Por alusiones
Recuerdo que en muchas reuniones se le concedía a alguien la palabra, fuera de turno, “por alusiones”. Qué gracia, ahora sonrío, antes me lo tomaba en serio.
Lee el blog gente cercana a mi vida y a veces me preguntan. Por si aludo a ellos directamente.
La respuesta es NO, en general.
Y también un SI. Porque cuando tengo algo que decir, lo hago a la cara de esa persona y además de forma bastante clara y tajante, y quizá luego aparezca una sombra, no toda la película, que queda en privado.
Ayer me pegaron un toque en la cresta por ser demasiado clara con otra persona, qué le haremos (“qué li farem", seguro que es una catalanada de las mías), no tengo pelos en la lengua ni ganas de que mi humor se agríe con según qué películas, que hay culebrones de esos que quitan el sueño en el mundillo bipolar. Tengo fama de eso, de ser demasiado directa, y lo siento, la sensibilidad bipolar es tan frágil y a veces me olvido, porque no me gusta dar compasión a quien se está autocompadeciendo, por ese camino no se va a ninguna parte y así lo digo tan claro que… puedo hacer daño, sí.
Escribo bastante sobre situaciones pasadas que se repiten en otras personas, que me recuerdan a lo que yo misma sentía. Hay gente con la que tengo vidas paralelas. Y demasiados bipolares hemos pasado por lo mismo. La depresión es una enfermedad por eso, porque nos trata a todos por igual.
A veces pongo una posdata para que quien me lee “a ver cómo está” se tranquilice, porque hablo del pasado muchas veces, pasado que recuerdo, y pasado que comparto con otras personas. Pasado que no olvido, aunque mi presente sea otro, porque en teoría llevo meses de estabilidad.
Si hablo de mis amigos bipolares les nombro con una inicial o su nick, y no digo nada que no les haya dicho antes a ellos, me parece.
Por favor, si alguien se siente aludido, en mi ventana o en mi correo electrónico encontrará mis excusas. Y puedo borrar, también, si por alusiones alguien se siente ofendido.
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