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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Recordatorios

Recordatorios

Hacerme cartas a mí misma no es algo nuevo. Muchas veces en mi diario me hablo como si fuese otra persona, me hago yo misma de abogado del diablo. Es un papel al que me encanta jugar.

Ahora he de hacerme listas. Del tipo:
- sal de la cama de una puñetera vez, la vida está fuera, no dentro.
- dúchate
- sonríete al espejo
- sal a la calle
- mira al sol y date gracias por estar viva

Porque cuando me levanto, me cuesta mucho “arrancar”. Hasta que en un momento del día, de repente es como si me enchufasen y puedo hacer de todo.

Y he decidido que voy a comprar un cuaderno, de cubierta roja quizá, para leer en caso de, digamos, peligro.

En ese cuaderno, voy a escribir a mano cosas como las que me dijo A.

“Imagínate que lo hubieses hecho. Y que ahora mismo, pudieses verte.
¿No te parece que estás pasando un buen rato tomando un simple café?
Querrías “volver” para vivir este momento, ¿no es cierto?”

Este tío no dice ninguna tontería, no. Aprendo mucho con él, y me impresionó especialmente este tramo de la conversación.

Esa libreta ha de tener un título especial. Y no servirá de nada si en el momento que la necesite me importe Nada, porque en esos momentos en los que te planteas dejar de estar “aquí” Nada te importa.

Recuerdo una escena de “Cuando el Destino Nos Alcance” (“Soylent Green”, 1973), una película de ciencia-ficción basada en un libro excelente de Harry Harrison. Charlton Heston y Edward G. Robinson son los protagonistas. La historia se desarrolla en una sociedad futura superpoblada, donde no hay alimentos (los alimentos son el tema, en realidad). Y donde la eutanasia es muy bien recibida, una boca menos.

Sol (Edward G. Robinson) está cansado, y decide morir. Le llevan a una especie de hospital, le administran la droga que va a dejarle descansar para siempre, y se le ve en una cama, en una sala muy grande. De repente, se abre una pantalla de cine, donde se proyecta… la Vida. Imágenes de la naturaleza, de gran belleza, por ejemplo. Y el personaje muere escuchando música clásica rodeado de las maravillas que va a abandonar, serenamente, puesto que su muerte es voluntaria.

Yo he decidido vivir. Y también he decidido morir, y por fortuna no lo he hecho.

Escribiré en esa libreta cualquier cosa que me afiance a este planeta, como la proyección de esa película. Y pondré fotos de mis amigos y familiares y de mis lugares favoritos, a los que quiero volver. Y todo lo que encuentre que me recuerde lo maravilloso que puede ser vivir, para que en un momento en el que piense lo contrario, encuentre unas raíces que me sujeten a este mundo.

***
Imagen: “Raíces”, de Milixa Morón. Me gusta para la cubierta de esta nueva libreta.

2 comentarios

Carne de Psiquiatra -

Jo Agus, me has pillado, pues no recuerdo la música.
Yo no soy nadie sin mi agenda, lo malo es cuando me olvido de abrirla XD
***

Agus -

Lo de los recordatorios es curioso.

En el móvil tengo una agenda y es una muestra de mis obsesiones y preocupaciones por que no se me olviden las cosas.

Martes.
Mañana hay que llamar a ...

Miercoles
15:00 Llamar a ... a las 18:00
17:00 Llamar a ... a las 18:00
18:00 Llamar a ...
19:00 Mañana cita a las 10:30

Jueves
08:00 Levantarse, cita 10:30
08:05 ¿En la cama?
08:10 LEVANTATE
08:15 ¿?
08:30 ¿Duchado?
09:30 ¿Todavía en casa?
10:25 Cita a las 10:30

En fin, tengo la agenda que a veces la mandaría a paseo pero cuando se ha sido un absoluto desastre y uno se conoce hay que pasar por el aro que uno se autoimpone.

Pero reconozco que me encantará y disfrutaré el momento en el que deje de ser tan pesado conmigo mismo.

Yo también recuerdo esa escena de la película. ¿Te acuerdas de quién era la música? ¿Vivaldi? Era una muy buena escena.

Saludos.

Agus.-