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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Descanso bipolar

Descanso bipolar Empecé el blog el pasado 22 de noviembre, y cuando lo lancé me encontraba en un episodio de hipomanía leve. Las ideas fluían sin cesar, mis escritos de ese mes y pico que duró la hipo son largos y estoy particularmente satisfecha de algunos.

La hipomanía pasó y me metí de nuevo -pensaba, ilusa, que no volvería- en un episodio mixto que hizo necesario un ingreso voluntario para evitar mi suicidio.

Que quiero vivir, eso lo sabe todo el mundo. Que si me mato no soy yo Carne sino la enfermedad, el cerebro descompensado, la serotonina dando órdenes “mátate” sin cesar, es una realidad. Que mientras tenga una sola neurona luchando, no va a producirse.

Ahora me encuentro bien. Anímicamente. Quizá esté estabilizada, pero esto no será oficial hasta que mi psiquiatra lo certifique. Pero no voy a esperar a un diagnóstico para empezar a hacer cosas que tengo o tenía pendientes y a hacer de mi vida algo digno para mí misma, después de tanto tiempo.

En primer lugar, hay que olvidar que se tiene la enfermedad. Ello no te libra de días malos o de episodios, pero de alguna manera te sientes normal o que has vuelto o puedes volver a hacer vida normal.

Olvidar no significa no seguir con el tratamiento o las rutinas. Me tomo las pastillas religiosamente, porque sé que gracias a ellas por fin puedo decir algo parecido a “me encuentro bien”. Y a unos hábitos que todavía he de afianzar, es un camino que me está costando porque le ha dado un giro total a mi vida.

Tengo señales de esta mejoría. Ayer estaba bien anímicamente, ni arriba ni abajo, como estos últimos días, y algo triste entró en mi vida. Me alteró, me entristeció, y estuve todo el día preocupada. Pero no deprimida, lo que constituye un hecho muy importante: hice vida normal y quedé con los amigos; me encantó una tertulia casera hasta las seis de la madrugada.

Hoy tengo la resaca del haber trasnochado, que ahora es un lujo para mí. Pero tengo las cosas más claras hace días, lo que voy a contar.

Desde que he mejorado, y la escapada a Madrid tuvo mucho que ver en ello –ir sola por la calle, coger el metro…- he estado dándole vueltas a mucho, desde el plano de la realidad. Esto es importante, porque cuando uno está en episodio no puede valorar la realidad -deformada en negro en caso de depresión y en rosa en hipomanía, dicho rápido y mal- y no es bueno que se tome decisiones en esos momentos.

Llevo año y pico fuera de casa, donde Madre, en una especie de ingreso domiciliario donde he sido recogida de mi propia casa -que tuve que abandonar- con una pala hecha cisco, me ha cuidado hasta este momento. Antes, sola, incluso trabajando, las pasé canutas, hasta que exploté en el 2002 y la cosa fue in crescendo hasta el 2003. Si miro hacia atrás, el 2000 fue el inicio de una serie de episodios. Puedo ir más allá, pero fijo esta fecha como el principio del no encontrarme bien, por simplificar.

No sé si he remitido, lo que sé es que ahora siento que piso la realidad. Noto que corre poca sangre por mis venas, en el sentido de que mis emociones no son lo intensas que eran, se producen cuando hay un detonante concreto, y los síntomas parecen estar bajo control. Y voy a aprovechar esta situación.

Ahora me conviene dejar mi enfermedad de lado y dedicarme a lo que quiero. Y eso significa llenar mi tiempo de actividades que antes no podía hacer. Como leer y estudiar, porque mi capacidad de concentración estaba mermada y últimamente me sorprendo acudiendo a algún libro de no fácil lectura.

Tengo muchos proyectos a realizar. Los que en su día no pude y siguen agradándome, los que con el tiempo se han añadido como deseables o simplemente como sueños.

Voy a por mis sueños. Ahora tengo los medios y la salud. Paulo Coelho diría que el universo conspira para que lo consiga. Y he de aprovechar el momento, he de vivir esta época, porque quizá no dure para siempre, porque la enfermedad es la espada de Damocles, porque el péndulo puede ponerse en marcha en cualquier momento. De ahí que quiera vivir este presente que se me abre.

Por eso no quiero “pensar en bipolar”. No ahora.

He escrito mucho sobre la enfermedad. Si mis amigos y mi familia han podido conocer algo sobre ella y sobre mí, firmo. El blog ha funcionado.

También he conocido gente muy maja que se ha pasado por aquí. Valor añadido, porque no me lo esperaba, y ha sido enriquecedor. Pero...

... es hora de descansar. De blog.

Es hora de vivir.

Tendré el correo abierto, pues no voy a cerrarme a la gente que ha leído o leerá esta página. Quizá algún día postee, si algo me lleva a ello o alguien me sugiere algún tema de interés, por lo que tampoco me cerraré a hablar de bipolaridad. Pero no voy a hacerlo cada día. No ahora. Me voy a dar un descanso de un par de meses que necesito casi en exclusiva para mi vida privada. He tomado algunas decisiones, ahora que puedo, y he de ejecutarlas, ahora que es el momento.

Nunca es el momento, siempre hay contras, pero si los pros están de tu lado, hay que hacerlo. O dejar pasar la vida, no tocarla, no correr riesgos. Yo necesito de ese cambio y por ello asumo ese riesgo, y por eso he llamado a lo que me ha de suceder "el Salto". Porque toda nueva etapa en la vida trae algo de miedo, de incertidumbre, y ayer Kidam me dijo que eso incluso es bueno, y necesario. Lo que me afirma en que estoy pisando tierra firme, pese a la incógnita.

Mi diario personal es ahora la “víctima” donde irán a parar estos proyectos y cambios que me traiga el Salto, y como dije un día, si algo me sucediese, tengo un albacea con el password. Me han dicho que mi vida es un melodrama, bien, es la mía, y a ello voy, que no decaiga la cosa, porque decayó contra mi voluntad.

La vida de un bipolar no difiere demasiado de las vidas de los que no tienen la enfermedad. Ese ha sido uno de los objetivos de este diario. Sí, tomo pastillas, sigo tratamiento, visito a psiquiatra y terapeuta, pero eso no es el 100% de mi vida, es mantenimiento y seguimiento de un problema de salud. Cuando he tenido muchos síntomas, sí se ha interferido en mi vida y muy seriamente, pero reitero que ahora estoy libre de ellos o de los más molestos e incapacitantes. Y los efectos secundarios, de los que también he hablado, a veces me impiden. Salvando este tema, voy al cine, de paseo, de copas (sin alcohol), etc.

Seguiré escribiendo, pues es una de mis aficiones, pero el blog tampoco es el espacio donde ha de publicarse lo que produzca ahora.

Esto no es una despedida, es otra etapa. Volveré a escribir en este espacio, pero no cada día. Este mes quizá sí pueda, y el siguiente... no sé. Unos dos meses de descanso, este de forma paulatina. Seguiré leyendo los otros blogs cuando pueda, pues parte de los cambios que voy a experimentar el mes que viene pasan por no poseer conexión a Internet.

Seguimos en contacto
:)
Carne de Psiquiatra

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Fotograma de "Blade Runner", la Tyrell Co. con ese sol...

5 comentarios

asmelgar -

Suerte en tu nueva andadura...y cuando mires las estrellas piensa que tu formas parte de ellas, somos polvo cosmico...proyectos inacabados, pequeños y grandes almismo tiempo.

Kidam -

Hace 5 minutos escasos que acabamos de mantener una larga conversación telefónica. Tu estas allí y yo aquí con un espantoso dolor de cabeza que esta convirtiendo el sprint final hacia la salida del día laboral en un auténtico suplicio. Podría decir, groseramente, que hoy mi tarde es más negra que los cojones de un grillo pero después de hablar contigo y, sobre todo, tras leer este post un sentimiento cómplice me atraviesa y una sonrisa se dibuja en este cutre jueves. Enhorabuena, mon amour, enorabuena!! ;-D

enmipellejo -

Me alegro infinitamente por ti, y me parece un cambio muy positivo.
Un abrazo, y seguiré pasando por aquí para ver como evoluciona la cosa.

Carne de Psiquiatra -

Hola Marián,
si te ha interesado el blog, y lo lees desde el principio, igual ya "he vuelto" para cuando quieras más. Escríbeme ;)

marián -

vaya, ahora q t acabo de descubrir... pero quizás sea lo mejor... bueno, un saludo encantada