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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

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Creí que la plantilla del blog había cambiado porque desde casa veía una barra blanca al principio de todo, pero en otro pc se me reveló que eran anuncios de google... que ya no aparecen, je, je.

Llevo tiempo usándolo, y os lo recomiendo... también Firefox, por supuesto :)

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3 comentarios

gluglú -

Gracias a ti, de verdad, por toda esa hondura e intensidad, y también por tu respuesta. Sí me sirvió escribirte y agradezco infinito tu comentario. Cuídatenos mucho.

Carne de Psiquiatra -

Uff todo lo que cuentas... ahora no puedo contestarte, pero espero que haberlo escrito te haya proporcionado algo de paz.
En mi buzón carnedepsiquiatra@gmail.com siguen acumulándose las cartas, supongo, porque no lo abro. Sigo sin estar de moral para ello.
Saludos y gracias.

gluglú -

Hola, Blue. La verdad es que esto no quería ser un comentario, sino un correo,pero no sé si no existe modo de mandártelo o yo no lo he encontrado. Segunda verdad, te escribo por pura necesidad propia, te uso vilmente, vaya. Aparte de eso: descubrí ayer tu blog buscando en google "angustia", una de esas cosas que una hace a la desesperada, en un intento de agarrarse a esperanzas absurdas (en este caso, la de que entender algo de los mecanismos físicos del simpático pudiera ayudar a quitar cemento y plomo de las costillas). Y me encantó. En realidad, podría decir sólo eso, pero me temo que necesito hablar, y quizá a ti, que esto escribes, no te parece mal que interactuemos contigo incluso los perdidos más perdidos; y si no, bueno, no lo lees y punto.
Dudoso honor ser receptáculo del dolor ajeno de una desconocida, lo sé, pero me impactaron tu lucidez y lo bien que escribes y, sabes, en este momento no hay nadie al otro lado (o así lo siento: probablemente exagero).
Gracias pues, de entrada, por esta ventanita en la que puedo escribir.
No soy bipolar. No sé muy bien qué soy, ni siquiera sé si depresiva. Como tanta gente, tengo una larga trayectoria de psiquiatras y tratamientos. Todo ello soterrado, bajo la apariencia de una vida razonablemente normal (me reiría yo mucho de eso, pero en fin, trabajo y tal). Y sin embargo, la vida me viene tan, tan grande. Tan grande. Es tal la sensación desamparo. Me siento tan adoptable, pero nadie adopta a los adultos (tengo 47 años). Hay que seguir. Y seguir fracasando. Beckett dijo algo precioso al respecto, no sé si conocerás la cita: Ever tried. Ever failed.No matter.Try again. Fail again. Fail better.
En fin, pues eso. Hay fracasos visibles y reconocibles para todo el mundo; otros son íntimos e inconfesables. ¿Sabes qué me ha pasado? Tras un inmenso descalabro amoroso, dediqué mi vida a intentar crear una isla-burbuja donde la amistad fuera una alternativa a la familia (que prácticamente no tengo). Fui buena haciéndolo, generé un movimiento en ese sentido y surgió un grupo que durante un tiempo funcionó casi como una comuna, me refiero al afecto, la cercanía, lo que yo creía que era la magnitud de la apuesta. Erré en varias cosas: una, que la que más necesitaba esa estructura era yo, los otros no tanto; dos, no calibré que la magnitud de mi desesperación y de mi carencia era una bomba de relojería que hacía que, bajo todas las apariencias de savoir faire y apropiado respeto al espacio del otro, siempre estuviese pidiendo demasiado. Pedía tanto, sutilmente, que todo el mundo- un mundo de siete personas- me fue mandando a la mierda. Es un poco más largo, pero en síntesis es eso. Me temo que me siento tan necesitada, tan desvalida, que incluso aunque trate de evitarlo siempre estoy pidiendo al otro que me salve, que dé sentido a mi vida, y eso, a la larga (te hablo de un proceso de casi veinte años), acaba pesando, y acaba haciendo petar toda relación. Qué ridículo, ¿verdad? Y sin embargo, era mi apuesta. Y sin embargo, fui durante muchos años la reina de la fiesta afectivamente hablando, tan querida, tan tenida en cuenta, tan valorada. Ahora he pasado a ser una paria, y sabes, no soy muy orgullosa, pero eso también duele. Duele terriblemente que aquellos a quienes más quisiste no admitan ninguna relación contigo, que no quepan mails ni sms ni teléfono. Duele saber que tú tuviste la culpa, que como cantaba Dylan tuviste todo en la palma de la mano y lo tiraste todo por la borda. Duele saber que no pudiste hacer otra cosa. Duele que el tiempo no tenga marcha atrás. Duele que cada vez duela más todo y pese más la vida. Duele el fracaso, duele no sentirse querida... qué barato todo, ¿verdad? Duele estar a un paso de los cincuenta y sentir que dedicaste todos tus esfuerzos a construir algo que se ha ido a la porra, por tu culpa encima. También hay una cita para eso, Kypling esta vez, Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools, si puedes hacer eso serás un hombre... sabes, Blue, no quiero ser un hombre, sólo querría sufrir un poquitín menos. También, saber querer a los demás un poco mejor. Sabes, insisto en eso porque nunca imaginé que me iba a tocar estar del lado de los excluidos, tanto era el paradigma de mujer encantadora y adorable, y mira, resulta que llevaba un monstruo dentro, que mi propia necesidad de cariño dinamitaba mi capacidad de darlo a otros, dinamitaba todo.
Mira lo que tiene escribir tan bien, lo que te ha caído encima. No sé, Blue. Lo virtual tiene algo de espejismo y yo sentí que me entenderías. No tienes por qué hacerlo, claro. Y aparte, gracias y perdona. Gracias por ser mi interlocutora en un momento como este, perdona por el plomo hirviendo que te acabo de soltar (desde lejos quizá no sea tanto, ojalá, desde donde yo lo vivo ahora, pesa y quema atrozmente). Es egoísta por mi parte-ves, otra vez, a eso me refería- pero necesitaba escribir y gracias a hacerlo he podido llorar, que me hacía una falta infinita.
Embrollada y chapoteante en mi angustia,a la espera de que la última medicación se digne anestesiarme un poco, no me salen los elogios que merece tu blog, pero de verdad creo que es magnífico. Ayer vi en la 2 lo de los Bobs y pensé que si llego a haber visto a tiempo el tuyo lo hubiera propuesto.
Gracias por todo y que sigas así de en la línea.