CARPE DIEM
Un filólogo lo explicaría muchísimo mejor, pero me arremango y a ver si me sale apañao. "Carpe Diem "es un tema literario, que proviene de la época romana, un tinglado inaugurado por Horacio en un poema, que ha perdurado hasta nuestros días.
Carpe Diem significa “disfruta el momento presente”.
La Edad Media nos trajo el “vida, valle de lágrimas”, rompió con las tradiciones literarias paganas. Los renacentistas volvieron a descubrirlas. Un tópico muy usado es el de una rosa que se marchita. Es célebre el Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega, del S.XVI.
Estos poetas son muy feministas, les dicen a las jóvenes que aprovechen ahora que son hermosas rosas, que luego llegan las arrugas y no querrá meterse nadie en la cama con ellas… eso podríamos interpretar ahora en el S.XXI, la era de la cirugía plástica, y a pesar de este recurso, las mujeres a la cincuentena siguen siendo invisibles para los hombres. Poco hemos avanzado, visto así, lo que sigue haciendo vigente el tópico.
Hace poco comenté en un blog vecino, al post “Pensar en minutos”:
Carpe Diem, disfruta el momento presente.
El pasado pasó.
El futuro no existe.
El minuto que he tardado en escribir este post es pasado, y hace dos minutos era futuro.
Sólo te queda el presente.
Saludos y que lo disfrutes.
La película “El club de los poetas muertos” (Peter Weir, 1989) lo puso de moda. Robin Williams revolucionaba a sus alumnos de literatura con el tema. Es una película bonita que consigue involucrar al espectador en la filosofía Carpe Diem, en mi opinión hace experimentar la ilusión del momento presente, ese momento que está brillando porque eres consciente de él, de que lo estás viviendo, esa emoción.
En la película Carpe Diem es algo teñido de adolescencia, y en la vida real creo que también. Y mucha gente -lo he visto en mi generación- piensa que cuando deja atrás esa etapa, sólo queda “lo serio”, “ser adulto”, y vivir momentos intensos como en la adolescencia es algo que está fuera de lugar. Como besarse en la calle, sólo lo hacen los jóvenes, nunca las parejas adultas. ¿Te lo pide el cuerpo? Carpe Diem, y que los demás piensen lo que quieran, tu vida es más importante que el odioso “qué dirán”.
Un día, de cobro, con alguien muy especial, decidimos celebrarlo en el centro, a cenar y de copas. Hacía mucho frío, y esperábamos un taxi. Nada. De repente, surgió el Beso, uno como los de los 18 años, largo, intenso, apasionado, infinito. Cuando el momento acabó, un taxi acababa de pasar de largo. Y nos dio lo mismo, y nos reímos. Ese fue un momento Carpe Diem, que no olvidaré en mi vida.
De Carpe Diem surgen innumerables ramificaciones, una muy coloquial es aquello de: “a vivir, que son cuatro días”. Y habrá mil entradas en nuestro refranero, que no uso. Prefiero practicarlas.
Pues sí, son cuatro días, y está demostrado que pasamos un tercio de nuestra existencia durmiendo. No vivimos 80 años o por ahí anda la esperanza de vida, hay que descontar lo roncado.
Y lo trabajado.
Y las colas en el supermercado.
Y llevar y traer a los niños al cole.
Y así se te pasa la vida. Por eso el tema “Carpe Diem” también es asociado a otro tema literario clásico, “Tempus Fugit”, el tiempo pasa. Y la rosa se marchitará.
Carpe Diem, llevado a un extremo, es un estilo de vida que sólo los pijos bohemios pueden llevar. Es un lujo. Es tener medios, y aprovecharlos. Hacer de tu vida una fiesta. Es un extremo que no me gusta, la fiesta cansa, como la inmortalidad. ¿Quién quiere ser inmortal? Yo no, gracias.
Para mí, Carpe Diem tiene que ver con las emociones, y también con la Oportunidad.
Según me lo contaron en su día, y prefiero recordarlo así que hacer una búsqueda en Internet, la Oportunidad en la mitología griega (el concepto de Kairós) es un muchacho desnudo, calvo, pero con una gran coleta, que corre y corre, y cuando pasa delante de ti hay que cogerle de la coleta, porque de no hacerlo, pasa de largo.
Por cobardía, por pensárselo demasiado, por miedo a lo desconocido, todos hemos dejado pasar a este muchacho en algún momento de nuestras vidas. Todos: bohemios, amas de casa, trabajadores, pensionistas, sin distinción alguna. No me gusta arrepentirme, y lo he hecho, porque en su día no fui valiente para asir esa mata de pelo. Pero lo pasado, pasado está, no nos arrepintamos de lo arrepentido, por favor. En su lugar, observa, porque Oportunidad volverá a pasar y si no estás atento, si sigues inmerso en el arrepentimiento, no vas a verle. Es una actitud.
La hipomanía es interesante porque dejas de tener miedo, te desinhibes en ese sentido, fuera reparos de todo tipo. No esperas a que venga Oportunidad, vas a su encuentro. Hipomanía es sumergirse en Carpe Diem, ves todas las oportunidades que antes habían pasado desapercibidas.
Oportunidad no es sólo un trabajo que pueda surgirte. Es embarcarte en cualquier cosa.
Algo que de repente te obliga a decir SI o NO en ese momento. Sin pensar, ahora o nunca, no hay tiempo. Recuerda, es una coleta de pelo, la ves y ya no la ves.
“Eso es una locura”, te dices, y contestas NO, y sigues en tu vida sin sobresaltos, pero por dentro siempre te queda el "¿Y si…?". Te ha podido la responsabilidad, o el no querer meterte en un berenjenal del que no puedes medir a priori las consecuencias. Porque la vida "adulta" te ha convertido en alguien que lo calcula todo, el imprevisto no está previsto. Yo misma he caído en eso.
Yo afirmo que es más divertido decir que SI, con o sin hipomanía, y ver a dónde te lleva Oportunidad. Es la aventura, lo nuevo, el experimentar. Quizá te cambie la vida, o quizá simplemente te brinde un momento de Vida. Y no hay edad para eso, esa es la buena noticia. Seas o no rosa en su esplendor, puedes seguir teniendo momentos Carpe Diem.
Un día Oportunidad se presentó en forma de billete tirado de precio a Edimburgo. Buscaba dónde pasar las vacaciones, las primeras en años, y a esas fechas, el destino era indiferente, sólo la plaza disponible y encima a buen precio importaba. Compré, sin tener claro a dónde, era ahora o nunca. Y luego ya tuve tiempo de informarme a dónde iba. Fui con una amiga, y pasamos unos días en Escocia que recuerdo con mucha felicidad y cariño.
Creo en esa mitología. Si no aprovechamos las oportunidades que la vida nos brinda para salir de lo cotidiano, de la rutina que todos llevamos, a un precio que podemos permitirnos -Oportunidad también sabe lo que podemos costearnos y lo que no- sencillamente no estamos aprovechando la vida.
Siempre me gustó el "rollo" Carpe Diem desde que la profesora de literatura nos lo explicó, era obligatorio en el temario. Era joven, mucho, pero Carpe Diem se convirtió en uno de mis lemas. Y ahora, más si cabe.
Tengo una enfermedad que no sé dónde me va a llevar mañana. Ergo, disfruto el hoy. Haciendo cualquier cosa, como barnizar una piña, como que Bowie te altere las neuronas. Puedes darte un momento de esos al día, ¿o prefieres hacer zapping al llegar a casa?
Soy consciente que mi vida puede acabar sin más hoy mismo. O tal y como la he llevado hasta ahora, en cualquier momento, si otra enfermedad irrumpe, por ejemplo. De hecho, ya me ha pasado, con el diagnóstico Bipolar. No soy la que era, pero soy otra (tampoco los años pasan en balde), y no por ello he de resultar menos NADA, me siguen ocurriendo cosas Carpe Diem.
Porque también se me han pasado muchas vergüenzas y prejuicios, que antes no me permitían hacer o deshacer. Si me apetece hacer algo y puedo hacerlo porque está a mi alcance, me digo Carpe Diem, y voy a ello sin pensármelo dos veces. O hago una llamada o mando un SMS o un e-mail en la que yo misma me convierto en Oportunidad para alguien. Y si no me pillan de la coleta, paso de largo. Sin el mal sabor del rechazo, sin culpabilidades: fue otro quien dijo NO.
La vida me ha llevado por un camino que no esperaba. Es diferente al que había podido imaginar, es otro sencillamente, y en él ya he vislumbrado a Oportunidad acercándose, y os prometo que le voy a pillar bien pillado. Y sé que me creéis ;)
Carpe Diem significa “disfruta el momento presente”.
La Edad Media nos trajo el “vida, valle de lágrimas”, rompió con las tradiciones literarias paganas. Los renacentistas volvieron a descubrirlas. Un tópico muy usado es el de una rosa que se marchita. Es célebre el Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega, del S.XVI.
Estos poetas son muy feministas, les dicen a las jóvenes que aprovechen ahora que son hermosas rosas, que luego llegan las arrugas y no querrá meterse nadie en la cama con ellas… eso podríamos interpretar ahora en el S.XXI, la era de la cirugía plástica, y a pesar de este recurso, las mujeres a la cincuentena siguen siendo invisibles para los hombres. Poco hemos avanzado, visto así, lo que sigue haciendo vigente el tópico.
Hace poco comenté en un blog vecino, al post “Pensar en minutos”:
Carpe Diem, disfruta el momento presente.
El pasado pasó.
El futuro no existe.
El minuto que he tardado en escribir este post es pasado, y hace dos minutos era futuro.
Sólo te queda el presente.
Saludos y que lo disfrutes.
La película “El club de los poetas muertos” (Peter Weir, 1989) lo puso de moda. Robin Williams revolucionaba a sus alumnos de literatura con el tema. Es una película bonita que consigue involucrar al espectador en la filosofía Carpe Diem, en mi opinión hace experimentar la ilusión del momento presente, ese momento que está brillando porque eres consciente de él, de que lo estás viviendo, esa emoción.
En la película Carpe Diem es algo teñido de adolescencia, y en la vida real creo que también. Y mucha gente -lo he visto en mi generación- piensa que cuando deja atrás esa etapa, sólo queda “lo serio”, “ser adulto”, y vivir momentos intensos como en la adolescencia es algo que está fuera de lugar. Como besarse en la calle, sólo lo hacen los jóvenes, nunca las parejas adultas. ¿Te lo pide el cuerpo? Carpe Diem, y que los demás piensen lo que quieran, tu vida es más importante que el odioso “qué dirán”.
Un día, de cobro, con alguien muy especial, decidimos celebrarlo en el centro, a cenar y de copas. Hacía mucho frío, y esperábamos un taxi. Nada. De repente, surgió el Beso, uno como los de los 18 años, largo, intenso, apasionado, infinito. Cuando el momento acabó, un taxi acababa de pasar de largo. Y nos dio lo mismo, y nos reímos. Ese fue un momento Carpe Diem, que no olvidaré en mi vida.
De Carpe Diem surgen innumerables ramificaciones, una muy coloquial es aquello de: “a vivir, que son cuatro días”. Y habrá mil entradas en nuestro refranero, que no uso. Prefiero practicarlas.
Pues sí, son cuatro días, y está demostrado que pasamos un tercio de nuestra existencia durmiendo. No vivimos 80 años o por ahí anda la esperanza de vida, hay que descontar lo roncado.
Y lo trabajado.
Y las colas en el supermercado.
Y llevar y traer a los niños al cole.
Y así se te pasa la vida. Por eso el tema “Carpe Diem” también es asociado a otro tema literario clásico, “Tempus Fugit”, el tiempo pasa. Y la rosa se marchitará.
Carpe Diem, llevado a un extremo, es un estilo de vida que sólo los pijos bohemios pueden llevar. Es un lujo. Es tener medios, y aprovecharlos. Hacer de tu vida una fiesta. Es un extremo que no me gusta, la fiesta cansa, como la inmortalidad. ¿Quién quiere ser inmortal? Yo no, gracias.
Para mí, Carpe Diem tiene que ver con las emociones, y también con la Oportunidad.
Según me lo contaron en su día, y prefiero recordarlo así que hacer una búsqueda en Internet, la Oportunidad en la mitología griega (el concepto de Kairós) es un muchacho desnudo, calvo, pero con una gran coleta, que corre y corre, y cuando pasa delante de ti hay que cogerle de la coleta, porque de no hacerlo, pasa de largo.
Por cobardía, por pensárselo demasiado, por miedo a lo desconocido, todos hemos dejado pasar a este muchacho en algún momento de nuestras vidas. Todos: bohemios, amas de casa, trabajadores, pensionistas, sin distinción alguna. No me gusta arrepentirme, y lo he hecho, porque en su día no fui valiente para asir esa mata de pelo. Pero lo pasado, pasado está, no nos arrepintamos de lo arrepentido, por favor. En su lugar, observa, porque Oportunidad volverá a pasar y si no estás atento, si sigues inmerso en el arrepentimiento, no vas a verle. Es una actitud.
La hipomanía es interesante porque dejas de tener miedo, te desinhibes en ese sentido, fuera reparos de todo tipo. No esperas a que venga Oportunidad, vas a su encuentro. Hipomanía es sumergirse en Carpe Diem, ves todas las oportunidades que antes habían pasado desapercibidas.
Oportunidad no es sólo un trabajo que pueda surgirte. Es embarcarte en cualquier cosa.
Algo que de repente te obliga a decir SI o NO en ese momento. Sin pensar, ahora o nunca, no hay tiempo. Recuerda, es una coleta de pelo, la ves y ya no la ves.
“Eso es una locura”, te dices, y contestas NO, y sigues en tu vida sin sobresaltos, pero por dentro siempre te queda el "¿Y si…?". Te ha podido la responsabilidad, o el no querer meterte en un berenjenal del que no puedes medir a priori las consecuencias. Porque la vida "adulta" te ha convertido en alguien que lo calcula todo, el imprevisto no está previsto. Yo misma he caído en eso.
Yo afirmo que es más divertido decir que SI, con o sin hipomanía, y ver a dónde te lleva Oportunidad. Es la aventura, lo nuevo, el experimentar. Quizá te cambie la vida, o quizá simplemente te brinde un momento de Vida. Y no hay edad para eso, esa es la buena noticia. Seas o no rosa en su esplendor, puedes seguir teniendo momentos Carpe Diem.
Un día Oportunidad se presentó en forma de billete tirado de precio a Edimburgo. Buscaba dónde pasar las vacaciones, las primeras en años, y a esas fechas, el destino era indiferente, sólo la plaza disponible y encima a buen precio importaba. Compré, sin tener claro a dónde, era ahora o nunca. Y luego ya tuve tiempo de informarme a dónde iba. Fui con una amiga, y pasamos unos días en Escocia que recuerdo con mucha felicidad y cariño.
Creo en esa mitología. Si no aprovechamos las oportunidades que la vida nos brinda para salir de lo cotidiano, de la rutina que todos llevamos, a un precio que podemos permitirnos -Oportunidad también sabe lo que podemos costearnos y lo que no- sencillamente no estamos aprovechando la vida.
Siempre me gustó el "rollo" Carpe Diem desde que la profesora de literatura nos lo explicó, era obligatorio en el temario. Era joven, mucho, pero Carpe Diem se convirtió en uno de mis lemas. Y ahora, más si cabe.
Tengo una enfermedad que no sé dónde me va a llevar mañana. Ergo, disfruto el hoy. Haciendo cualquier cosa, como barnizar una piña, como que Bowie te altere las neuronas. Puedes darte un momento de esos al día, ¿o prefieres hacer zapping al llegar a casa?
Soy consciente que mi vida puede acabar sin más hoy mismo. O tal y como la he llevado hasta ahora, en cualquier momento, si otra enfermedad irrumpe, por ejemplo. De hecho, ya me ha pasado, con el diagnóstico Bipolar. No soy la que era, pero soy otra (tampoco los años pasan en balde), y no por ello he de resultar menos NADA, me siguen ocurriendo cosas Carpe Diem.
Porque también se me han pasado muchas vergüenzas y prejuicios, que antes no me permitían hacer o deshacer. Si me apetece hacer algo y puedo hacerlo porque está a mi alcance, me digo Carpe Diem, y voy a ello sin pensármelo dos veces. O hago una llamada o mando un SMS o un e-mail en la que yo misma me convierto en Oportunidad para alguien. Y si no me pillan de la coleta, paso de largo. Sin el mal sabor del rechazo, sin culpabilidades: fue otro quien dijo NO.
La vida me ha llevado por un camino que no esperaba. Es diferente al que había podido imaginar, es otro sencillamente, y en él ya he vislumbrado a Oportunidad acercándose, y os prometo que le voy a pillar bien pillado. Y sé que me creéis ;)
6 comentarios
PERDIDA O NO PERDIDA -
Vick H. -
El acto más puro de vivir. Vivir a fin de cuentas. o en una traducción más literal: aprovechar el día.
Carne de Psiquiatra -
Yo lo veo lo opuesto a lo forzado, pues me parece espontáneo. Sí saboreas los momentos Carpe Diem, no son disfrutar por disfrutar (eso lo hacen los pijos que no conocen otra cosa), son disfrutar, intensa o sosegadamente.
Un beso.
Alberto -
Carne de Psiquiatra -
Jajaja amennnn
alberto -
bueno carne diem carpe and the night and the spitit amen, gloruis jesus.