El pajarito maníaco
Ya he contado alguna vez que cercana a la ventana que ahora miro, hay una repisa. Allí gusta permanecer un pajarito, que empieza pronto, a eso de las ocho de la mañana, a piar, cantar y esos sonidos que hacen ellos.
Ayer el tío no paraba. Me dije: o está en celo, o es una pájara, por qué no, el caso es que podía adivinarse que estaba en celo. Si le llego a meter mano, lo amordazo.
C. me sugirió que le obsequiase con unas miguitas de pan. La verdad es que no lo había pensado y me pareció una excelente idea aunque inmediatamente temí una invasión de hormigas, que son unos bichos muy pero que muy listos. Pena me dio acabar con una hilera que entraba por otra casa directa a un armario donde en su interior moraba una caja de galletas.
Pajarito, que así lo voy a llamar, ahora mismo me va despertando junto al café. Hoy he dormido unas siete horas, no está mal del todo después del trasnoche involuntario ayer.
Toca hacer una lista llamada Tengo Que. Como si no lo supiese, pero es un gustazo ir poniendo marcas al lado de lo realizado.
Tengo que buscar imágenes para el blog, por ejemplo, pero la prioridad hoy la tienen otras cosas.
Poco a poco.
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El peregrino gris -