Blogia
Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Ya voy... a fichar al bar

Ya voy... a fichar al bar

Van a dar las 7. Un descafeinado no hace nada, pero ayer "Pepe" me dijo con palabras tan bonitas y sinceras que me echaba de menos a primera hora, pues estuve unos tres días yendo cuendo abría la puerta, que me enterneció y hoy iré a verle cuando abra el bar y esté solo, preparándolo todo, haciéndole esa compañía. Me invitará a un vaso de leche fresca mientras la máquina del café se caliente, seguro, en cuanto se enteró que me gusta así, sola, muy fría, sin azúcar, aunque prefiero tomarla por la noche.

El antibiótico me hace dormir más, puede que dos horas (quizá porque interacciona con la medicación para dormir y esta vez no lo consulté con el psiquiatra, mal hecho), y eso me convierte en "más" persona, cosa que siempre se agradece, por lo que falto al bar a primera hora hace ya demasiado, también por otras razones recientes de ánimos.

En el sagrado papel de mis rutinas se dice que no toque la cama durante el día, pero también que mi hora de despertar ha de ser a las 9. No a las 5,30 como hoy. Empiezo a practicar lo que un personaje definió como, sí, personaje hay que ser, el "deporte nacional andaluz", Hay que tener mucho morro, cuando aquí todo el mundo trabaja, como en todas partes, y se la echa quien puede, él incluido, pero en vacaciones todo es jauja.

Todo son mitos, todo en el Trastorno Bipolar, todo en Andalucía, todo tópicos, nada de lo que te hayan contado en este plan es válido.

. . .

Lo normal es tomarse las pastillas al levantarse. Como lo hago tan pronto, y además repito una de ellas, me espero hasta eso de las diez para esa toma.

Pepe, Pepe, me caigo de sueño, voy a por otro descafeinado, que no servirá de nada tampoco, a ver si funciona el placebo que falta un buen rato.

Paso de descafeinado, me tomo yo el vaso de leche, y una torta para aguantar, queda ya poco más de media horita, mientras escribo el post del día esto pasará rápido. Que no cunda el pánico, ayer me duché, y hoy tendremos servicios mínimos de aseo de primera hora.

Qué me espera al llegar luego a casa. Escribir más. No, por favor, ayer tuve bastante. Prefiero volver a la cama. Tengo desde ayer, me lo propuse, tres libros esperándome, y ganas de, tímidamente, ojear alguno pues hay alternativa, para coger no sé, ese objeto, con ese gesto de brazos y manos que echo de menos, y alguna letra de paso, con la esperanza de que me proporcione placer.

Y ojalá me entre el sueño de nuevo. Preferiría dormir hasta tarde, que hacer la siesta.

. . .

Quedaban 10 minutos. Y me duché de nuevo, digo de nuevo porque repetí la operación de ayer, inaudito. Como si acudiese a una cita. Pepe es un hombre de edad cercana a la jubilación y casado, no malpensar. Lo cierto es que me despejó un poco más, pero me entretuvo, así que me vestí rápido, con sufridos tejanos y camiseta.

Salí justa, y me lo encontré abriendo la puerta, menos mal. Se alegró mucho de verme. Trabajó muy rápido, se notaba que le faltaban cinco minutos de tiempo para ir al paso tranquilo de esos tres días. Claro, conversamos menos, no por ello menos jugosos los temas.

Al poco, o me pareció poco, entró otro cliente. Empezó la conversación habitual sobre fútbol. La vida cotidiana del bar, y más los lunes.

Me dijo que me invitaba al café, "faltaría más". En fin, aquí estoy de vuelta... contenta, y deseando meterme en la cama, a pesar del chute de cafeína de verdad.

Otro día hablaré más de Pepe. Es uno de mis referentes aquí, es una de las personas que me hacen sonreír, además la primera por las mañanas, por tanto, una de las más importantes.

***

0 comentarios