FIESTA II: Taquipsiquia
Y sí, llego a la fiesta. Saludos, besos, regalos. Todo bien. Nadie nota nada, que estoy tensa y hecha mierda, que no voy a ser del sector enrollado del lugar sino que me voy a ir a una esquina del sofá. Hay quien fuma porros. Otros van a la cocina en parejas, y en rebaño, allí es donde está la fiesta, no sé cuántos gramos.
La anfitriona me ofrece una porción del pastel de cumpleaños. Es casero y hace muy buena pinta. Supongo que la felicito, porque ha cocinado todo el día, no sólo el pastel sino un bufé de diversos platos, todos cocina exótica: japonesa, libanesa... de muy compleja elaboración.
Seguimos charlando, contando chistes, conociendo tímidamente a los nuevos nombres de esta noche.
Me siento más suelta y sociable ahora. La fiesta se anima, suena música petarda y los "viejos" entramos en la nostalgia de la Fiebre del Sábado Noche.
Joder... me entero de que el pastel llevaba marihuana. Si lo sé no lo como, porque no estoy católica, igual me entra otro ataque. Ya debe estar haciendo efecto, claro, bailas y ríes.
Y cambian de tercio. Marilyn Manson, cómo podría olvidarlo.
Me encontraba muy débil, pero eso fue antes, ahora ya no, ahora soy pura energía. Me he convertido en un monstruo que baila a saltos y hace lo imposible con las cervicales. Soy una diosa, tengo poder, mi cuerpo es atlético y me obedece. No, no me obedece a mí. Dionisos se ha manifestado, me posee, y va acompañado de una buena cohorte de demonios, todos pidiendo guerra.
Llama a todo eso CRISIS MANÍACA.
Libero de paso a mis propios demonios, mis movimientos se transforman del baile al paroxismo.
No recuerdo haber bailado así nunca, en mi estilo pero en un grado mucho mayor. No me grabaron en vídeo, no tengo pruebas... prefiero que sea así, no me gustaría verme. Hubo quien se asustó, claro, los demonios hacen eso, ¿no?
Mi momento crítico pero glorioso acaba -por fortuna todo pasa- al poco tiempo. Vuelve la debilidad, y esta vez es fulminante, los demonios me han dejado exhausta. Me caigo, me hacen sentar. Vomito el poco alcohol que he bebido (después de un ataque de pánico no hay ganas de emborracharse, una controla). Mis amigos me miman, me animan, me acompañan al balcón y se turnan para acompañar sin agobiar. Estoy sudada, lívida y me falta el aire otra vez. Y ese vacío en las sienes las recorre un frío seco, que se da una vuelta por la frente en una náusea. Estoy callada, no puedo hablar.
No me asusta ese malestar, porque es similar al de una borrachera, pero sí lo que empieza a ocurrir ahora es mi cabeza la que está empezando a dar vueltas, al mareo (¿el baile frenético? ¿la maría?) se incorpora Algo nuevo. Mi mente se está colapsando de ideas, las ideas llueven y no me dejan en paz, cojo más aire y sólo intento que las espiraciones (no, no expiro, aunque me lo parezca otra vez, antes me estalla el corazón y ahora el cerebro) expulsen ideas, que no verbalizo, ni que quisiera porque no tengo tiempo para ello, se suceden e interaccionan encadenadas e inconexas. Tiro la cabeza hacia atrás, refresco o me refrescan la nuca y la frente, pero lo que se mueve en mi cabeza sigue sin piedad.
No me recupero ni con remedios caseros ni con tiempo de reposo, y apenas puedo andar, me han desenchufado, mis demonios se cansaron de bailar y me han dejado tirada. Pero mi mente sigue en estado alterado de conciencia. Y por fin me sacan de la casa. Durante el viaje en coche, experimento la marihuana más la taquipsiquia en silencio, un viaje mental alucinante y maníaco, mientras se sucede un viaje de veinte minutos en coche Las luces de la autopista, las antenas de telecomunicaciones en la montaña al fondo salto entre ellas. Veo e imagino cosas fuera de lo común, los delirios se suceden. Hablo a gritos, no recuerdo lo que digo ni lo oigo apenas, resuena en mi interior. Parezco estar poseída por algún diablo. Mis amigos están muy asustados, lo sé porque están en completo silencio y ni siquiera han puesto música, y sólo hablo yo de vez en cuando, recuerdo haber pedido música. Nunca me habían visto así, yo tampoco a mí misma.
........
Ese día no fue la primera vez que tuve un ataque de pánico, no fue la primera vez que el TENGO QUE se me cayó encima en un ataque, ni fue la primera vez que probé un pastel de marihuana, ni siquiera fue ni mucho menos mi primera fiesta maníaca. Pero la Taquipsiquia, sí fue la primera.
La taquipsiquia, también llamada fuga del pensamiento, es un síntoma maníaco por excelencia. La mente se dispara, se acelera sin control alguno por tu parte produciendo ideas que tampoco puedes controlar. Las ideas te bombardean sin cesar, en fracciones de segundo -un segundo ahora es una hora-, convirtiendo tu cerebro en un haz permanente de destellos de todos los colores. Dura lo que quiera durar, horas incluso. La primera vez, piensas que te has vuelto loca. La última que tuve fue duradera tres días, a ratos- pero no salvaje, más controlable, y por ello la aproveché para escribir algo curioso.
No he vuelto a probar marihuana, y mis amigos ya saben por qué no TENGO QUE. Evidentemente, ahora bajo tratamiento tengo prohibidas esas sustancias. Ese día yo no sabía nada, todavía no estaban en la lista de "prohibidos", pero intuía que no me sentarían bien, porque ya me encontraba muy mal para esas fechas. Y están prohibidos porque los tóxicos (así los llaman los psiquiatras: drogas, alcohol...) desencadenan cosas tales como crisis maníacas.
La Manía es algo que han visto mis amigos "en acción". No sabían, ni yo, que lo que veían era efecto del tóxico, no el efecto borrachera o cuelgue, sino el efecto Manía, síntomas maníacos. Sé que les he asustado cuando esto ha sucedido, que no sabían qué hacer, lo sé, me lo han dicho. Menos mal que no podían meterse en mi piel, en mi mente, eso sí que les hubiese aterrorizado.
Esta historia está basada en hechos reales sucedidos en marzo de 2003. No he acudido a mis diarios para entrecomillar lo que escribí entonces, aunque desde luego sería mucho más interesante, ni voy a hacerlo, de momento prefiero revivirlo con el filtro del tiempo.
Fueron Meses Oscuros, en los que estuve ciclando de Manía a Mixto pasando por Depresión, muy rápidamente además, no estaba diagnosticada y seguía tomando los antidepresivos que me recetaban bajo el diagnóstico depresión, que no pueden darse a un bipolar porque precisamente le hacen virar a manía.
Este post sólo puede ser ilustrado con algo psicodélico. Un fractal. Me fascinan los fractales, hace años ya. Y muchos ilustran muy bien los estados alterados de conciencia. Este es creación de Sven Geier y le llamó "este es tu cerebro bajo drogas"
La anfitriona me ofrece una porción del pastel de cumpleaños. Es casero y hace muy buena pinta. Supongo que la felicito, porque ha cocinado todo el día, no sólo el pastel sino un bufé de diversos platos, todos cocina exótica: japonesa, libanesa... de muy compleja elaboración.
Seguimos charlando, contando chistes, conociendo tímidamente a los nuevos nombres de esta noche.
Me siento más suelta y sociable ahora. La fiesta se anima, suena música petarda y los "viejos" entramos en la nostalgia de la Fiebre del Sábado Noche.
Joder... me entero de que el pastel llevaba marihuana. Si lo sé no lo como, porque no estoy católica, igual me entra otro ataque. Ya debe estar haciendo efecto, claro, bailas y ríes.
Y cambian de tercio. Marilyn Manson, cómo podría olvidarlo.
Me encontraba muy débil, pero eso fue antes, ahora ya no, ahora soy pura energía. Me he convertido en un monstruo que baila a saltos y hace lo imposible con las cervicales. Soy una diosa, tengo poder, mi cuerpo es atlético y me obedece. No, no me obedece a mí. Dionisos se ha manifestado, me posee, y va acompañado de una buena cohorte de demonios, todos pidiendo guerra.
Llama a todo eso CRISIS MANÍACA.
Libero de paso a mis propios demonios, mis movimientos se transforman del baile al paroxismo.
No recuerdo haber bailado así nunca, en mi estilo pero en un grado mucho mayor. No me grabaron en vídeo, no tengo pruebas... prefiero que sea así, no me gustaría verme. Hubo quien se asustó, claro, los demonios hacen eso, ¿no?
Mi momento crítico pero glorioso acaba -por fortuna todo pasa- al poco tiempo. Vuelve la debilidad, y esta vez es fulminante, los demonios me han dejado exhausta. Me caigo, me hacen sentar. Vomito el poco alcohol que he bebido (después de un ataque de pánico no hay ganas de emborracharse, una controla). Mis amigos me miman, me animan, me acompañan al balcón y se turnan para acompañar sin agobiar. Estoy sudada, lívida y me falta el aire otra vez. Y ese vacío en las sienes las recorre un frío seco, que se da una vuelta por la frente en una náusea. Estoy callada, no puedo hablar.
No me asusta ese malestar, porque es similar al de una borrachera, pero sí lo que empieza a ocurrir ahora es mi cabeza la que está empezando a dar vueltas, al mareo (¿el baile frenético? ¿la maría?) se incorpora Algo nuevo. Mi mente se está colapsando de ideas, las ideas llueven y no me dejan en paz, cojo más aire y sólo intento que las espiraciones (no, no expiro, aunque me lo parezca otra vez, antes me estalla el corazón y ahora el cerebro) expulsen ideas, que no verbalizo, ni que quisiera porque no tengo tiempo para ello, se suceden e interaccionan encadenadas e inconexas. Tiro la cabeza hacia atrás, refresco o me refrescan la nuca y la frente, pero lo que se mueve en mi cabeza sigue sin piedad.
No me recupero ni con remedios caseros ni con tiempo de reposo, y apenas puedo andar, me han desenchufado, mis demonios se cansaron de bailar y me han dejado tirada. Pero mi mente sigue en estado alterado de conciencia. Y por fin me sacan de la casa. Durante el viaje en coche, experimento la marihuana más la taquipsiquia en silencio, un viaje mental alucinante y maníaco, mientras se sucede un viaje de veinte minutos en coche Las luces de la autopista, las antenas de telecomunicaciones en la montaña al fondo salto entre ellas. Veo e imagino cosas fuera de lo común, los delirios se suceden. Hablo a gritos, no recuerdo lo que digo ni lo oigo apenas, resuena en mi interior. Parezco estar poseída por algún diablo. Mis amigos están muy asustados, lo sé porque están en completo silencio y ni siquiera han puesto música, y sólo hablo yo de vez en cuando, recuerdo haber pedido música. Nunca me habían visto así, yo tampoco a mí misma.
........
Ese día no fue la primera vez que tuve un ataque de pánico, no fue la primera vez que el TENGO QUE se me cayó encima en un ataque, ni fue la primera vez que probé un pastel de marihuana, ni siquiera fue ni mucho menos mi primera fiesta maníaca. Pero la Taquipsiquia, sí fue la primera.
La taquipsiquia, también llamada fuga del pensamiento, es un síntoma maníaco por excelencia. La mente se dispara, se acelera sin control alguno por tu parte produciendo ideas que tampoco puedes controlar. Las ideas te bombardean sin cesar, en fracciones de segundo -un segundo ahora es una hora-, convirtiendo tu cerebro en un haz permanente de destellos de todos los colores. Dura lo que quiera durar, horas incluso. La primera vez, piensas que te has vuelto loca. La última que tuve fue duradera tres días, a ratos- pero no salvaje, más controlable, y por ello la aproveché para escribir algo curioso.
No he vuelto a probar marihuana, y mis amigos ya saben por qué no TENGO QUE. Evidentemente, ahora bajo tratamiento tengo prohibidas esas sustancias. Ese día yo no sabía nada, todavía no estaban en la lista de "prohibidos", pero intuía que no me sentarían bien, porque ya me encontraba muy mal para esas fechas. Y están prohibidos porque los tóxicos (así los llaman los psiquiatras: drogas, alcohol...) desencadenan cosas tales como crisis maníacas.
La Manía es algo que han visto mis amigos "en acción". No sabían, ni yo, que lo que veían era efecto del tóxico, no el efecto borrachera o cuelgue, sino el efecto Manía, síntomas maníacos. Sé que les he asustado cuando esto ha sucedido, que no sabían qué hacer, lo sé, me lo han dicho. Menos mal que no podían meterse en mi piel, en mi mente, eso sí que les hubiese aterrorizado.
Esta historia está basada en hechos reales sucedidos en marzo de 2003. No he acudido a mis diarios para entrecomillar lo que escribí entonces, aunque desde luego sería mucho más interesante, ni voy a hacerlo, de momento prefiero revivirlo con el filtro del tiempo.
Fueron Meses Oscuros, en los que estuve ciclando de Manía a Mixto pasando por Depresión, muy rápidamente además, no estaba diagnosticada y seguía tomando los antidepresivos que me recetaban bajo el diagnóstico depresión, que no pueden darse a un bipolar porque precisamente le hacen virar a manía.
Este post sólo puede ser ilustrado con algo psicodélico. Un fractal. Me fascinan los fractales, hace años ya. Y muchos ilustran muy bien los estados alterados de conciencia. Este es creación de Sven Geier y le llamó "este es tu cerebro bajo drogas"
6 comentarios
Carne de Psiquiatra -
Mi medicación me protege de esto, y en el momento que tengo alguna, se me sube la dosis.
PERO NO TE AUTOMEDIQUES. Ve a otro especialista, por tu bien.
Suerte.
Valentina -
Carne de Psiquiatra -
Sven Geier -
I look at what I understand of your writing and I wonder how much easier it might have been for you and your friends if you had known that you were in principle safe. There was no threat to life or limb, was there? "These things happen, they will not kill me, they'll blow over all by themselves". Ah, the clarity of hindsight.
I like the layout: each blog entry "themed" by one picture which sets the tone for what you're reading. (And of course I'm always a little proud to see when someone uses one of my images for something that is important to them...)
I understand that you're writing about events a year ago and I haven't read on (yet) to see what happened next...
Carne de Psiquiatra -
Galahan -
Niña, me alegro entonces de que ahora estés mejor, pero aún tienes que pelear un poquito más. Ánimo!!