ME PLANTO
De un borrador escrito en Barcelona el 21 de mayo de 2007
Es un ejercicio difícil para esta bipolar que ha vivido hasta el límite, el límite del
esto ya no es divertido, y
menuda hostia me he dado.
Recuerdo las noches DE MARCHA. A las 4 de la mañana, si el alcohol y el trance de la danza me habían dejado en estado hipomaníaco (lo habitual, el alcohol "me sube"), ni hablar de retirarse. Hasta el amanecer, hasta el vomitar, hasta el pasar el domingo en blanco por ese esfuerzo más allá del extra que le has pedido al cuerpo. Todo o nada: si se hace, ha de hacerse bien. Y en esas situaciones, significaba llegar hasta el fin, hasta los after hours, o por qué no, la fiesta seguía en casa, que es el mejor after de todos si tiene terraza, para seguir escuchando música.
¿Acaso no cuesta conseguir que un niño alborotado se duerma? De nuevo el Todo: ahora que estoy bien, cualquiera me manda a la cama, sólo estar exhausta lo consigue y en hipomanía, uno es muy muy fuerte, tiene la energía de un niño.
La fiesta, también estaba en mi propia casa, antes o después de salir de copas. Recuerdo que tras la euforia del baile, venía una depresión de narices, en pocas horas de margen.
Las retiradas son algo sabio. ¿Sabiduría? Eso no existe cuando vas como una moto, pisando el lado maníaco de la vida y disfrutando como nunca lo hiciste antes. Si "antes" fue hace pocas horas o días, ya podemos formular la hipótesis de un episodio hipomaníaco rigiendo tus actos.
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Se acabaron las juergas nocturnas (para mí, ahora eso es ver una peli de madrugada un viernes o sábado). Pero vale lo que he relatado sobre el pasado para la misma sensación. Ahora empiezo a darme cuenta de cuándo empieza a llegar ese momento. A veces, porque sé que si me fuerzo, vendrá un ataque de angustia o de pánico, como se quiera llamar. Otras, porque es muy fácil para un bipolar pasar de la carcajada al llanto, y prefiero dejar de reír en un momento dado. Es difícil, ¿eh?
Me planto, es hora de retirarse del juego antes de que las cartas sean malas. He de volver de una puñetera vez a mi casa. Aquí todo es sobrio, serio, y me encuentro con ese yo serio, que también existe, al margen de la depresión y la hipomanía.
Estoy estabilizada, pero no hace falta una hipomanía para plantarse. A veces, la vida lo exige. Estar estable te da perspectiva acerca de la oportunidad de los momentos. Si estuviera deprimida, no podría plantarme porque no estaría haciendo nada para ello.
Qué raro me suena hasta a mí, pero sí, se puede ser serio, y estar a la vez esas otras cosas, extremos bipolares, por lo que recuerdo. Porque no se pierde la cordura, por eso. Si uno es serio por personalidad, pues la aparta a un lado cuando hay fiesta, pero luego la recupera. (Nota: esto lo he de trabajar más para otro post, no me queda claro).
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P.D. Ayer el tostón no fue premeditado del todo: hacía tiempo que quería ese post, pero preferí rescatarlo de mis escritos personales, así tal cual, sin refritos y en su salsa emocional.
Para Josema: rebienvenido por estos lares seas, y muchas felicidades por haber regularizado tu situación. Te dejo un viejo hit de "nuestros tiempos" con el que me he despertado hoy, todo un misil: http://www.goear.com/listen.php?v=14f3087
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