El Eje
En mi idiolecto, llamo “el eje” al Barcelona-Madrid. Son dos polos, dos extremos, dos opuestos, tan lejanos, y tan cercanos. Lo he cruzado muchísimas veces, la mayoría debe estar registradas en las antiguas agendas y mis diarios de juventud. Ir a Madrid no era una fiesta, o fiesta a medias, era ir a comités o congresos. Cosas muy serias para mi edad, quizá. De las que no me arrepiento.
Recuerdo una vez que fui de vacaciones, yo tendría 20 años. Una nochevieja, en un piso cerca de Puerta del Sol, un piso en un bloque antiguo, compartido por varios cuadros de asociaciones juveniles, chicos de 25 que ahora son alguien en la vida política de este país. Recuerdo los escalones de madera, y el absoluto desastre –el suelo era de un gres negro muy agradecido- que reinaba en el cuartel de estos jóvenes que estaban de paso también, porque parte de su trabajo era viajar a las federaciones constantemente. Ellos cruzaron muchos ejes, por eso vivían en el mismísimo kilómetro 0.
Yo me "quedé" básicamente en el eje de Madrid-Barcelona. Antes de esa nochevieja, en los años de bachillerato, lo descubrí cuando era voluntaria. Nos enseñaron un punto de información juvenil de la Comunidad en plena estación de Sol, recién renovada. Madrid era pionera en tantas cosas que admiraba... y sí, podían estar orgullosos allí. Luego, las cosas cambiaron. Incluso hubo una época en la que Madrid estuvo muy fea, que quizá coincidió cuando Barcelona por fin se vistió como merecía.
En ese viaje adolescente empecé a conocer algo Madrid. He pasado por la estación de Sol una decena de veces estos días, pero no he buscado ese punto de información, porque quizá ya no exista, como la papelería de Carretas, como tantas cosas. No es un lamento, mi propia calle cambia cada año. Y la información hoy en día no puede tratarse como entonces, cuando hablar de Ibertex era la leche. Hoy tenemos una biblioteca global en casa, es tan sencillo como abrir un navegador.
Me dejo muchas más escapadas a Madrid, más batallitas... recuerdo con cariño una que hice con Kidam. Y otra en la que conocí en persona a mi querido Galahan.
Hay otro eje en mi vida y en este país, es el Barcelona-Granada. Lo he recorrido unas cinco veces, y la del 2000 no va a ser la última. Hay algo de mí en Al-Andalus...
... todos tenemos un lugar mágico, ya sea la ribera de un río, la roca desde la que te sientas y se convierte en el trono desde donde dominas el Mundo, o un café con solera. Un pueblo con encanto, un lugar desde donde la puesta de sol te eriza el vello. Y si no lo tenemos, deberíamos buscarlo, porque es allí donde nuestra alma se limpia y renueva.
No tengo un lugar predilecto en Madrid, me fascina en su diversidad y en sus gentes. He conocido nuevos lugares, pero lo más importante para mí sigue siendo el lado emocional y humano que desafía el asfalto. Afianzar la relación con "mi gente" de allí, y conocer nuevas gentes, nuevos puntos de vista, nuevas visiones del mundo.
Y lo bueno no acaba aquí… lo mejor es que todavía me queda mucha gente por conocer, gente que en esta ocasión no ha podido ser, y gente que hasta hace una semana no tenía cara pero a la que quiero volver a ver.
Todo eso merece cruzar de nuevo el Eje.
. . .
P.D. He llegado a Barcelona esta noche. Lo primero que he recibido en la calle ha sido el viento cargado del olor de mi Mediterráneo. Mañana se lo contaré a los amigos que me han acogido en su casa con gran hospitalidad y cariño estos días.
Recuerdo una vez que fui de vacaciones, yo tendría 20 años. Una nochevieja, en un piso cerca de Puerta del Sol, un piso en un bloque antiguo, compartido por varios cuadros de asociaciones juveniles, chicos de 25 que ahora son alguien en la vida política de este país. Recuerdo los escalones de madera, y el absoluto desastre –el suelo era de un gres negro muy agradecido- que reinaba en el cuartel de estos jóvenes que estaban de paso también, porque parte de su trabajo era viajar a las federaciones constantemente. Ellos cruzaron muchos ejes, por eso vivían en el mismísimo kilómetro 0.
Yo me "quedé" básicamente en el eje de Madrid-Barcelona. Antes de esa nochevieja, en los años de bachillerato, lo descubrí cuando era voluntaria. Nos enseñaron un punto de información juvenil de la Comunidad en plena estación de Sol, recién renovada. Madrid era pionera en tantas cosas que admiraba... y sí, podían estar orgullosos allí. Luego, las cosas cambiaron. Incluso hubo una época en la que Madrid estuvo muy fea, que quizá coincidió cuando Barcelona por fin se vistió como merecía.
En ese viaje adolescente empecé a conocer algo Madrid. He pasado por la estación de Sol una decena de veces estos días, pero no he buscado ese punto de información, porque quizá ya no exista, como la papelería de Carretas, como tantas cosas. No es un lamento, mi propia calle cambia cada año. Y la información hoy en día no puede tratarse como entonces, cuando hablar de Ibertex era la leche. Hoy tenemos una biblioteca global en casa, es tan sencillo como abrir un navegador.
Me dejo muchas más escapadas a Madrid, más batallitas... recuerdo con cariño una que hice con Kidam. Y otra en la que conocí en persona a mi querido Galahan.
Hay otro eje en mi vida y en este país, es el Barcelona-Granada. Lo he recorrido unas cinco veces, y la del 2000 no va a ser la última. Hay algo de mí en Al-Andalus...
... todos tenemos un lugar mágico, ya sea la ribera de un río, la roca desde la que te sientas y se convierte en el trono desde donde dominas el Mundo, o un café con solera. Un pueblo con encanto, un lugar desde donde la puesta de sol te eriza el vello. Y si no lo tenemos, deberíamos buscarlo, porque es allí donde nuestra alma se limpia y renueva.
No tengo un lugar predilecto en Madrid, me fascina en su diversidad y en sus gentes. He conocido nuevos lugares, pero lo más importante para mí sigue siendo el lado emocional y humano que desafía el asfalto. Afianzar la relación con "mi gente" de allí, y conocer nuevas gentes, nuevos puntos de vista, nuevas visiones del mundo.
Y lo bueno no acaba aquí… lo mejor es que todavía me queda mucha gente por conocer, gente que en esta ocasión no ha podido ser, y gente que hasta hace una semana no tenía cara pero a la que quiero volver a ver.
Todo eso merece cruzar de nuevo el Eje.
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P.D. He llegado a Barcelona esta noche. Lo primero que he recibido en la calle ha sido el viento cargado del olor de mi Mediterráneo. Mañana se lo contaré a los amigos que me han acogido en su casa con gran hospitalidad y cariño estos días.
4 comentarios
Baru -
Un saludo, carne
Carne de Psiquiatra -
Por cierto que mi voz dicen que tiene un acento catalán de ...
Ya estoy planeando cuándo volver, Alberto, ayer casi me bajo en Lérida para dar media vuelta, no te digo más.
Kidam -
Voy fatal hoy, mon amour, pero mañana espero poder tener un ratillo para sentir tu voz un pelín más cerca.
Un besazo.
Alberto -
Alberto