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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

MANIA I = Diagnóstico II

MANIA I = Diagnóstico II Mi intuición me lanza señales muy intensas, me dice que este blog tiene los días contados. O la familia me apartará de él, o mi psiquiatra me prohibirá que siga escribiendo. Por eso hoy relataré algo muy duro, importante y personal para mí.

NOTA: NO LEAS ESTO SI NO TIENES 18 AÑOS.
Debería haber puesto esta advertencia al principio del blog. Esto es pornografía psíquica.

Pasé meses oscuros, la primera mitad del 2003. Estaba de baja laboral desde finales del verano del 2002, no recuerdo si por angustia o depresión. Son dos caras de la misma moneda, en realidad, o a menos es como lo veo ahora.

Qué depresión, la Peor.

Mi psiquiatra actual seguramente diría que estaba mixta. Depre, hundida en la nada y en la tristeza, y también completamente inestable.

Escribir mi diario era mi tarea principal. Me sucedían cosas, no fuera de casa porque la agorafobia era seria, si exceptuamos episodios como el de la fiesta que relaté en su día. En mi cabeza estaba la acción.

El 14 de mayo casi me suicido. Me salvó un golpe de rabia dirigido a Bill Gates. Eso he de agradecerle. Tengo ese párrafo escrito, en tiempo real. Ese momento de “ME CAGO EN, no, no me voy a suicidar”.

En ese instante, ciclé a Manía.

Ya había tenido mis crisis, como en la fiesta que relaté en este blog. Y vinieron más después, el 2 de junio tuve otra, el concierto de Peter Gabriel me dejó en crisis maníaca toda la noche. He perdido ese escrito, uno de los mejores que haya hecho nunca (cosas de la manía), la única versión que tengo es en papel y no sé dónde está, aunque es algo desquiciante. Cuando estoy maníaca, no puntúo apenas porque no me da tiempo, porque escribo a velocidad real de mis pensamientos, y ahí agradezco el curso de mecanografía.

Pero esta vez no me podía creer lo que ocurría en mi mente, era demasiado salvaje. Y tenía muy presente que había tocado fondo en el infierno, en el intento de suicidio, cuando pude subir hasta la Luz, y era todo tan reciente que iba arriba y abajo a mi capricho, en una analogía de la Vida como una escalera de infinitos peldaños. Y subirlos también era el infierno.

No fue una Manía de pasarlo bien. Le di una vuelta a mi vida. Lloré muchísimo recordando el pasado olvidado por propia imposición, ese pasado que me pesaba como una losa y no me dejaba tener futuro. Escribir todo lo que recordé me liberó.

Mi diario era como un libro. Le daba título a cada etapa. Ese capítulo, porque tuve que abrir uno, se llamó:

CRUZANDO CABLES: 2001 ODISEA ESPACIAL, MATRIX Y TODA LA CIENCIA FICCIÓN QUE TE QUEPA EN EL BOLSILLO

Hay muchas referencias a la ciencia ficción en ese diario. Era lo que mejor se ajustaba a los viajes que estaba pegando, delirios dignos de algunas drogas, pero sin ellas, día y noche. Drogas son lo que tenemos en el cerebro, y vaya si se ponen cachondas. Taquipsiquias que no me dejaban dormir, ideas y recuerdos bombardeándome sin piedad a pesar de pedirle descanso a mi mente, dormir... Imposible, paró cuando quiso.

Y os extraigo algunos fragmentos, naderías en un escrito de 173 páginas. Me había convertido en una diosa capaz de abrir todos los secretos de mi pasado, los más escondidos, y de recorrer toda la escala emocional, del cielo al infierno. Incluso rescataba del olvido temas y libros de mi etapa estudiantil. Era muy consciente de que tenía los cables cruzados, demasiado, porque no dejé de estar lúcida ni un solo momento. Pero no hice más que psicoanalizarme, como diosa, diosa de mí misma, hasta ahí llegaba mi poder. Tuve delirios, pero no místicos, sino existenciales.

E., que es mi amigo y el domador oficial de fieras, me controlaba por teléfono. Estaba lejos, pero me llamaba varias veces al día. Necesitaba feedback y que me tranquilizasen. Fue mi terapeuta esos días, no sé qué hubiese sido de mí sin él.

Estaba sin diagnosticar, sin medicar, como bipolar. Mi diagnóstico por aquél entonces era “Depresión”, y estaba tan harta de ella, de estar deprimida y de baja, de ser un harapo viviente, que había dejado de tomar los antidepresivos una semana antes. Y de beber, y de tomar ansiolíticos como sugus. En mi vida había hecho algo similar, dejar un tratamiento, y estaba equivocada, esas pastillas sí me hacían efecto, y la serotonina se quejó mucho al dejar de recibirlas. Me dieron todos los “monos” posibles, menos el del tabaco.

Pasé la Manía perfectamente consciente de que estaba maníaca. Cuando pasó todo, tuve tiempo para informarme por Internet, para buscar respuestas a lo que me estaba pasando. Llegué al psiquiatra con la certeza de que lo mío era un Bipolar como una catedral. En mi agenda aparecen esos cinco días como “Viaje alucinante”, un título de Isaac Asimov. Esa manía fue lo que me diagnosticó inequívocamente, mi ex-psiquiatra no tuvo más remedio que reconocerlo. Había estado equivocado muchos años. Por eso y porque luego tampoco supo tratarme, cambié al actual psiquiatra.

En estos escritos reflexioné mucho sobre la depresión, ahora la veía desde fuera, por fin. P. es una mujer con problemas psíquicos que me venía mucho a la cabeza.

Lo que divulgaré aquí es “light”. Para que oláis lo heavy que pudo ser la cosa. CINCO DÍAS sin dormir, mi mente sin descanso, quería más, y casi me quedo en el sprint. A veces pensaba que estaba a punto de morirme, de muerte natural, cerebral. Debo ser una especie de mala hierba, o quizá mi instinto de supervivencia realmente exista. O E. tiró de mí en plan Morfeo para que el infierno no fuese a más.

Me alimentaba de café y tabaco. Escribía día y noche. No salía a la calle, excepto para ir a por tabaco, de noche, para pasar desapercibida.

Escribía para no volverme loca, día y noche, sin parar. Lo volqué todo. En tiempo real. Si leo entero el diario, se me caen, cuando no se me ponen los pelos de punta. El material original será donado a algún fondo sobre bipolares, supongo, esa decisión se la delego a mi albacea. Él tiene el password.

No sé por qué no ingresé, o fui a urgencias psiquiátricas. Por ignorancia. No sabía nada de ingresos entonces, quizá ni siquiera que había psiquiatras de guardia. La cosa se hubiese aplacado rápidamente con antipsicóticos, fármacos que no sabía que existían. Supongo que pensé que era una crisis más en mi proceso depresivo. El caso es que me declaré "loca" en ingreso domiciliario, y me chupé la Manía a pelo, supongo que con la intuición de que o me mataba, o me hacía más fuerte (Nietzsche). Mantuve a la familia apartada del berenjenal, muy conscientemente.

Como ya he dicho, el viaje más alucinante de mi vida, que me hizo más fuerte seguro, y que no ha de volver a repetirse, ahora que estoy bajo tratamiento.

En los siguientes posts tenéis los fragmentos. Versión extra-light, repito. Igual tanto, que no dimensiona el tema, pero no puedo publicar más sin comprometer mi intimidad. El final de ese estado, el aterrizaje, el tercer post, fue hasta hermoso, todo lo hermoso que puede resultar salir del Infierno.

Sí, Familia, ya he estado en el Infierno, muchas veces, pero esa semana fue Non-Stop-Dancing.

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Las ilustraciones de esta serie de 3 posts son neuronas y sinapsis. El cruce neuronal de cables del segundo es magnífico.

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