Blogia
Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Vomitar la vida

Vomitar la vida

Claro que hay que vivir la vida, luego la vomitas en plan bulímico porque no tienes derecho a estar un día contenta, luego pasas dos de bajada como si esa sonrisa fuera enfermiza, incluso llamas al psiquiatra porque temes estar subiendo, cómo voy a subir, tengo síntomas pero si los tengo es porque hasta hoy iban en otra dirección y me asusto mucho en esas oscilaciones.

Cosas a las que debes acostumbrarte, a ser penalizada con una multa que nadie puede imaginar, ni siquiera tú, un día tienes derecho a ser simplemente un cuadrúpedo con la cabeza alta para volver luego al humus.

Si sales por un momento, no olvides ir a la compra. Por algún milagro llamado cortisol (por mí, como si se llamase trinaranjus), el cerebro empieza a ser tal cuando anochece, otra vez la noche es tu aliada y la tentación de alargarla es demasiado poderosa porque a partir de las 18 h notas que ya sales del fango, por fin, ahora empiezo a ser alguien, no, yo no era así mama, toda la vida me ha ocurrido, hasta esa hora mi ánimo no empieza a ser bueno y no es cosa mía sino de mi cerebro, de todo lo que allí se mueve que ni yo entiendo, cómo te lo podría contar, sólo sabemos que por la tarde me siento más activa, ahora sé que menos deprimida en esta depresión vitalicia que me ha tocado por suerte.

Una vez en lo más bajo, desearé volver a sonreír un día, y lo haré con mucho gusto, a sabiendas de que después me espera lo inevitable.

Esto pasa incluso cuando "estás estable", sí, oscilas como esas frágiles hojas que están a punto de caer, y te agarras como puedes a las pocas rutinas que permanecen. ¿Eutimia? Qué relativo.

Lo que sube baja, ¿alguien se lo ha cuestionado alguna vez? Para mí es una certeza inexorable, y día a día. La sonrisa deja paso al rostro macilento, cómo iba a ser de otra forma, si tienes la enfermedad de la alegría y de la tristeza. Y, ¿cómo es la vida, para la mayoría de humanos? Más triste que alegre, y eso son puñaladas para el bipolar, después de las risas vendrán las náuseas.

***

0 comentarios