De alguien a algo
(...) Estoy suponiendo. Además, [él] no tiene por qué saber ni bipolaridades ni hostias, para él soy gente y gente he de ser, gente con la que habla, se ríe… Punto.
Parece estúpido decir esto, pero cuando confiesas este diagnóstico, el estigma bien se cuida de que dejes de ser "gente", que pases a ser escoria social, que la gente se diga de forma inconsciente que tú no mereces estar con ellos, que merecen “alguien” en vez de “algo” -pues en eso te has convertido- mejor a su lado, simplemente para hablar, pasear, reír, hacer cosas de esas que haceMOS la gente.
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El otro día, en un bar, [él] me presentó a una conocida, quien tras decirme "hola" me espetó a lo bestia que me había visto en el centro de salud mental. Me quedé sin palabras, pero algo debía decir: pues sí, tengo insomnio, nada que no sea del dominio público, que tomo pastillas para dormir. Verdad a medias (la que sabe él), casi mentira por ello, pero a un desconocido no se le saca el expediente. Me contó su vida, que no reproduzco, madre mía, me habló de alcohol y drogas, seguro que le habían hecho mella en el cerebro, pues se le notaba en el habla y en otras cosas, por lo que me dije para mis adentros que esta chica debía tener algo más y tampoco, con todo su derecho, me lo contaba. Que ya estaba bien, y acudía a los controles. Tomaba una cerveza sin alcohol.
Supongo que bebía en ese mismo bar en sus malos tiempos pues sí me comentó que era asidua, y si estuvo como yo cuando lo hacía en algún episodio descontrolado, alguna bronca gorda debió montar con algún cliente, o con el dueño mismo, por cómo la miraba de reojo, todavía.
Aunque ya estés bien, no te perdonan, lo sé, el estigma lo llevas de por vida.
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De los archivos personales de Blue
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