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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Redes

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Hace más de seis años, los busqué, y encontré, y gracias a ellos, estoy aquí, y supe lo sufiente para sobrevivir, y me dieron mucho más para vivir. Y cada persona que charló conmigo me ayudó a ello, dedicándome su tiempo y dándome sus conocimientos, ofreciéndome su sabiduría y paciencia y enseñándome a convivir con este monstruo que llevaba dentro, todavía sin control alguno. Sé que desesperaron y sufrieron teniéndome al otro lado de la pantalla, pues todo esto fue virtual, y todos saben lo mucho, qué rápido se dice eso y qué corta es la palabra, que les debo. Hablo de gente que se hallaba tras sus ordenadores en lugares genéricos como Galicia, Madrid, Andalucía, Cataluña, incluso Chile.

Durante más de un año, estuvimos juntos, me vieron mejorar, incluso se habían forjado amistades. Más tarde, estuve en ese otro lado de la pantalla, y noté que ver a otro superar una crisis era una recompensa al sufrimiento. Y que no estaba hecha para ello, pues hay que tener una madera muy especial y ni mis nervios ni mi salud mental lo resistían.

Por eso recomiendo los foros, grupos de apoyo y las asociaciones. No es bueno que el bipolar esté solo. Tuve la suerte de contar con los participantes de Bipolarweb, foro que ya no existe, pero hay otros, y otras buenas gentes que ayudan. La comunidad bipolar es necesaria para nuestra supervivencia, es mi opinión, es mi testimonio.

He estado con mis amigos más tarde, cuando han tenido crisis. Les quiero vivos. Si me llaman de madrugada será por algo serio, y si me quedo hecha polvo unos días no importa. Es recíproco. Somos Red.

Su nombre lo dice todo, te protege para que no caigas. Te dicen que llames o adelantes la cita con el psiquiatra o acudas a urgencias si ven que estás muy mal, porque no son terapeutas, hay un límite para la ayuda. Llamarán a tu familia si las cosas se ponen muy feas, o a una ambulancia directamente. No todo son cosas graves, a veces simplemente son primeros síntomas, que pueden atajar una crisis mayor simplemente con esa llamada al psiquiatra, y ahí te han salvado de un episodio, de unos meses malos, lo cual no tiene precio.

Al principio, como he descrito, mi Red era muy amplia, así la necesité. Gente que velaba por mí podría decirse en turnos de 24 horas, pues en cualquier momento aparecía el vértigo de la montaña rusa con sus ideas suicidas. Tenían el teléfono de mi madre. Todavía no estaba en su casa cuando les conocí. Y luego, puedes hacer cualquier cosa en la habitación contigua en la que está tu familia. Una vez se llamó a mi hermano.

Mi Red protegió mi vida.

. . .

No toda la Red es virtual. De hecho, la más importante consiste en las personas de tu vida cotidiana. Gente que te conoce desde hace tiempo, que observa que tu conducta no es la normal en ti, que no estás bien. Ellos también llamarán a tu familia. Alguien de mi entorno lo hizo de forma anónima en esos días oscuros justo antes del diagnóstico.

Finalmente, mejoras. La Red es ya tu familia, tus amigos, quizá algún compañero de estudios o trabajo. Hablarán contigo directamente cuando noten los primeros síntomas de que estás entrando en episodio, ciclando, porque te quieren. Que quizá desoirás, el blog está lleno de estos testimonios que leo y he visto se producen en hipomanías por lo común.

Cuando te encuentres muy mal, es cuando te apoyarás en tu Red. A alguno de ellos, o a esa única persona que sea tu Red llamarás de madrugada cuando sólo tengas una neurona, la que has entrenado para que pida ayuda antes de lo evitable, ante un impulso bipolarmente inevitable.

Mi Red tiene los teléfonos de mi madre, hermano y de algún otro miembro de mi Red, el más cercano a mi lugar de residencia. Es decir, el que puede presentarse en mi casa y llevarme a urgencias a rastras en un momento dado. Yo dispongo de números similares para ellos.

Parece que todo el rato esté hablando de bipolares, o de gente que está lejos siempre al teléfono, pero no es así. Puede ser tu madre, tu hermana, ve a buscarla y abrázala muy fuerte. Tu marido, tu mujer. Sufren, saben que no estás bien, pídeles ayuda porque además quieren ayudarte, no calles el dolor de tu alma, te salvas a ti de alguna forma y de paso a tu matrimonio, te lo dice una divorciada.

Desahógate lo que necesites, agárrate a la vida si no la sientes, llora lo que haga falta si no puedes hablar. Te escucharán, te tenderán su mano, no te dejarán ir, te aconsejarán, te consolarán, intentarán que te tranquilices, te ofrecerán esperanza. Te darán con bondad lo que necesites en el momento en el que te encuentres, no siempre pensemos en lo peor.

. . .

El bipolar en crisis con ideas suicidas y está pidiendo auxilio, no está bromeando nunca. Probablemente, haya bebido cuando dé esa alarma.

Y no todos los intentos de suicidio se dan en episodios depresivos.

***

6 comentarios

blogsaludmentaltenerife -

Te dejamos el blog que hemos abierto desde las unidades de Psiquiatría (Subagudos y Rehabilitación) de Tenerife. Pretende ser un lugar de expresión y de encuentro de los enfermos, las familias y los profesionales.
Te hemos anexado a los blogs que consideramos de interés y nos gustaría que nos visitases y dejaras tus comentarios.
Un beso fuerte y a seguir así!!

Marta -

Gracias Alenar y Tiko. A Tiko por regalarme su amistad (gran regalo) y a Alenar por los buenos consejos.
Creo que vivo en una situación parecida a la tuya, Alenar, sola, sin trabajar (me concedieron una incapacidad absoluta por el TB)y, al igual que tú, tengo tendencia al aislamiento.
Sé que como dice Tiko no debo compadecerme de mí misma, porque el aislamiento lo busco yo solita, no me han ido aislando los demás.
Tal vez parte del problema es que en mi entorno nadie ha pasado por una depresión severa, ni tiene TB, y, por tanto, la mayoría no entienden qué me pasa. Probablemente es demasiado pedirles que lo entiendan.
Falto a compromisos, dejo de coger el teléfono, no respondo a los mensajes...Lógicamente, la gente se cansa.
Lo peor para mí es el conflicto con la familia, que se empeñan en que no tengo nada y que solamente me falta voluntad. Una enorme familia, llena de "triunfadores", y que no acepta de ninguna manera que uno de sus miembros tenga un trastorno psíquico.
Uf, me estoy enrollando más de lo debido. Entré con la idea de daros las gracias a los dos y se me ha ido la mano. En fin, mi agradecimiento más sincero.
Un abrazo

Tiko -

Hola Blue y amigos.

Me agrada mucho leer estas líneas, que tanto me ayudan con mi enfermedad.
Igualmente me identifico con los comentarios de varias personas, sin dejar de lado, algunas diferencias que realmente cada uno puede comprender.

Para Marta:
(Comentario desde mi punto de vista, con todo el respeto).
¿Qué hacer cuándo ya no tienes a nadie?
En realidad es la mente la que dice: no tengo a nadie.

Siempre hay alguien. Lo que sucede desde mi punto de vista, es que mi enfermedad no me deja ver más allá(en lo personal "autoconmiseración"), creando así, mi propia cueva o encierro mental.

Le regalo mi amistad. Creo que puedo ser parte de su red, así como usted de la mía.

Recuerda, siempre hay alguien.

Les deseo lo mejor.

Nota:
Quiero dejar claro que la palabra "autoconmiseración", la utilizo de manera personal. No quiero que alguien la tome a mal.

alenar -

Para Marta:

Me identifico con "no me aguanto a mi misma, así que menos aún aguanto a alguien a mi lado, aunque sé que lo necesito". Yo pase, y sigo aún pasando a pesar de lo que sé, por esos pensamientos, por esa actitud de no aguantarme a mi mismo, de culparme. Date a ti misma la oportunidad de manejar mejor la baja autoestima, la culpa, la rabia, la emoción que particularmente más te agobia, te aumenta la ansiedad, te paraliza, te hace vulnerable.

La primera vez que sentí, profundamente, que era imposible (que yo no sabía como conseguir reparar el roto que existía) contar con la familia, con los amigos, con mi entorno habitual, lo pase fatal, me sentí desbordado, sin opciones, al borde del vacío.
Dos caminos vi claros, intentando no perderme entre tantos pensamientos recurrentes: 1.-Continuar adentrándome en el pantano del vacío, de la angustia, hundiéndome cada vez más en mi queja, en mi llanto de "pobre chaval", sufriendo sin aceptar consuelo o 2.- Atreverme, buscar en mi memoria qué había hecho bien en otros momentos límites, pasar a la acción, hacer un acto, un paso, y después otro. Agarrarme a la barandilla que me encontrase, a lo que ayude a que el pantano del vacío, la parálisis emocional y física, pudiera tragarme, seguir mi adicción a complicarme la vida y aumentar los obstáculos.
Es sencillo: busque las más pequeñas motivaciones que pudiera tener, las más poco usadas actividades y sentido común que me suponen satisfacción y aumento de autoestima, y me puse a usarlas.

Y me atreví, fui capaz, a diferencia de tantas otras ocasiones anteriores, de hablar con más confianza y claridad con mi médico de cabecera, y con la trabajadora social de mi pueblo, y con mis acreedores ( o sea personas o entidades a quienes yo debía algo) , fuera deuda económica o de otro tipo. Sentirme en deuda, sentirme vulnerable por ser señalado como persona que no cumple con los compromisos me causa dolor y su efecto es más nocivo que la propia deuda o la mirada culpabilizante que reciba de los demás.

El médico me envío al psiquiatra, la trabajadora social del Ayuntamiento me ayudo a conocer alternativas posibles según los recursos actuales y viables, y con cada acreedor llegue a un acuerdo/desacuerdo lo más razonable o realista posible. Les gustará a ellos, o no, me gustara a mi, o no. Es lo que hay, se suele decir. Cuando no hay nada al menos podemos rescatar que haya buena voluntad o llamadle como os guste o queráis. A mi me sirve, aunque ya dejo claro que antes de sostener voluntad hay que plantar semillas de motivación, encontrar aquello que aún es posible que nos motive a estabilizarnos, en medio de angustia, compulsividad, adicción, u otras emociones y maneras de hacer malas compañeras de viaje.

Marta, ánimos, espero encuentres abrazos llenos de aliento en tu entorno cercano. El mio, abrazo virtual, ya lo tienes.


alenar -

Un día más vuelvo a tu página. La lectura de tus textos, palabras escritas desde la experiencia y el sentimiento solidario ayudan, de verdad ayudan. Estoy convencido de que te ayuda a ti escribirlas, y sé que me ayuda a mi leerlas. No es leerlas, tus palabras, simplemente como distracción, cual novela. No se trata, a mi parecer, de leer el contenido de tu bitácora sólo como lector pasivo, hay que hacerlo como lectores activos. Con la empatia de reconocerse en las imágenes que se crean a partir de los escritos, o directamente ofrecidas en fotos, dibujos, videos, etc que adjuntas. Se agradece, es un placer añadido, que el estilo de escribir, que sale del corazón, unido al trabajo (invisible pero que existe) de corrección y mejora del texto, haga muy agradable, fácil de entender, el mensaje interior de cada texto, de cada reflexión o análisis que compartes con nosotr@s, agradecidos visitantes de un buen blog/bitácora, de rico contenido y lenguaje directo y claro.

Ir al meollo de cada palabra, frase, contenido, idea, dato, sentimiento trasmitido, información dada, apoyo ofrecido, pregunta hecha, respuesta lúcida, desasosiego no resuelto, etc. Aprender de todo ello, para nuestra propia estabilización, pero también para saber desprenderse de lo aprendido y convertirnos en puntos de red, de transmisión de experiencia y ayuda.

Ayudar realimenta la capacidad de auto ayudarse, es algo cierto, más de lo que nos llegamos a creer. La simple y sencilla acción de dar nuestra opinión, de expresar nuestro sentimiento ya significa una ayuda para quien escucha con deseo e intención activa de aprender.

No importa si nuestra autoestima pasa por un momento bajo. Decir lo que se siente, compartirlo, es en si mismo un excelente e inteligente paso para empezar el camino hacía una mejora de nuestro estado emocional, para mejorar nuestra capacidad de resolver dificultades concretas, ciertas y angustiantes, pero que podemos mirar de frente para dar respuestas, aunque sean, de momento, de encontrar la distancia, el modo, para que no ahoguen, los problemas, y podamos pensar, respirar, vivir, esperando soluciones más eficaces para estabilizar con más continuidad, ojala permanentemente, nuestro día a día, nuestra Vida. Sé que es fácil de escribir las palabras: esfuerzo, voluntad, motivación, esperanza, confianza. Lo que se nos hace más difícil, en nuestra vida cotidiana, incluso a veces creemos que imposible conseguirlo, es sudarlas, sostenerlas, aceptar el dolor que conlleva ejercerlas, practicarlas, convertirlas en actos, el acto conciente de que hay trabajar el esfuerzo, la voluntad, la motivación, la esperanza, la confianza, etc. Hay que cuidar la semilla plantada, hay que cuidar la tierra en la que se ha plantado, hay que ayudar a la planta, al fruto que nace de la semilla, hay que ir al huerto para regar, nada crece solo, y si lo hace estará acompañada de malas hierbas que nadie se ha encargado de limpiar. Disculpa el rollete de la semilla, pero es que me sale mi origen de hijo de campesino, de pages.

Ofreces mucho con tu aportación, con todo tu tiempo dedicado a transmitir, a constituirte en un punto de red, de referencia, de soporte, muy válido y de agradecer.

Quería empezar diciendo que me he alegrado de ver que has vuelto a escribir. Si, alegría es la emoción que he sentido al abrir la página de tu bitácora y ver que había un escrito actual, posterior al día 27. Además el contenido del texto me parece de mucha ayuda, muy acertado, aunque entiendo, paso en estos momentos por la misma situación, a Marta, a su comentario al tema.

En mi caso sé que mi tendencia al aislamiento no supone que algunas personas cercanas dejen de preocuparse por mi, pero soy yo mismo quien se siente paralizado para pedir ayuda. Vivo solo, sin trabajar, corta familia y con sus propios problemas que les agobian, y con amistades buena gente pero desgastadas por mis agobios económicos. No quiero acabar con ellas, con mis amistades, con una buena parte de mi red de ayuda (por hablar, por higiene mental gracias a alguna actividades que consigo hacer con ellos, con los amigos) haciéndolos participes de momentos de mucho, mucho, desasosiego. Me siento mal cuando los veo que quisieran pero no saben cómo ayudar. Creo que, a su manera y posibilidad, ponen de su parte aportaciones concretas que me están ayudando. Pequeños grandes soportes que evitan empeorar mi situación. Algo de dinero, ofrecer una habitación donde vivir si no puedo seguir pagando una casa unifamiliar, una ropa que abriga, una conexión a Internet que me sale gratuita, etc. Yo intento no llegar a la situación de actuar cual adicción a cualquier droga, a pensar que me dejo llevar a ser dependiente de la red que tengo de amistades. A veces, cuando voy a cenar con mis amigos, me siento en lucha con mis pensamientos, intenciones. Estoy entre que no quiero que salga ninguna palabra sobre mi situación agobiante, grave, o pedirles de manera directa que me ayuden más, que lo hagan de manera que me autosostenga sin tener que depender siempre de su ayuda. Pero no sé hacerlo, muestro mi cara más seductora, y digo que todo sigue su camino, que voy haciendo, que todo irá mejor. Yo no me lo creo. Pero al menos el tiempo que paso con ellos cenando o paseando lo dedicamos a la que debería ser una relación satisfactoria sin convertir a la amistad en una fuente financiera o de asistencia social de ayuda continuada a mi incapacidad para gestionar compensadamente mi vida, la económica, salud, sentimental, etc. Hay ocasiones en que me veo cual imagen de una casa en ruinas, que tiene su foto bonita, pero que se ha desgastado y descuidado. Por suerte es de buen restaurar, al menos eso me dicen, al tener buenos cimientos en su construcción. Deben hablar del sentido común heredado de la vida campesina de mis mayores, y trabajado durante mi etapa de vida profesional.


Me sale un comentario exageradamente largo, mis disculpas. Lo intentare poner, a ver si cabe, y ya añadiré en otros escritos lo que ahora se me acumula en la cabeza y en la punta de mis dedos, cosas que quiero aportar, compartir, sin más ánimo ni intención de que sean de utilidad.

Estoy aprendiendo de mis circunstancias, con la ayuda de personas cómo tú, Blue, cómo de las personas que aportan comentarios a tu bitácora, y del resto de buena gente, que de haberlos haylos, por suerte bastantes y bien predispuestos. Hemos de atrevernos a hablar con confianza, a dar una oportunidad a quien nos quiere y/o se preocupa por nosotr@s, por nuestra salud y estado de ánimo. Si cerramos puertas obligamos a que las tengan que forzar, a que duden de si queremos realmente ayuda, les exigimos a nuestra buena gente a un esfuerzo mayor para acertar en darnos la ayuda que necesitamos. Y acabamos siendo víctimas de nuestra puerta cerrada. Abramos la puerta, al menos lo suficiente. Para darnos y dar la mejor oportunidad para encontrar un punto medio, cada cual tiene el suyo, entre ser dependientes absolutos de los demás y el otro extremo, querer ser tan autónomos que nos perdemos en las neblinas de la soledad no deseada, no deseable. Punto medio mío: decido cosas, hago acciones, resuelvo nudos que me ahogan, y me dejo ayudar cuando se disparan las alarmas auto creadas, cuando me acerco a exagerada impulsividad o enfermiza pasividad. No es sencillo, ni fácil, nombrando a un poeta diría que " son gritos en el cielo, y en la tierra son actos".

Abrazos y besazos...a ti, Blue, por persistir, y a tod@s, porqué sois, somos, personas únicas y llenas de posibilidades, a pesar de los pesares.

¡Ánimo y démonos oportunidades!

Marta -

Me alegra que hayas vuelto, Blue.
Claro que hay que tener una red que te sostenga, no solamente es necesaria para los bipolares, lo es para todo el mundo. Pero...¿Qué hacer cuándo ya no tienes a nadie? Cuando por meses de depresión y aislamiento has roto todo contacto, cuando hasta la familia te deja de lado porque están hartos de verte metida en la cama día tras día ("no tienes nada, solamente te falta voluntad")¿Cómo recompones esa red?. A mí ahora me parece imposible. No me aguanto a mí misma, así que menos aún aguanto a alguien a mi lado, aunque sé que lo necesito.
Un fuerte abrazo Blue.