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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Juegos de mesa y vida

Juegos de mesa y vida

Me han contado de una matemática que se sentía satisfecha de sacar algún provecho a su cabecita bien amueblada en tiempo de ocio jugando al bridge.

El ajedrez sigue siendo el rey de los juegos, pero el cálculo requerido es mucho mayor.

Conocí a un matemático, entusiasta del ajedrez. Tenía una mente maravillosa, capaz de calcular toda la partida al abrirla. Se le calentaban demasiado las neuronas en todas las combinaciones a menudo que el juego avanzaba, y aunque ganase, el juego ya no podía ser placentero, pues acababa agotado, de tal forma que acabó pidiendo consejo a un profesional. Le prohibió volver a jugar. La cosa ya se pasa de la raya cuando juegas partidas también allí donde deberías soñar con los angelitos.

Yo también calculo las partidas que juego en la vida real, pero no todas, ello no es posible. Sólo las que me recuerdan al ajedrez, las que empiezan formalmente, con movimientos que dan a entender que hay reglas que los dos bandos respetan. No es divertido ir calculando sin querer, te carcome el coco, y lo notas. Y más, cuando no puedes evitar que otros que diseñaste en el pasado cortocircuiten en la intersección. No todo ha de ser igual, no tienen por qué repetirse los hechos, pero sí sabes que tú puedes acabar mal, mal de la cabeza, porque te pasó antes cuando jugaste y el sólo agotamiento te impidió llegar al final por muerte súbita del ánimo.

Eso no puede impedírmelo un médico, no adelanto acontecimientos sino que tengo presentes la mayoría como probables o no, pero sé que me hace daño avanzar, sé que juego día y noche. Por lo que llego a la conclusión de que a veces "sobra cabeza" para jugar en el tablero de la vida, pues casi nada tiene lógica, ni reglas, ni siquiera valores elementales de ética y de conducta. A veces pienso que los humanos nos relacionamos como animales, sin usar nuestra razón.

En el momento en que esto deja de ser así, empieza la Partida. Es un placer encontrar un buen rival, y reencontrarse con una mente que razona con clara lucidez, y a ritmo de velocidad bipolar, a algo que los psiquiatras juzgan como un negativo "te funciona rápido la cabeza", y eso parece que no es bueno, tampoco es bueno que tengas ese adversario que te pone a prueba porque no es bueno andar con gente que te acelere, y por ello debo inferir que para pisar el planeta, sobran neuronas por todas partes.

Sobra gente que se complique la vida, acaban-mos marginados en "minorías como la 2". Es muy triste que te prohíban jugar al ajedrez. Es todavía más triste que tú te lo autoprohíbas porque ya no sabes a qué jugar, y encima tus contrincantes están ¿como tú?

¿Hasta qué punto no jugamos una partida con el psiquiatra, en su terreno? ¿Es digno rival? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Vayamos al no, directamente. Si no lo es, hazte un favor: cambia de psiquiatra. No puedes ser más lúcido que él o la partida, en esa selva sin reglas lógicas, es tuya, y no te conviene.

Al contrario, te ha de conocer y saldrás de la consulta perdiendo entonces, pues pondrá precio a esa cabeza que funciona rápido con algo fashion -atípicos, les llaman- y eficaz. Él ha de ser quien gane, ha de poner un collar a tu inteligencia, velocidad y poder para que estés convencido de que esa pauta es lo mejor para ti, caiga quien caiga, hasta tus partidas.

***

2 comentarios

Carne de Psiquiatra -

Acertadísimo, Valerio.
A veces me extiendo demasiado y se agradece una síntesis tan certera.

Valerio -

Una frase lo resume todo:
la mente extiende cheques que el cuerpo no puede pagar.

Saludos!