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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Turbulencias: CICLANDO

Turbulencias: CICLANDO Esta hipomanía es la primera que paso como tal, diagnosticada. Ya os contaré su origen, ese post tan importante que no escribo nunca. Antes hubo muchas, porque tomaba antidepresivos cuando estaba incorrectamente diagnosticada, y éstos hacen “subir”. Y cuando ciclaba a una hipomanía, simplemente pensaba y notaba que estaba bien, que había salido de la depresión, eran leves y quizá las confundí muchas veces con la eutimia. Conozco la eutimia, sólo que apenas la recuerdo.

Creo que enfermé, la bipolaridad se manifestó con fuerza por primera vez, en 1993, antes de casarme. Y luego en 1997 tuve otro episodio, cuando me separé. Las novedades negativas o grandes desgracias familiares, que en lógica deberían llevarte a una depresión, a un bipolar tipo I pueden dispararle hacia arriba, por el contrario. Y este parece ser mi caso. Tengo tendencia a “subir”, y si hay problemas o crisis, más. Puede darse y se ha dado el caso de que todo el mundo está compungido o muy serio con cara de preocupación atendiendo a un problema grave mientras yo soy un nervio con ataques de nervios y otras molestas manifestaciones somáticas que me impiden cumplir incluso con mis obligaciones morales en estos casos.

Cuando me separé, de mutuo acuerdo y sin problemas, entré en una hipomanía que de leve, no tuvo nada. Pero trabajaba. Nunca una hipomanía me hizo pedir una baja o pedir hora al psiquiatra, yo no tenía conciencia de estar enferma entonces, no me encontraba mal aunque hacía cosas “raras”. Estaba muy agitada, me embarcaba en cualquier cosa, y convivir conmigo era insoportable. Un maníaco es muy egocéntrico. Un síntoma de mi manía es que todo lo tengo claro, todo “me cuadra”, ha de ser así porque me he iluminado y soy muy terca, no hay manera de bajarme del burro. Y un maníaco es también muy pero que muy convincente. El arte de la justificación.

Tuve una hipomanía muy fuerte, en 1993. En esta ocasión, me enamoré, nunca me había sentido tan viva como entonces, recuerdo perfectamente que decía a todo el mundo –hipomanía de manual-, y me casé. Con un hombre de temperamento hipertímico, muy activo, impulsivo, creativo, siempre con ideas nuevas, que se embarcaba en proyectos continuamente, líder y triunfador. Este carácter recuerda, es parecido, a algunos síntomas hipomaníacos. Él tiraba de mí, no parábamos, siempre nuevos proyectos. Le encantaba endeudarse, a mí no. Quizá no le he dado valor al dinero cuando me ha sobrado un poco, pero nunca me gustó endeudarme ni lo hice nunca en manía. Siempre he pensado que el futuro no existe o que en todo caso es incierto. No me gusta hacer planes, nunca se sabe. Y menos, casarme con un banco. No es pesimismo, es simplemente pisar la realidad, quizá en eutimia.

Cuando me casé, ciclé y sufrí una depresión que tampoco fue leve, duró por lo menos ocho meses y uno de sus costes fue perder un trabajo. Un estudio de los muchos que hacen mostró un alto porcentaje de bipolares separados, aunque no lo recuerdo, porque no escribo el blog con chuletas. El caso es que yo pertenezco a ese conjunto. Hay quien directamente lo achaca a la enfermedad, porque la bipolaridad, esos síntomas a veces insoportables para quienes te rodean, ha hecho perder trabajos, amigos, parejas, a demasiados de nosotros. Supongo que sería mi caso, pero también había muchos otros factores, por tanto no me atrevo a señalar a la enfermedad como responsable única de mi separación. Algo tuvo que ver, por supuesto, un hipertímico y una deprimida no hacen muy buena pareja.

El caso es que ahora noto y soy muy consciente que estoy ciclando de nuevo. Mis pensamientos son tristes. Me cuesta mucho hacerme la comida o ducharme, tanto que no lo hago la mayor parte de las veces que toca. Me salto comidas, y ayer estaba guarra de verdad. Me encuentro mal, esta semana ha sido horrible, y cuando me encuentro mal y no puedo ni salir de casa “salvo mi pellejo” escribiendo. “Escribe si eso salva tu pellejo”, me decía hace más de un año ya un miembro del foro que desapareció, Gerry, pero nos dejó su vida en la sección "Mi historia" de bipolarweb. Es lo único que puedo hacer, escribir. Es compulsivo. Es un síntoma. Puedo hacer otras cosas, sí, pero si me posee el don de escribir, no lo cambio por el de pintar.

Estas semanas han ocurrido cosas en mi familia, cosas graves. Y en vez de deprimirme, de nuevo me voy para arriba. Pero esta vez, sin fuerzas. No estoy subiendo más, la hipomanía no va a más.

Vuelve esa conocida, la Soledad. De momento, no es grave, porque la percibo por eliminación. Porque cuando alguien comenta en el blog, dejo de sentirme sola por un momento. Sé que no estoy sola, tengo familia y amigos, sentirse sola es otro rollo, es un síntoma de depresión.

Me siento débil, y ya no es un día puntual, por lo que no creo que sea la factura del insomnio del otro día. Percibo que muy poco a poco estoy bajando, que estoy más triste, que me siento culpable por todo lo que no puedo hacer y cancelo, por lo imperdonable que resulta dejar plantada a mi propia Madre. De nuevo y a ratos vislumbro el Everest. Pero queda rebeldía en mí, esa irritabilidad que es síntoma maníaco pero que me ha acompañado toda mi vida, por lo que podría no ser un síntoma sino un rasgo de mi personalidad.

Es hora de llamar al psiquiatra. Hay que hacerlo a los primeros síntomas, confirmar que esas sospechas son ciertas. Hoy he soñado que me visitaba el Maestro, no el Discípulo. Mi actividad onírica ha sido muy intensa durante esta hipomanía. A menudo me despertaba a las 3 o 4 a.m. y escribía lo que podía del sueño en una libreta, todo prácticamente ilegible, bajo los efectos secundarios de la toma de la noche, la que me aniquila. Me levantaba cansada, con sensación de no haber descansado. Lógico. Mi psique no ha parado en 24 horas, en dos meses y medio.

Mierda, estoy ciclando, intuyo que esta vez toca episodio mixto y así me lo hizo notar Burbuja ayer con su sempiterna lucidez. Perspectiva repugnante, la de volver de cabeza hacia el infierno. Nada dura eternamente, ni lo bueno ni lo malo. Qué bien se estaba en hipomanía, ha sido un regalo, he olvidado que las pasé putas este verano, he celebrado que estaba de nuevo en el reino de los vivos.

Mi psiquiatra y yo concebíamos factible que de esta hipomanía pudiese salir esta vez, aterrizando suavemente, hacia la eutimia. Se nos escapa siempre.

Me siento triste, porque no sólo no hago lo que debería, porque la hipomanía está acabando, porque puedo estar a las puertas de un episodio muy jodido, y porque no puedo permitírmelo. Y no puedo hacer nada, siento Impotencia.

Esto es una Pesadilla, no tiene otro nombre.

. . . .

Imagen: “El ojo de la tormenta”, creada por Sven Geiger. Podéis visitar su galería

3 comentarios

Galahan -

Animo pekeña!
Escribes de puta madre.
(jojo, vaya una manera de decirlo, toda mi autoridad literaria al garete... -la supuesta-)

Carne de Psiquiatra -

Drama... sí, y comedia. La bipo es "sonrisas y lágrimas". Ahora tengo el humor más bien bajo, ya sabes, preocupaciones de la dura vida real.
Ya pasará. Todo pasa.
Un beso, querida Asmelgar :*

asmelgar -

Me parece pero que muy bien como te explicoteas chica. Te has descrito magistralmente, y algunas cosas me parecen drámaticas por la situación que describes, tu situación. Espero que continues descargando tu encrespada visicitud, creo que ese te hará mucho bien, ya que haciendolo estas ordenando un poco tu vida. Se te da bien cielo, se te da bien escribir, y a mi me encanta leerte, sabes que te aprecio.
Un beso lleno de cariño.

asmelgar