Ingreso voluntario II
Este blog no es un diario, pero dados los acontecimientos, os cuento por encima lo de esta semana.
Vengo de un hotelito que hay allá en la montaña, con el pase que me dio mi psiquiatra. Tiene buenas vistas y un jardín que es casi un bosque. No es de cinco estrellas, pero si no se tienen demasiadas manías la cosa es llevadera. Te dan cinco comidas al día y tiene hasta cantina. Conexión a Internet no, eso ya sería demasiado pedir.
La estancia en un psiquiátrico es fuente de retratos humanos, dramas y anécdotas. Como os podéis imaginar, he llenado una libreta con... de todo. Ya contaré cosas, pero que nadie espere morbo. Lo más cachondo de un sitio de estos son las normas, tan imposibles que resultan a veces contradictorias. Este fin de semana postearé sobre otros temas, he de desconectar.
Lo que me gustaría intentar corregir, y corregir son palabras mayores, es la actitud que se tiene hacia los psiquiátricos. Porque me preocupa que mi familia se tome con extrema gravedad el hecho de que ingrese en un lugar así. Películas como "Alguien voló sobre el nido del cuco" (Milos Forman, 1975) (¿por cierto, alguien ha leído la novela original de Ken Kesey, 1962? Ya me diréis) han hecho mucho para que se conozca la realidad de estos lugares, y a la vez han creado un estigma negativo. Y algunos enfermeros tienen mala baba, sí, pero por lo común son gente con vocación, preocupada por el paciente, y son tan esclavos de las normas como los pacientes. Yo me he metido ahí por mi propio pie, y no a sufrir, sino a curarme. Es un hospital especializado, punto. No sé qué coño piensa la gente, en fin. Es lo mismo de siempre, desde fuera se ve de otra forma. Yo no tengo problemas, mi enfermedad debe ser sujetada en ese sitio precisamente y no en otro. Y para mí es natural que las cosas sean así.
Pero todo tiene un límite. La presión es dura en un psiquiátrico: no es un sitio para nenas, aunque pululen anoréxicas. Puedes salir peor de lo que has entrado, depende de muchos factores. Por eso prefiero entrar voluntariamente, porque en un momento dado puedo salir voluntariamente también.
No me acojonó el trato con el resto de pacientes (agudos, o sea, imprevisibles), sino el psiquiatra que me adjudicaron. A la segunda frase empecé a temblar: sus conocimientos de mi enfermedad llegaban a la época en que todavía se llamaba "Psicosis maníaco-depresiva" y no Bipolar. Cuando le dije que me habían diagnosticado finalmente el lunes en urgencias -día de mi ingreso- episodio mixto, sí que me dije "hem begut oli" (expresión que traducida es "ya hemos bebido aceite", algo así como "la hemos cagado"). No conocía el término disforia, ni los síntomas de la fase, porque me preguntó acerca de mis ideas de grandeza etc. Le corregí, mal hecho, lo sé, pero no tenía síntomas maníacos eufóricos sino disfóricos (no me lo paso bien, todo lo contrario, disforia=contrario de euforia). Sé que metí la pata cuestionando al psiquiatra reputado delante de dos MIR y mi enfermero, pero en ese momento me estaba cagando en todo (irritabilidad maníaca, mala leche en grado máximo, no paro de decir tacos cuando estoy así). No me cambió la pauta, menos mal, quiero que me la cambien por probar otra cosa a ver si funciona pero ... qué menos que lo haga alguien que se entere. Bueno, si, al final me ha añadido un antidepresivo, el mismo que me dieron en cuentagotas en su día. Es algo peligroso porque puede hacerme ciclar a manía, pero voy vigilándome.
Actividades: los primeros días, dormir lo que me dejaban. No me he cansado de escuchar a Peter Gabriel. Los Waterboys están bien para escucharlos una vez, pero una es de ideas fijas. Mi mayor inquietud fue cuando me quedé sin pilas, SOS a la familia.
El taller de manualidades recortaba papa-noeles y estrellitas para decorar el lugar, era rayante. El hallazgo del centro ha sido la biblioteca. Hay donaciones muy pero que muy interesantes. Pero los pacientes van demasiado sedados o su enfermedad -o fase de la enfermedad- no les permite concentrarse en la lectura, cosa que me ha sucedido a mí muchas veces y entiendo perfectamente, por lo que la biblioteca tiene pocos usuarios. Me arremangué a echarle una mano a la pobre encargada (catalogaba a pelo, pobre) porque tengo nociones del asunto, y a cambio tengo tres libros y no dos en préstamo, ya veis que privilegios me dan jaja. Ojalá pueda leerlos antes de que me den el alta.
He conocido a mucha gente, a pesar de "ir a mi rollo" desde el primer momento. Hay quien va a ligar, y aquéllo es un culebrón. Me parece que no es el mejor lugar para ello, pero los pacientes necesitan apoyo entre sí para aguantar, y algo de cariño siempre va bien. Mi mejor amigo, si alguien puede considerarse eso en cinco días, es un ex-yonki que se acaba de convertir al Islam. De todos es sabido que la gente que sale de la droga, es gente muy sabia, que tiene mucho que decir, y se puede aprender mucho más de ellos que de según que profesores de universidad. Aunque tengan puntos raros, no seamos puristas, y quién no los tiene...
La enfermedad mental mayoritaria es la esquizofrenia. Seguro que había otros bipolares, pero no me he molestado en ir haciendo pesquisas. Una chica de mi planta parecía maníaca, o hacía y decía cosas que me sonaban demasiado a manía bipolar, pero no le he preguntado tampoco. Allí todos estamos "de los nervios" o "con depresión". Mi compañera de habitación era una paranoica de narices, pero como casi siempre estaba callada, no problem.
Lo importante es que he mejorado. No duermo tanto, estoy más sociable, me irrito sólo cuando algo me provoca, y además esta noche hay cenorrio con los colegas.
Vuelvo mañana por la noche, esto es sólo un permiso de fin de semana, pero el psiquiatra dice que me ve mejor cara y que el alta será YA. Ya no tengo ideas suicidas o en estos cinco días se han retirado, en un lugar como ese la supervivencia ya no es sólo mental y se te va más de una pájara, porque sí o porque te has cansado de escuchar pájaras ajenas. O es que mi enfermedad de repente decide que le van a dar caña y se esconde, la muy puta. El caso es que me está dejando en paz, que era el objetivo.
No he ciclado, esa es una. Otra, todavía no estoy en el reino de los Vivos. Todo se andará.
Vengo de un hotelito que hay allá en la montaña, con el pase que me dio mi psiquiatra. Tiene buenas vistas y un jardín que es casi un bosque. No es de cinco estrellas, pero si no se tienen demasiadas manías la cosa es llevadera. Te dan cinco comidas al día y tiene hasta cantina. Conexión a Internet no, eso ya sería demasiado pedir.
La estancia en un psiquiátrico es fuente de retratos humanos, dramas y anécdotas. Como os podéis imaginar, he llenado una libreta con... de todo. Ya contaré cosas, pero que nadie espere morbo. Lo más cachondo de un sitio de estos son las normas, tan imposibles que resultan a veces contradictorias. Este fin de semana postearé sobre otros temas, he de desconectar.
Lo que me gustaría intentar corregir, y corregir son palabras mayores, es la actitud que se tiene hacia los psiquiátricos. Porque me preocupa que mi familia se tome con extrema gravedad el hecho de que ingrese en un lugar así. Películas como "Alguien voló sobre el nido del cuco" (Milos Forman, 1975) (¿por cierto, alguien ha leído la novela original de Ken Kesey, 1962? Ya me diréis) han hecho mucho para que se conozca la realidad de estos lugares, y a la vez han creado un estigma negativo. Y algunos enfermeros tienen mala baba, sí, pero por lo común son gente con vocación, preocupada por el paciente, y son tan esclavos de las normas como los pacientes. Yo me he metido ahí por mi propio pie, y no a sufrir, sino a curarme. Es un hospital especializado, punto. No sé qué coño piensa la gente, en fin. Es lo mismo de siempre, desde fuera se ve de otra forma. Yo no tengo problemas, mi enfermedad debe ser sujetada en ese sitio precisamente y no en otro. Y para mí es natural que las cosas sean así.
Pero todo tiene un límite. La presión es dura en un psiquiátrico: no es un sitio para nenas, aunque pululen anoréxicas. Puedes salir peor de lo que has entrado, depende de muchos factores. Por eso prefiero entrar voluntariamente, porque en un momento dado puedo salir voluntariamente también.
No me acojonó el trato con el resto de pacientes (agudos, o sea, imprevisibles), sino el psiquiatra que me adjudicaron. A la segunda frase empecé a temblar: sus conocimientos de mi enfermedad llegaban a la época en que todavía se llamaba "Psicosis maníaco-depresiva" y no Bipolar. Cuando le dije que me habían diagnosticado finalmente el lunes en urgencias -día de mi ingreso- episodio mixto, sí que me dije "hem begut oli" (expresión que traducida es "ya hemos bebido aceite", algo así como "la hemos cagado"). No conocía el término disforia, ni los síntomas de la fase, porque me preguntó acerca de mis ideas de grandeza etc. Le corregí, mal hecho, lo sé, pero no tenía síntomas maníacos eufóricos sino disfóricos (no me lo paso bien, todo lo contrario, disforia=contrario de euforia). Sé que metí la pata cuestionando al psiquiatra reputado delante de dos MIR y mi enfermero, pero en ese momento me estaba cagando en todo (irritabilidad maníaca, mala leche en grado máximo, no paro de decir tacos cuando estoy así). No me cambió la pauta, menos mal, quiero que me la cambien por probar otra cosa a ver si funciona pero ... qué menos que lo haga alguien que se entere. Bueno, si, al final me ha añadido un antidepresivo, el mismo que me dieron en cuentagotas en su día. Es algo peligroso porque puede hacerme ciclar a manía, pero voy vigilándome.
Actividades: los primeros días, dormir lo que me dejaban. No me he cansado de escuchar a Peter Gabriel. Los Waterboys están bien para escucharlos una vez, pero una es de ideas fijas. Mi mayor inquietud fue cuando me quedé sin pilas, SOS a la familia.
El taller de manualidades recortaba papa-noeles y estrellitas para decorar el lugar, era rayante. El hallazgo del centro ha sido la biblioteca. Hay donaciones muy pero que muy interesantes. Pero los pacientes van demasiado sedados o su enfermedad -o fase de la enfermedad- no les permite concentrarse en la lectura, cosa que me ha sucedido a mí muchas veces y entiendo perfectamente, por lo que la biblioteca tiene pocos usuarios. Me arremangué a echarle una mano a la pobre encargada (catalogaba a pelo, pobre) porque tengo nociones del asunto, y a cambio tengo tres libros y no dos en préstamo, ya veis que privilegios me dan jaja. Ojalá pueda leerlos antes de que me den el alta.
He conocido a mucha gente, a pesar de "ir a mi rollo" desde el primer momento. Hay quien va a ligar, y aquéllo es un culebrón. Me parece que no es el mejor lugar para ello, pero los pacientes necesitan apoyo entre sí para aguantar, y algo de cariño siempre va bien. Mi mejor amigo, si alguien puede considerarse eso en cinco días, es un ex-yonki que se acaba de convertir al Islam. De todos es sabido que la gente que sale de la droga, es gente muy sabia, que tiene mucho que decir, y se puede aprender mucho más de ellos que de según que profesores de universidad. Aunque tengan puntos raros, no seamos puristas, y quién no los tiene...
La enfermedad mental mayoritaria es la esquizofrenia. Seguro que había otros bipolares, pero no me he molestado en ir haciendo pesquisas. Una chica de mi planta parecía maníaca, o hacía y decía cosas que me sonaban demasiado a manía bipolar, pero no le he preguntado tampoco. Allí todos estamos "de los nervios" o "con depresión". Mi compañera de habitación era una paranoica de narices, pero como casi siempre estaba callada, no problem.
Lo importante es que he mejorado. No duermo tanto, estoy más sociable, me irrito sólo cuando algo me provoca, y además esta noche hay cenorrio con los colegas.
Vuelvo mañana por la noche, esto es sólo un permiso de fin de semana, pero el psiquiatra dice que me ve mejor cara y que el alta será YA. Ya no tengo ideas suicidas o en estos cinco días se han retirado, en un lugar como ese la supervivencia ya no es sólo mental y se te va más de una pájara, porque sí o porque te has cansado de escuchar pájaras ajenas. O es que mi enfermedad de repente decide que le van a dar caña y se esconde, la muy puta. El caso es que me está dejando en paz, que era el objetivo.
No he ciclado, esa es una. Otra, todavía no estoy en el reino de los Vivos. Todo se andará.
3 comentarios
chikuska -
Carne de Psiquiatra -
Alberto -