Platos rotos
Hermoso lo que comenta Valpro en el post anterior pero... hay cosas que escapan a la comprensión de uno mismo, ¿eres consciente de que te estás gastando 6000 euros -y hay quien le ha puesto un cero detrás- cuando no los tienes? No tienes ni idea de que estás descompensado, lo haces sin medir consecuencias.
He hablado con esposas, eran ellas las que se acercaban al chat, por ejemplo, y su impotencia y sufrimiento era (indescriptible): se encuentran con la casa que habían pagado ya con esfuerzo y sacrificio, hipotecada por arte de magia, etc. Cosas muy desagradables que alguien en episodio, si no es ingresado, pueden suceder, y luego cuéntale a esta señora que su marido estaba enfermo... quizá aguanten por "amor" del de antes "hasta que la muerte nos separe", pero ahora las cosas han cambiado un poco en este país. Lo he visto en un esposo, ojos de amor, sigue enamorado porque la perdonó y sabe que está enferma, porque lo sabe y los demás también, porque los efectos secundarios en esta persona se han ensañado.
Yo sólo entiendo que actué así (haciendo cosas que me voy perdonando, más en el terreno moral, ese duele) porque tenía el meollo neuronas-neurotransmisores completamente desequilibrado, pero como esto no es una herida que sangre que todos puedan apreciar, difícil es que comprendan ese desequilibrio y sólo ven lo que queda, los platos rotos, que se pagan entre todos. Tu parte es: la has jodido chaval, estás loco, déjanos vivir en paz de una vez.
No es pesimismo, es respirar hondo cuando escuchas o lees testimonios durísimos y reales de lo que esta enfermedad puede llevarnos a hacer, y la única arma es que la familia detecte cuándo se nos está yendo la pelota, si nosotros no lo hicimos antes. Y este es un golpe a la mandíbula de muchos: ¿por qué no lo detectamos antes? Porque estábamos de puta madre en una hipomanía y no quisimos dejarla, tratarla como una descompensación más, hasta que las cosas se nos fueron de las manos a una Manía, a una Psicosis.
Información, mucha información se necesita para que no sucedan estas cosas, y aún así, seguirán sucediendo. Ahora la gente de la calle empieza a saber lo que es el estrés o una depresión, ¿cuánto tiempo pasará hasta que se sepa que el estado contrario también es manifestación de una enfermedad, que hay algo más allá de la depresión en el mismo paquete y es la sexta enfermedad incapacitante? Yo no había escuchado nunca "bipolar" hasta que me reconocí en una lista de síntomas bajo esa palabra.
Espinoso el tema, jodido, por ejemplo: adulterios. Cosas que en pareja se perdonan más bien rechinando los dientes (y en diferentes culturas este tema es algo muy duro) y no les digas que estabas maníaco que encima puede ser peor la cosa: repudio (divorcio) por adulterio y por locura, puedes imaginarlo? Yo sí, lo he visto, "locura" bastó, y se llamaba trastorno bipolar, y el juez dijo "Sí".
He confesado haber hecho burradas, no cuáles salvo en privado y no a todo el mundo. En la parra, a cada uno le da por algo, a veces inofensivo en apariencia, otras destrozan herencias, directamente.
Lo paso mal escribiendo sobre esto, he escuchado muchos testimonios que te hacían bajar la cabeza. Y cosas que, por supuesto, me recuerdan a mí.
Y sí, lo más seguro es que esa persona no estuviese diagnosticada, ahí está el gran problema de esta enfermedad según mi opinión, porque hasta que algún psiquiatra no entra en acción pueden haber pasado más de diez años de infierno en esa familia. En la mía, sin ir más lejos. Tu hijo no hace cosas normales, o se irrita o se encierra en la habitación, tiene rachas de buen humor y otras es insoportable, pero, ¿qué puedo hacer? Ir al psiquiatra es algo que asusta, asusta la idea de reconocer que el problema puede estar ahí, un problema tan biológico como otras enfermedades aunque se le llame "mental", pero el médico no es otro que un psiquiatra, un licenciado en medicina especializado en estas cosas, quitémosle hierro por favor. Algunas familias no soportan el estigma, y sé de un caso en el que el paciente debe ir a otra localidad a buscar su medicación para que en el pueblo no se enteren, renunciando incluso al descuento, que no es para despreciar.
Porque las familias, tan ignorantes como el propio enfermo si este es el caso, quizá no lancen una orden de búsqueda cuando alguien se va de juerga una semana entera, o no ingresen a la fuerza a esta persona, por muchos argumentos, por cariño, por ejemplo. Y eso no ayuda en esos momentos de crisis aguda, ayuda la terapia. Pero ¿a quién le gusta ver a un familiar ingresado? A veces hablo con alguno y su rostro es muy pero que muy amargo, arrugas de sufrimiento, sufres al verlas porque llevan años trabajándose para que las veas. Uff.
Es más, ¿a quién se le ocurre que en los "manicomios" tan estigmatizados pueda ir a parar tu ser querido? Lo evitarán como puedan, por inconcebible y por estigma. Trabajo he tenido para que mi familia no se sintiese demasiado triste al verme o saberme en un psiquiátrico, y creo que no hay nada que hacer, da pena, sí, pero a mí no, sé que lo necesitaba cuando lo he necesitado. Es necesario recibir medicación acorde a una crisis, equilibrar de nuevo esos estados no es ninguna broma y sufrirlo en casa sin tratamiento, diría que una temeridad para todos. Mi ex-psiquiatra se saltó (le dio pena seguramente, hubiese sido mi primer ingreso, traumático por supuesto, o no valoró que estaba tan mal, la familia te cuidará...) una orden de ingreso que ahora considero de cajón, que ahora ya informada hubiese exigido (y no rechazado, "estoy de puta madre" dicho en mi boca en ese momento era para mandarme en taxi al hospital), porque esa fue mi peor crisis mixta-disfórica. Y recuperarme en ingreso domiciliario y tratamiento ambulatorio costó muchos meses de sufrimiento propio y familiar, y ¿quién ayuda a las familias? Algo hay, pero poco, hay poco de todo, hasta camas en los hospitales.
No puedo pedirle perdón a mi madre por lo ocurrido entonces. Alguien no nos orientó bien y a ella le tocó cuidar de una aguda y a mí darme de cabezazos, demasiados meses, y quizá un ingreso hubiese acortado esa crisis interminable. Ella pagó los platos rotos, yo también pero yo ya estaba mal hacía tiempo, como ella nunca me había visto, yo tampoco pero sólo fue estar peor, sólo fue seguir sujetándome en el infierno del episodio mixto mientras rechazaba comida o tenía insomnios o me volvía loca la hipersensibilidad al sonido. Qué infierno para las dos, más de un año, eso marca a todos, tanto, que yo tuve que cambiar de aires cuando las cosas se calmaron. Pero no me suicidé, aunque fue necesario un ingreso para ello, que como novata tampoco supe identificar. La segunda vez ya había aprendido la lección. ¿Un tercero? Por qué no, nadie está a salvo aunque se cuide y siga el tratamiento, ahí está mi amiga que sigue sin dar demasiadas noticias, debe estar ya en casa pero incomunicada, "nos sueltan antes de lo que deberían" resuena en mis oídos.
Otro vómito, entre triste y cabreado... a veces me dan ganas de estrangular a mi ex-psiquiatra (es lenguaje coloquial), pero me conformaré con denunciar cuando pueda hacerme cargo de algo tan gordo: Carne de Psiquiatra vs. Consejería de Sanidad y el gremio de psiquiatras. Ya puedo estar estable, ya, y todo se andará, o bien perdonar para que toda esta pesadilla sea mi antigua vida y pueda vivir esta nueva desde 0 como dije en su día, perdonando y perdonándome, y cuidándome para prevenir que vuelva el infierno.
P.D. Estoy algo agotada del tema bipolar, quizá he empezado el año con demasiada "marcha" abordando temas duros y hablando demasiado sobre ellos, implicándome emocionalmente hasta cansarme de mis propios recuerdos, y honestamente me declaro exhausta. Creo que es hora de buscar fotos para estos posts desnudos y desconectar. Preparar verduras para mi colesterol me parece una buena idea, y quizá echen alguna peli buena hoy.
2 comentarios
Carne de Psiquiatra -
Ya veremos qué acabo haciendo con mi ex-psiki, con ese caso que afectó a 11 años de mi vida. Eso no ha de quedar impune, y mi caso no es nada al lado de otros, pero en salud mental se hacen demasiadas burradas que quedan impunes.
Valpro -
Yo estoy recomponiendo mis platos rotos de mi última hipomanía, y lo que me durará esa recomposición. La depresión exógena posterior a una endógena (de los neurotransmisores) puede ser muy dura. Pero aunque económicamente como afectivamente nuestra vida haya cambiado, seguimos luchando y creo que de la lucha se puede salir muy fortalecido. Igual soy un soñador, pero es muy grato que te dé el sol en la cara un día de invierno.