo.
¡¡¡Qué ganas tengo de volver a MI casa!!!
Keenan -
Lo Que Siento -