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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

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Etiquetas Qué difícil es conocer a una persona. Tendemos a hacernos su “etiqueta” midiendo sus actos, haciendo de la causa-efecto ese baremo, y de la causa su personalidad.
Nada sabemos de los matices, de lo que ha construido a ese ser. No se trata de psicoanalizarle, sino de saber qué le ha marcado en esta vida, por qué tiene las cosas claras o no las tiene en absoluto.
Consumimos gente, consumimos personalidades, nos hacemos una composición general y ya etiquetamos. Esa etiqueta es como la de las latas de espárragos o los turrones, categoría A-B, y fecha de caducidad.
Me da un asco profundo. Y sé que también caigo en eso, en las prisas.
Y encima, en un momento dado, saca tú tu etiqueta más importante y la que mejor ocultas ahora que no tienes síntomas: Bipolar I. A ver qué dura esa persona ahí, tomando un café contigo.
Confesar que no eres perfecto, que tienes tus espinas o espolones ya, y malo quien no las tenga. La ilusión de la perfección, el idealizar a la gente, eso todavía se lleva.
Ya no hay tiempo de conocer a la gente, eso es cosa de los entornos rurales. En el asfalto, cuenta cómo te vistes, a qué te dedicas y lo que posees. A poca gente le interesa el qué quieres ser de mayor.
Cuenta qué etiquetas llevas.
Hoy voy a conocer a una persona, eso espero hacer, en un primer contacto. Ya me sé lo de ser precavida, más peligro tiene esa persona conmigo jaja.
Sigo bajo el efecto de las pastillas, después de un ligero insomnio (me despertó el frío), y ya puedo espabilar. La ducha me espera.

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