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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Víctor o Victoria III, Cuando Harry Encontro a Sally II, o Sexo en Madrid I

Víctor o Victoria III, Cuando Harry Encontro a Sally II, o Sexo en Madrid I

El otro día comenté que me hubiese encantado ver “Cuando Harry encontró a Sally” por enésima vez, en mi cinta VHS, pero ni la tengo aquí ni tengo reproductor VHS, a ver cómo se porta papanoel… ¿pueden un hombre y una mujer ser “sólo” amigos?

Hay algo que siempre me ha chocado en mis relaciones sociales, y es que siempre me he llevado mejor con los hombres que con las mujeres. Siempre me sentí más libre y el “tú a tú” era sincero. Y ellos, cómodos conmigo, buen rollo que se dice. Con esto no quiero decir que no tenga amigas, y buenas, muy buenas, no olvidemos que todos mis amigos han soportado mis conductas enfermas durante mucho tiempo y ahí siguen.

Me ha sucedido varias veces ya: cuando entro en un grupo nuevo, acabo relacionándome, por este orden, con gays, hombres, mujeres hetero y también lesbianas. En una clase en la universidad de unas 30 personas, acabé intercambiándome apuntes y yendo a tomar algo sólo con los 3 hombres. El gay y yo nos hicimos inseparables. Hasta que encontró novio, esa es otra, cómo desaparece la gente…

Supongo que es porque como decía en el post II, tengo muchos rasgos masculinos. No me gustan las mujeres Barbie (no hay tema de conversación) y ni siquiera soy presumida. No me gustan las chorradas, estoy acostumbrada al pensamiento analítico y a las cosas claras. Hay muchas mujeres que han sido educadas para lo tradicional, y yo no lo soy, y no porque no lo haya visto en mi familia. He sido educada para trabajar fuera de casa (y me proporcionaron estudios para ello) y hacer las tareas del hogar (a partir de los 18 siempre tenía una reunión los sábados por la mañana –zafarrancho, “fer dissabte”- y me escaqueaba, pero sé hacerlo y bien lo demuestro en mi casa, si hasta plancho…).

Amigas en Madrid. Veo a las chicas y me parecen todas las hijas de Esperanza Aguirre, “o sea”, qué estiradas y pijas. Pero aquí las mujeres que he conocido… pocas, y muy tradicionales. Hay tradición en todas partes, en Catalunya también por supuesto, pero aquí, más. Hablo de las capitales, siempre. Hablo de clase media. Hablo de lo que mi estrechez de miras me permite.

Vuelvo a la película… ¿pueden un hombre y una mujer ser “sólo” amigos? Y me digo: esto ha marcado a toda la generación X.

Cuántos problemas me ha dado eso. De repente yo y mi amigo, uno de los dos, confesaba sentimientos. O me plantaban un morreo a traición y yo me quedaba en la luna, esto qué es, ni me había enterado. Hace años me quedé sin un amigo, tremendo error esa relación, y yo me quedé con la depresión pre-diagnóstico peor que recuerdo desde 1993… fue el año 2000.

Siempre habrá tensión sexual entre un hombre y una mujer. A no ser que se confiesen mutuamente que no se atraen físicamente, y lo pondría entre muchas comillas, porque es el roce lo que al final lleva a una relación, lo que decía, un beso cuando menos te lo esperas. ¿Y por qué no? Hace poco me dijeron que el peor beso es el que no se da.

El destino hizo que conociese a una persona con identidad sexual ambigua, no había atracción física pero sí nos pusimos mentalmente online de inmediato, y esa persona es una amiga, perdón, un amigo, incondicional. Ahí sí hay una relación entre un hombre y una mujer que, y este es mi lamento, aquí no encuentro. El destino sólo va a brindarme esa oportunidad quizá, pero le estaré infinitamente agradecida.

En Madrid (digo Madrid como equivalente a mi nueva vida tras el tratamiento) he conocido hombres que, por supuesto, al segundo encuentro juraban amistad eterna (algunas cualidades tengo), y al tercero atacaban sin piedad al escote. No, no estoy para esas películas. En Madrid mis mejores amigos son gays. Eso elimina la tensión sexual de inmediato. Pero a veces, tantas veces, hace falta hablar con un heterosexual. Porque son claros, porque me gusta conversar con ellos, porque me entiendo mejor con ellos que con las chicas, y siempre ha sido así.

Porque los hombres dicen que son sencillos y una mierda, cada cosa que te dicen es merecedora de un comentario de texto. Aquí entramos en el terreno de la irracionalidad más absoluta y el pensamiento analítico arroja conclusiones equivocadas. Actividad de chicas por excelencia, para eso (y más cosas, claro) están mis amigas. Y mis amigos gays, por supuesto. . . opinan sobre hombres y sin pelos en la lengua (cómo aprecio eso, sin circunloquios) pero estoy convencida de que sólo un hetero puede hablar de otro, sólo que acaban en lugares comunes, o desagradables, cuánto misógino suelto hoy día, pero claro, si se han casado con una de las clones de las hijas de Esperanza Aguirre o con una zanahoria, pues no me extraña que le hayan cogido respeto a las relaciones con las mujeres, ya es mucho sobrevivir a eso. A los treintaymuchos suele pasar, malo si sigues soltero y peor si te has casado. No sé qué nos han dado de comer, a la generación X.

Creo que a los hombres heterosexuales que yo considero mis amigos les cuesta aceptar que una mujer pueda ser su amiga. Quedamos, lo pasamos bien, y luego todo son largas, pero bueno, ¿no quieres volver a quedar a tomar un café si nos caemos bien? Supongo que la gente ya no quiere verse, para eso están los video-clubs y las tv por satélite. Y claro, la distancia, si no se pone distancia “pareceríamos novios”.

Y yo digo: soy una persona antes que una mujer, y tú una persona antes que un hombre. Yo he ido con mi Kidam abrazada por las Ramblas, y pienso seguir haciéndolo cuando le vea en Barcelona, pronto ya, y por mí, que piensen en verde.

Las películas de toda la vida y las actuales comedias románticas dan una imagen distorsionada. Resumo: allí va todo el mundo a enamorarse. Pero no, en la calle hoy día, los hombres tienen pánico de enamorarse de las mujeres. ¿Quizá por eso las alejen de sí hasta como amigas?

Dicen que dos mujeres pueden ser amigas si no hay competencia posible. Mi mejor amiga (nueva) desde que estoy en Madrid cumple este requisito. Y aunque a veces mi enfermedad me pide aislamiento y tranquilidad, también es cierto que la mayor parte del tiempo mi alma necesita alimentarse y relacionarse, así que necesito conocer a más “bichas raras” que no hablen de trapos y “mi novio tal”, necesito que mis hombres-amigos sigan siéndolo, necesito que mis amigos gays me estrujen en un abrazo de oso y me pellizquen el culo ("para tu edad..." no estás mal, dicen los muy... halagador, en el fondo).

Quizá no busque ni quiera pareja, quizá también a mí me aterre después de siete años, quizá sólo quiera encontrar al hombre que haya de ser mi amigo y amante, y cada uno en su casa.

Se acabó la “serie” “Víctor o Victoria” con este post. La cuestión de “Cuando Harry encontró a Sally” es irresoluble fuera de la película, tal como lo veo ahora, con una honrosa excepción. Ha empezado inevitablemente “Sexo en Madrid”. Pero aquí, estimados lectores, no voy a contar mi vida o no-vida sexual, no por recato sino por privacidad. Ya escribí algo sobre sexo "bipolar" en el post “All we need is love”

http://carnedepsiquiatra.blogia.com/2005/072101-all-we-need-is-love.php

y volveré a hacerlo seguramente, otro día, o quizá el post de hoy inspire esa continuación. Una chica una vez comentó aquí que le interesaba cómo amábamos, en la cama, no lo olvido. Ese post dio una respuesta parcial, por supuesto.

“More than this”, recuerdo que hablábamos mucho de todo esto. Creo que éramos tú mujer, yo hombre, tú hombre, yo mujer, a veces un espejo, en todo caso dos personas sensibles que entendían bastante la mentalidad del otro, que espero se reencuentren pronto. Como amigos que fuimos, pero del abrazo no te libras la semana que viene. Creo que a estas alturas ya no nos tenemos miedo, cómo se teme a un espejo, y ya no hay razón para no vernos, tú en Barcelona, yo en Madrid.

1 comentario

SALOMON -

Excelente Post. Lástima que sea el último de la serie.
PD: Habemos muchos bichos raros pululando por ahí