22/11/2004 10:22
22/11/2004 10:22
Primer post en este blog.
Estaba mal, había ciclado a hipomanía desde una depresión muy puñetera y pronto volví al episodio mixto.
Estaba mal, pero la conexión a internet era un ancla más al mundo, sí, nadie lo cree porque lo virtual asusta, pero diez años en Internet lo han y habían convertido una parte muy real de mi vida real. Llevaba tiempo leyendo blogs, y no tengo claro por qué abrí uno, ni quiero saberlo ahora, no quiero volver al pasado aunque estará documentado en mis diarios. Sé que hay cierto componente narcisista en abrir un blog. Pero prefiero empezar a olvidar detalles, ahora que fragmentos del pasado me asaltan y atormentan tanto, todavía.
Empecé otro tratamiento en noviembre de 2003, desesperada porque de tan enferma me encontraba al límite del suicidio cada día, con otro psiquiatra y un psicólogo. La medicación, muchos meses de pruebas, de efectos secundarios que me dejaban fuera de este mundo, un cóctel que tenía que ajustarse tan a medida como un corsé para corregir un desequilibrio en el cerebro. La salud no tiene precio y tuve que acudir a especialistas, pagando, pero para eso está el dinero, para la salud, que valoro mucho más que un viaje al extranjero de placer.
La terapia también consistió por parte del psicólogo-psicoeducador en que dejase de beber; ya no abusaba de benzodiacepinas aunque ahí estaba, como en tantas otras historias de bipolares, casi un 50%, una patología dual. ¿Dejarlo? Claro, estaba en ello, con terapia, pues los tóxicos o drogas ni eran buenos para mi salud en general ni para la mental en concreto pues amenazaban la eficacia del tratamiento, pero recuerdo perfectamente el 11-M: harta de llorar, por la tarde me emborraché. Recaídas, esa no fue la única, re-levantarse, seguir y seguir. Se atisbó estabilidad hacia enero de 2005, al parecer ya no ciclaba, no me lo podía creer, ciclar es un infierno de vida, ciclar es poner a prueba tu paciencia y tu alma. Meses durísimos que no se pueden explicar ahora en ocho líneas.
Ya me habían concedido la pensión, ese día fue alegre pero triste y mucho, 37 años: invalidez. Podía permitirme autonomía con la cuantía de la pensión y eso fue lo que me pidieron mi psicólogo y psiquiatra. Que hiciese vida autónoma, que fuese yo la que me cuidase. Tampoco me lo podía creer, además ahora en mi vida ya no tenía opción a trabajar. Recuerdo mi primera sesión con el psicólogo, mis objetivos: 1. Quiero dejar de suicidarme. 2. Quiero volver a trabajar. Imposible, acabé reconociéndolo durante la terapia. Efectos secundarios hasta en los meñiques, mi cabeza no sería ya un pequeño prodigio sino un letargo, pero lúcido, y con eso firmé.
Pasé de conocer el trastorno bipolar en lo teórico para empaparme en historias reales que dieron color a los síntomas de manual, y a mis síntomas. Grupos de apoyo, Bipolarweb y la Associació de Bipolars de Catalunya. Me costó mucho darme a conocer en persona, en entrar en un lugar donde yo "era" bipolar. Pero sin ese apoyo no lo hubiese conseguido, ellos me enseñaron cómo, y yo quería aprenderlo, mi objetivo: salir del pozo.
Empecé esta página con plena conciencia de la enfermedad. Todavía no la llamaba así, sólo trastorno, pero llevaba enferma desde 1994, y desde antes también, desde que nací, pero se manifestó poco a poco hasta que me estalló en las narices. El diagnóstico, esa etiqueta, te destroza, a quién le gusta que le digan que es un enfermo mental, si ha acabado sus estudios e incluso tiene un puesto de trabajo cualificado.
Aceptarlo es lo más duro, porque además empieza el recorrido por el vademécum, sí, hay tratamiento, pero ha de ser a medida, se mezclan entonces síntomas con efectos secundarios y la vida no es tal, sino la la de un cobaya incapacitado, así fue mi caso. Si no lo tienes claro, que vas a por la famosa eutimia porque te han jurado que existe, si no te apoyan para que no se te acabe la paciencia, y cuando se te acaba, saca más de donde no la hay... te rindes, casi lo hago, pero tenía el apoyo de muchos compañeros de fatigas. Ir adelante, ir atrás, ir poco a poco, ir conociéndose, conocer tus debilidades, tus riesgos.
Tres años y medio después, conozco mejor lo bipolar. En mí. Tengo un grado de enfermedad moderado que permite que viva sola. Tengo algunas ganas de vivir, a días bastantes, a otros casi ninguna, pero qué importante es ser consciente de que estás viva, pero Viva, no muerta en vida. Superar un vacío existencial que acude demasiado a menudo.
Si lo cuento bien, los hechos que he relatado se contextualizan así en el tiempo:
2003: julio, diagnóstico. Baja laboral desde otoño de 2002: despido. Pido el alta médica en julio en una hipomanía (¿mixta?) y todo se va a la mierda, menudo veranito. Mi familia nunca me había visto así, y yo tampoco, llevaba diez años medicándome con antidepresivos tricíclicos y ansiolíticos. Diez años de diagnóstico erróneo, diez puntos en mi contra.
2003: noviembre, abandono con un trauma terrible mi casa, a partir de ahí me cuida mi madre en la suya.
2004: ciclar, dejar de beber, ciclar, intento de suicidio, aguantar, sufrimiento de mi madre. Dos ingresos, seguía matándome.
2004: noviembre, abro este blog.
2005: aterrizaje, la vida de colores pastel. Me voy a vivir sola a Madrid: mi familia en vilo.
2006: aterrizaje segunda parte, mi familia acepta mi nueva vida. Eutimia, más o menos, oscilo según mis hormonas. Me porto bastante bien, creo, aunque he de mejorar y mucho. Todavía estoy sujeta a cambios en la pauta, el pasado julio tuve uno, y ahora toca otro (ya os contaré).
Todos hemos pasado nuestro calvario, yo doy testimonio del mío por si puede ser de ayuda a la comprensión de algo que no la tiene. Tampoco esta cronología resume bien el mío. Sigo teniendo días espantosos, pero también otros de gran paz, Paz: Vida.
El día 20, pasaron por aquí 515 visitas que marcaron récord en la estadística. Ya hay más de 92.000 visitas al blog. Nunca lo hubiese imaginado. Me han dicho que lo que ofrezco y hace valioso el blog es el contextualizar lo teórico en lo diario, ir comprendiendo la enfermedad, el negocio bipolar, sobre eso escribo y con ese relato, que no es el de mi estado de ánimo diario, no olvido de dónde vengo. La sola mención de 1994 o 2003 todavía me pone mala. Quiero olvidar, a medida que me vaya perdonando. Olvidar lo negativo del recuerdo, para aceptar un pasado al que todos tenemos derecho, sea bueno o no. Aceptar un pasado, aceptarse, es aceptar que tienes futuro.
Sin etiquetas mentales, es una persona quien escribe. Una mujer de 39 años, divorciada, sin hijos ni pareja actual, una single que se dice ahora. Con demasiado tiempo para pensar, su cruz, usar demasiado la cabeza, y la única terapia de este blog consiste en que mi terapia personal es escribir y aquí tengo un espacio más. Debería compaginar actividad intelectual con más ejercicio físico, pero mi salud no es muy buena, y me cuesta salir sola (no quiero perros). Hay que mejorar mucho, y todo son procesos. El trastorno de ansiedad es lo que me limita más ahora, a veces me siento fóbica.
El trastorno bipolar no afecta al intelecto -diría por lo visto que excepto en casos de gran deterioro neuronal, diagnósticos cuanto más tardíos, peor- salvando los efectos secundarios, sino a las emociones. Emociones tan humanas como las de cualquiera, sólo que agudizadas, extremadas. Mucha gente no bipolar puede identificarse con algunos escritos, y no están enfermas de tb, sólo están escuchando ecos de emociones, que ellos también poseen, que quizá no expresen en su vida cotidiana porque está mal visto. Pero el ser humano es bipolar por definición, tiene momentos de tristeza y de alegría, que a veces también le desbordan. La emoción descontrola a cualquier humano. "Crimen pasional", lo que hacen las emociones desatadas. Tan a menudo, muchísimo daño.
Deberíamos controlar nuestras emociones para que nuestra conducta no nos perjudique, ni a terceros. De la conducta, los demás perciben nuestra personalidad. Pero las emociones en un bipolar, están enfermas. Eso no quiere decir que no pueda amar, no, eso es actuar a merced de un desequilibrio donde estás demasiado contento, demasiado triste, demasiado irritado...
Cuántas veces he metido la pata, incluso estable, por un problema de impulsividad y el seguir adelante pese al dicho "ni en manía ni depresión tomes decisión". "Todo para ya", eso no es posible, hay que dar tiempo al tiempo en todo lo que atañe a la vida cotidiana y privada, pero eso es la teoría y la teoría es muy bonita.
En psiquiatría, esto del tiempo pienso que es como en geología. No existe. Hay que dar pronósticos, pero no hay que creer en ellos más de lo que hacemos con las previsiones metereológicas. Cuando se pauta, el tiempo decide si el fármaco funciona, si no lo cambiamos... tiempo, tiempo. Cuando se da consejo terapéutico, o te pones el piloto automático, o te pasas meses convenciéndote de que tu vida va a incorporar un hábito. Tiempo, tiempo... Cuando en la vida asoma el amor, también hay que darle tiempo, una sobredosis emocional tiene su precio y éste puede ser la pérdida de ese amor.
Intento hacer llegar a los lectores una actitud que me permite sobrevivir, acepto lo que tengo porque siempre me ha acompañado y así lo reconozco. No vale la pena luchar contra, sino con. En malos momentos, saber que todo pasará, aunque en pleno ataque de pánico es algo difícil y necesitas a veces una voz amiga. De vez en cuando, vuelven ideas suicidas, ahora sé aplacarlas pues no he vuelto a ingresar: la depresión no es fuerte, son picos que vienen y van.
Celebro haber llegado hasta aquí, mis cumpleaños se celebran a diario. No sin embargo que el que el tema bipolar dé tanto de sí: no se agota, ni lo hará. Veremos progresos, muchos. Bipolar I II III esquizoafectivo, eso va a cambiar porque es demasiado nuevo, la teoría cambiará de la misma manera que un libro escolar de hace diez años es papel mojado frente a nuevos descubrimientos científicos. Mucha gente toma sales de un metal, litio, con riesgo de intoxicación, y eso es todavía el mejor medicamento, que por cierto no tolero.
No sé qué nos espera. En la sociedad del bienestar, podemos tener esperanzas, aunque el número de camas en hospitales... insuficiente es un eufemismo. No olvidemos que en otros escenarios históricos, incluso se nos esterilizó o exterminó. Se perdieron vidas siempre valiosas, no hemos de pensar en que también grandes talentos para las artes y las ciencias. En otros escenarios geográficos, se nos confina en habitaciones, atados y drogados. Esto sucedía en nuestro país, también. Manicomios, lugares malditos: vejaciones, mucha medicación y poca terapia para los enfermos.
He comprobado que el mejor de los dones en otros bipolares consiste en intercambiar emociones, que estrechan lazos; he conocido a bipolares que son más humanos que demasiados humanos. El cariño, a veces, no nos cabe en el pecho. También he visto y sufrido a bipolares oscuros, que calificó un lector muy acertadamente: gente que hace daño, enfermos muy egoístas y tiranos, sin conciencia de que arrasan el terreno que pisan. Me han hecho daño, pero me descubrieron la otra cara de la moneda. No ahorro muchas broncas hacia estas personas, pues a razones no atienden, y lo cierto es que los evito.
Creo que debemos desmitificar a toda costa. No es bueno que se nos etiquete como más inteligentes y solucionadores de problemas (algo así he leído aplicado al caso la senadora argentina), como seres creativos, pues sólo somos gente, y eso es lo que debemos ser, sin autolimitarnos, sin pensar que estamos enfermos, pues tantos otros enfermos afrontan la vida día a día. Desmitificarnos, y dejar de mirarnos al ombligo. El negocio bipolar consiste en vivir con, y a pesar de.
Reconozco que fracasé en mi objetivo inicial expresado en ese primer post. Mi familia sigue sin entender demasiado, mis amigos algo más, pero acepto con dolor que nunca volveré a ser normal a sus ojos si es que alguna vez lo fui. Ahora vivo lejos de ese estigma hasta que lo reconozco, ahora soy capaz, cuando me relaciono con ellos en viajes esporádicos. Me ven con buena cara hasta que me tomo las pastillas, "haces buena cara" hasta que declino alguna invitación porque tengo un amago malo de ansiedad. Saben que estoy enferma, que estoy jubilada por eso, que estuve ingresada por eso.
Además, Barcelona me sienta mal, demostrado ya: a los pocos días me reclama mi casa, que es donde gozo de salud mental, y mi casa está a 600 km. Pero ahora estoy segura de que mi familia me quiere, y yo les quiero a ellos, lo peor pasó, ha habido perdón, también agradecimiento, ahora hay lazos más fuertes, diferentes, cómo no van a serlo, si todos se vieron afectados conmigo.
Diferente, esa es la palabra. Todo es diferente, hasta yo soy diferente, y me encuentro cada día.
Fracasé en cierto modo por ingenuidad, por pensar en que la eutimia traería conmigo un reestablecimiento de mi vida anterior, pero no ha sido así ni puede serlo cuando entiendes qué significa la bipolaridad. Pero he seguido escribiendo. Hay muchos temas que abordar, cualquiera de la vida cotidiana que se vive de otra forma.
No trabajo en la empresa privada ni en la pública: no obtengo recompensa alguna por proyectos y trabajos realizados bien por mí o en equipos de trabajo, pues tampoco milito en ninguna causa ni para pegar sellos (y esto es por mi bien). A veces me planteo qué he hecho desde el 2003, y veo este blog, y un hogar que también he creado: pagar facturas, comprar comida, cocinarla, fregar platos, lavar ropa. Ducharme, vestirme bien para salir a la calle. Poco internet, aunque ahora sea blogger (menudo oficio, pero requiere dedicación), algo de tv cuando me obligo a ello, lectura cuando puedo, a rachas. Contemplar el cielo de Madrid que tanto adoro.
Pequeñas batallas, pequeños avances. Nuevas amistades. Todo es diferente. Soy una enferma crónica que ha de cuidarse, esa es la realidad, y creo que la voy aceptando día a día, no sólo en lo teórico.
Lo de mental es una etiqueta que les dejo a otros, aunque pocos otros saben. Me mantengo en el relativo anonimato de darme a conocer a contadas personas que me relacionan con este blog. Por cierto, E.C., tú sabes quién soy y me duele haberte perdido, espero que me perdones -metí la pata, te lo confesé- y que volvamos a escribirnos, además, me gustaría tomar un café contigo. Soy humana, yerro como los demás también, y me duelen mucho los malentendidos que acaban mal en las relaciones humanas, soy un ser demasiado emocional pero eso es lo que llama la atención en mí a veces, y todo tiene dos caras, dos polos, todo es bipolar. Pero a quién le cuentas que estás en la semana de la regla y que estás lúcida pero no bien, si encima arrastras insomnios... porque pasa esa semana y no hagas la lista de todo lo que no hiciste bien, que te deprimes. Pide perdón, pero no lo esperes.
Debería escribir una larga carta a los lectores. Vuestros comentarios a los posts me hacen reflexionar, al igual que vuestros mails. Son un regalo, y os doy las gracias por estar ahí. Seguid ahí, me hacéis bien.
Vuestra,
Blue
P.D. No es un gran post, ni un gran balance, aunque su extensión es inaceptable, pues es mucho lo que podría contar y valorar; ahora mismo, agradecer a los lectores me sobrepasa. Pero como afirmé en su día, en este blog cuelgo borradores, escribo a pelo, en una ventanita de edición de Blogia - por cierto, debo dar muchas GRACIAS A BLOGIA por ofrecerme este espacio- sin imprimir nada para su corrección, sin buscar sinónimos, pues tal como me viene a la cabeza, coloquialmente, escribo. Faltan o sobran acentos, sobran catalanadas, soy leísta... aunque me esfuerzo lo que puedo. Y en seguir en una vida nueva que es diferente: el negocio bipolar, és clar, ahora con una sonrisa incluso.
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