Ideas negativas
Son parte del negocio bipolar. De todo tipo: no me curaré, estas pastillas no me hacen nada, tal persona me ha abandonado, no conseguiré hacer tal… miles de ellas, sin parar, todo el día. No llueven rápido, no son taquipsiquias, al contrario, se encadenan lenta, lógica y erróneamente por culpa de tus neurotransmisores, y el mundo de repente es gris o negro, tus ideas sólo encajan en esos colores que tiñen tu mundo, que es tan pequeño que sólo cabes tú y esas ideas.
Vienen sin querer. Te poseen. Hay que luchar contra ellas, porque son una ilusión, que parece tan real que es una pesadilla. Tampoco tienes derecho a dulces sueños sino a nuevas pesadillas que te rondan por las noches, y producen amargos despertares.
Darle la vuelta a la tortilla, decirte que eres tú el que ha de salir a buscar a la gente, que en tus manos está el cumplir a rajatabla unos hábitos que nunca has tenido. Que antes conseguías hacer tal sin subir al Everest, que podrás volver a hacerlo con naturalidad, sin dificutad.
Transformar en positivo todo lo posible. No, no soy una vaga, esto es temporal y por causa de una depresión. No es justificación, es aceptar que la enfermedad actúa por nosotros. Y que sólo una voluntad férrea dirigida por un “por cojones” te saca del atolladero. Si estás medio entero, porque a veces te da igual estar en una cama o en una silla, los pensamientos se pierden contigo y acaban con los ojos en el techo blanco.
Es duro estar así, triste, poseído por ideas tristes. Es duro bajar a la depresión cuando ciclas tan rápido que un día estás “bien” y otro mal, de hecho el día “bien” te parece que fue un respiro en tu ya eterna depresión. ¿Cuándo empezó? ¿Con la regla, o ya me venía de la otra semana? Y ni lo sabes, ni te importa.
Recuerdo la entrevista de verano del año pasado, con mi ex-psiquiatra, cuando por fin estaba sobre la mesa la palabra Bipolar. Me preguntó: ¿tú has tenido depresiones de un día? SI. Y bastantes.
Creo que son las peores, más dura será la caída.
Imagen: ahí me tenéis, frente al pc, por no meterme en la cama. Prefiero estar así, ya que al menos estoy fuera de la habitación, porque no tengo fuerzas ni para ducharme. Y por el método gazpacho (ver post), tengo que hacerlo. No he ido a la celebración familiar, no soportaría tanto ruido, los niños jugando con los Reyes. La familia no asume otras cosas, que suelo faltar a estas cosas sí.
Hay días en los que a estas horas ya me gustaría que fuese de noche. El día ha dado todo lo que podía de sí. No tengo ganas de vivir más la fecha tal, y esto es frecuente. Esos días, sin capacidad para coger un libro, son pasados aquí delante de esta pantalla, aunque sólo sea escuchando música. La rutina “internet” gana a la rutina “cama” en mis días depresivos, por suerte. Porque al menos, hago algo. Perder el tiempo de otra manera. No dejarme llevar por el sueño, por la cama que me está llamando a gritos. Además, tengo prohibido ir a la cama durante el día.
No sé si hoy estoy baja por el pequeño resfriado, porque ya lo estaba o qué. Y tampoco me importa, para qué buscar culpables. Anteayer estaba activa, ayer y hoy no, es lo que hay.
"Acostúmbrate a oscilar", me dijo el cabrón ese día.
El lema sigue vigente: TODO PASA. PACIENCIA, TODO PASA.
2 comentarios
Velvet -
sirena_varada -