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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

¿Estará mi relato en el armario?

¿Estará mi relato en el armario?

"Be a superhero in bed". No sé por qué he vaciado la papelera de spam esta vez, la cosa prometía.

Me aterroriza volver a mi ejercicio y eso que hoy es el plazo de entrega. Y me lo han recordado, por supuesto. Hoy no he dormido bien pero no recuerdo pesadillas. Me he asustado cuando en mi letargo matinal no he encontrado un blister y me he imaginado yendo al ambulatorio de urgencias y a la farmacia a encargarlo para la hora del cierre, esa sí es mi pesadilla o puede serla, pero estaba ahí escondido, menos mal, qué suspiro.

Te diré que no me parezco, pero el logo del blog ahora soy yo. Distorsionado, manipulado, pero ese es mi perfil pensativo, que no triste.

Se me intuye, no se me conoce o al menos no me reconocen los cercanos. No deseo que publicar mi imagen pueda perjudicar a mis familiares, y ese es el límite del blog. Por mucho que mi vida y mis actos me pertenezcan, no voy a dar pie a que nadie señale esto a una persona querida. Me lee poca gente, y eso no me importa, porque sólo una de ellas ya puede hacerme daño indirectamente.

Yo tengo derecho a salir del armario y a que me estigmaticen, pero no he de desearles la misma suerte. Mucha gente me ha conocido en la vida real, y casi nadie sabe de mi diagnóstico. Esos conocidos, los que sólo hacen correr la voz, los que practican el cotilleo, y nunca me gustó darles carnaza.

Por otra parte, el sujeto-experimento se está comportando. Pero eso no genera mi alegría, porque todavía he de verle en persona tras mostrarle ese perfil oculto a medias, mi lado oscuro (¿y quién no lo tiene?) y comprobar que me sostiene la mirada. Para mí eso es muy importante, porque soy de las que la sostienen para comunicarme, y quizá sean los años de visitar a psiquiatras los me han enseñado a hacerlo, en una especie de "tú me escudriñas, y te devuelvo la mirada porque no me das miedo". Me la sostuvo la última vez, y quiero ver si eso sigue después de cambiar algo el estado de cosas. Me da cierto morbo, la verdad. Leeré sus emociones en sus ojos y se responderán las preguntas, o mejor dicho, despejarán las dudas e inseguridades. Se lee mucho en los ojos, demasiado, yo hablo con ellos cuando he de expresar emociones, y a veces inconscientemente, lo que me coloca en una posición de debilidad, pero el saberlo ayuda, y ya sé poner ojos de póker y a decir "la respuesta está en mis ojos" cuando no quiero hablar.

Me dicen que quien no me reconozca como soy, no merece mi cariño y dedicación. Ciertísimo, tan cierto como que puede darse la situación contraria. Pero ya caí en el error de dedicarle demasiado cariño a una persona que me reconoció y aceptó. De eso también se aprende.

He de moderar mis emociones, y eso está bien dicho sobre el papel, qué bonita es la teoría. Pero a veces, no quiero moderarlas, son parte de mí.

¿Quién quiere compartir mis locuras conmigo, por ejemplo, subirse con lo puesto a un tren de largo recorrido de coches-cama sin billete? Esa persona existe, sólo que aún he de conocerla, o ya me conoce pero no se ha manifestado. Qué miedo tenemos a dejar de "ser normales", a decir "me apetece....." y que el otro desorbite los ojos y suelte un "estás loco/a", una locura simpática e inofensiva. Esa inofensiva locura puede acabar con una relación incipiente, que de momento es de amistad y luego el tiempo pone las cosas en su sitio, o las trastoca. La vida es la rara, no los bipolares.

Qué miedo tiene todo el mundo a que le etiqueten como alguien que sale de la rutina y hace lo que se ha dado en llamar locuras, que no son sino momentos en los que las emociones te gobiernan y te llevan a un mundo distinto e intenso. Eso no es secreto para un bipolar, o no para la que aquí escribe.

Necesito un cómplice para mis locuras. No porque me sienta vida realizándolas, eso dicen los que alguna vez se descarriaron por un momento de sus vidas, ya me siento viva pero eso es la pimienta de la vida, ese cosquilleo extra. El decir "de perdidos al río", y hacer cualquier gilipollez inofensiva que luego puedes contar y reírte a gusto, como los niños. Hacer criaturadas, sí, desinhibirse de los corsés. Para eso necesitas de alguien que comparta ese momento contigo, que acepte o que tú aceptes lo que se tercie.

Por ejemplo, casarse, ¿por qué no? Es un acto de locura como he visto pocos, y así lo hicimos mi ex cómplice y yo. Lo jodido es que ahora reconozco que tenía una hipomanía como una catedral, además de estar enamorada, pero que me quiten lo bailao. Fueron unos meses emocionantes, hasta que ciclé a depresión, por supuesto, y nadie entendía nada, ni yo, cómo es posible que inmersa en tal felicidad una se hunda de repente. Bipolar era la palabra, y no se destapó. Diagnóstico erróneo.

He encontrado a ese tipo de personas dentro y fuera del armario. Ahora seré más feliz si estoy fuera, eso es todo. Y yo qué sabía que estaba armarizada, sólo hace dos años y dos meses que me medico como bipolar.

Tengo que aprender mucho de mis amigos gays. A hacerlo con seguridad y elegancia, y, sobre todo, en el momento oportuno, aunque también noto en ellos la impaciencia.

Tengo que reescribir 2000 palabras de mi ejercicio para hoy, que están para borrar directamente y no tiro el folio arrugado a la papelera con rabia porque estoy en la época de las pantallas. El perfeccionismo ya no existe porque no hay tiempo, sólo el poder entregar algo, como cuando reportaba a mi jefa. A tal hora de tal día, los lunes para ser exactos, estuviera como estuviera y aunque no dijese nada nuevo, el informe tenía que estar en su mesa. En este caso, el de hoy, mi entrega debe hacerse en un buzón de correo electrónico, de esos que nos hacen perder coeficiente de inteligencia. Leo ese artículo de nuevo y me pregunto dónde estará el de algunos psiquiatras, ¿igual se han chutado de algo de lo que recetan, como siempre deseé ocultamente?

Tres horas para arreglar lo que no tiene pies ni cabeza, error: empezar la casa por los cimientos y el tejado y dársela a decorar al corte inglés. No me gusta, y no entregaré algo que no me guste, eso no es perfeccionismo sino dignidad, aunque igual esté muy equivocada, como todos los aprendices. Mi personaje no está haciendo locuras, y quizá le falte eso al relato.

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P.D. Elimino el tema "Salir del Zapatero", esta serie de ocho posts irá a parar a "Batallitas bipolares", que es lo que son.

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