Trabajo: 36,5 grados
Lo peor de regular el sueño es que al menos uno de los días tienes una sensación que (ignorante de mí porque nunca atravesé de tal forma el huso horario), diría que es una especie de jet-lag. Hoy dormí cuatro horas, olé a las siete en punto. Estoy viendo un programa de cocina en la TV. A que cuando comes alubias, tienes claro que más tarde y quizá inoportunamente, ¿vas a tener un problema con los gases? A mí, la ecuación sueño trastornado + los tres cafés que llevo, me da muy mal pronóstico. Pero ya sé por experiencia que estos días de "jet-lag" son muy poco productivos.
Entonces me asaltan todas las dudas. A ver, por qué no te tomas un "extra" y descansas tres o cuatro horas. Pues porque estoy despierta a pesar de todo, existo pues escribo, y no me parece un buen plan dejar de hacerlo. El precio: te funcionará el cerebro y la mano derecha con la que hoy manuscribes mientras fumas con la izquierda, pero no le pidas a tus piernas que te sostengan, porque tiemblas como una yonki. Excelente terreno para acumular fobia social: como salga a la calle, me toman por drogadicta. Por tanto, te espera un día sedentario y más a medida que avance el calor. Menos mal que dejaste ayer los platos fregados y la lavadora tendida.
Me peleo a menudo estos días con todo el inventario de mi casa, pero cómo es posible que no quepan aquí mis cosas y mientras en otras casas todo parece armonioso, en su lugar. Porque ya no recuerdas que desde que saliste de casa de tus padres, vivías en un piso casi tres veces mayor, y tu biblioteca gozaba de habitación, modesta, pero propia. Ahora en una sola pieza se reúnen ese estudio, un sofá para la TV, una cocina americana, dos mesas y demasiadas sillas para tus necesidades. Pero, oh aleluya, aire acondicionado.
El cerebro no funciona igual cuando has pasado un rato en compañía de alguien. Tengo atrofiado, lo sé y lo noto como una puñalada un día como hoy, el contacto cara a cara con mis semejantes, bipolares o no. Mi ordenador no huele a "gente a primera hora de la mañana aseada y vestida" aunque esté en compañía virtual. Por eso quizá dejo de chatear periódicamente. Esta pre-menstruación me atacó en ese sentido: soledad social. Cómo echaba de menos esos "buenos días, qué tal" matutino y generoso. Ahora, no deseo buenos días sino Buenos Días, Buenas Tardes (con mi mejor sonrisa), y Buenísimas Noches dulces sueños tenga vd. A mis contados pero buenos amigos que dos veces al año organizan una fiesta pijama improvisada ("es tarde, quédate y no cojas un taxi"), y por si las sorpresas, llevo la toma del día en el bolso.
Pronto hará dos años que vivo sola. Esto sí es un récord y un hito en mi vida. Lo que más he conseguido es desacostumbrarme al contacto con seres humanos (antes compartía piso con lo que al principio eran desconocidos). Por tanto, debería decir que he des-conseguido, y soy bastante más gruñona, cosa que odio como defecto en cualquiera. Nada ni nadie turba mi paz, que tanto anhelé al mudarme aquí, y como todo tiene su inconveniente, sacarme de ella es hacerlo de mi rutina de silencio, pero a veces me salva del peligro que tiene el quedarme colgada de un procesador de texto.
Porque de repente, una canción me arroja al mundo real. Busco esa chispa de los 80, y encuentro no la de ayer, lástima pero así dejo de escucharla... 6 entre 150 me convencen: dos son de Talking Heads, y una de Judas Priest. Me conmueve escucharla. Lo que tenía el hard rock o el heavy es que ibas con la cabeza bien alta por la vida. Hay que volver a cocinar la sopa de ajo en casa, y pronto.
. . .
Al haber madrugado, el calor no me impidió salir a la calle (fuerza mayor: tabaco), cuando había poca gente. Todos "íbamos al trabajo". Tuve una sensación de bienestar tal que al subir, me sentí impelida a trabajar, a usar esta mano, busca folio y bolígrafo, además como si un hipotético jefe me estuviese dando las indicaciones para el día de hoy. "Sí, jefe. No hay problema". (No había problema con el calor porque cuando trabajas de 9 a 19 horas, no estás expuesto a la canícula si el edificio está acondicionado y puedes comer cerca).
Me imagino, y ahora acude un recuerdo real, yendo de inmediato al baño para chutarme ansiolítico, líquido en aquella época (1994-?). Creo que tomaba tres gotas, y también que de vez en cuando caía alguna más. No olvidaré nunca ese sabor sobre mi lengua. Nada me extraña que en aquellos años, sin un antipsicótico como mi querida quetiapina aka "S" en lo que entonces ni siquiera sabía que se denominaba "pauta" aunque bien iba a un psiquiatra, abusara de esos tranquilizantes. Tendrán muchos efectos secundarios, pero ante la alternativa sufrida (hasta el despido, que el puesto de trabajo rara vez se tiene en un zoológico) de subirme por las paredes por los nervios, estoy a favor de ellos, y si hace falta, lo pondré en negrita. En dosis adecuadas por supuesto, no las cosas que se oyen y ven por ahí, que hasta yo me he visto aguantándome la baba o el cráneo.
No puedo trabajar ya: exploté en el peor momento (2001-2), que precisamente podía haber sido el mejor. Pero entonces lo conseguía, rendir y complacer, y no era consciente, gracias a una dependencia, en esa época ya dos, que luego se definió en el informe como "abuso de sustancias", qué bonito queda. De la otra sustancia, el alcohol, ya hemos hablado largamente, pero lo de la benzodiacepina líquida era... la leche. Quién se cree que una gota te va a quitar toda esa ansiedad, tú que has tomado una o dos cucharadas de jarabe para la tos toda tu vida. Sufro cuando conozco de algún caso que también trabaja como yo lo hice a cambio de altísimas dosis de medicación para soportarlo. El estrés, gran enemigo de la sociedad, verdugo implacable para el bipolar.
Bajo estrés, como de hoy (no en mi casa, ya es suficiente), y con poco sueño en mi haber, estoy forzando mis neuronas. Muchas morirán tras haber dejado una sola letra, o trazo, en este papel. Por eso, este folio va a ser tan importante para mí. Este papel engrosará mis pertenencias, que a nadie interesarán cuando muera. Pero a mí sí en vida, aunque cuando grape este escrito, formará parte de una montaña de papel condenada a vagar por la mesa hasta que encuentre un hogar... bien, ya se me ocurrió. Compraré un archivador especial: ha de ser de color turquesa, o lo pintaré yo misma. De esta forma, quizá en la próxima mudanza decida que su destino está en la basura junto al resto de escritos personales que curiosamente este año gusto de manuscribir cuando precisamente mis únicos objetos personales presentes son los de mi bolso, mmmm como cuando trab....
Estoy empezando a considerar que la ausencia de cualquier tontería que ahora no poseo, como mi lima de uñas, posibilita que me concentre mejor en lo que hago. No es gran cosa, Blue: cuando habías llenado el folio con las tareas de curro a la que se añadían los marrones del día, seguro que morían más neuronas. Las enterrabas con cafés, como hoy. El de la oficina, de máquina, asqueroso y aguado. Llegaste a acostumbrarte tanto a ese brebaje que años después (¿va para cinco ya?) todavía pides cafés americanos o con hielo en los bares, y en casa añades dos dedos de agua a la taza de la cafetera italiana. Supongo que un día dejaré definitivamente esas costumbres adquiridas en mis años, sobre todo los últimos y detonantes, de trabajo. Y si he de comprar una cafetera ahora mismo desearía que fuese para expresso, no una "melita" para beber a litros (tuve una siete años). Eso solía hacer. Todavía no me medicaba(n) bien para "los nervios", pero no era consciente de que cada dos cafés de máquina me obligaban antes o después al refugio del baño con mis benzos. A veces hay que educar hasta al sentido común... ¿Acaso hay escuelas para futuros pacientes mentales? ¿O para la paternidad?
En una sociedad como la que dibuja la película "Gattaca", ¿qué sería de nosotros, bipolares? ¿Qué decidirían las autoridades genético-sanitarias para ese quizá ya 5-6% de la población? Podrían proscribir mis genes y expulsarlos del acervo de la especie homo sapiens. Pero también coger un pedazo, "el bueno", el que hizo de mí y de otros que conozco gente cumplidora, respetuosa, responsable, eficaz a la vez que eficiente, en sus trabajos. No es mala productividad la que exponen ahora en Madrid de Van Gogh, en su último período: antes de pegarse un tiro, pintó como un cuadro por día.
Recibo un correo que me emociona y motiva. Un escrito que produzco ofrece empatía, consuelo o esperanza a alguien. Me siento útil y eso es lo que echas de menos sin un trabajo. Llevo en este trabajo de "Carne de Psiquiatra", contratada por mí misma en algún momento emocional de esos oscilantes "mejor no recordarlo" o "un puntazo, lo tiene cualquiera", desde noviembre de 2004. La pensión que recibo desde diciembre de 2004 (ver post en minutos musicales) se calculó por esos años trabajados en las empresas donde presté servicios y también dejé salud mental.
Pero ahora que lo pienso [soy consciente de que mi cerebro funciona diferente tras horas de charla y en un entorno distinto], éste es el trabajo más duro que he tenido en mi vida, sin importar que no sea remunerado y origine gastos. Me involucro y comprometo totalmente como persona. Cuántas veces se me dijo que "la empresa no era mía", cuando hacía horas extras y me llevaba el trabajo hasta a mis sueños. Pues ahora, la empresa sí es mía, y considero, confieso que a veces me asusto cuando veo el contador de visitas, que estoy muy bien pagada, pues quizá sí estoy aportando el grano de arena del que hablaba en mi primer post. Gracias a vosotros, quizá sea útil, y por la tarde, ya en mi casa, trabajo también: paso a limpio estos seis folios manuscritos para colgar un post decente. Y tengo cuatro más, personales, de los que me siento satisfecha.
R. me ha llamado: está aguando el tipo en la oficina, y sólo pudo dormir cinco horas. Sois muchos los bipolares que trabajáis sin que el negocio bipolar se note; si lo hace, mal augurio, y doy fe por tres trabajos perdidos pese a mis méritos, éxitos, o capacidades.
Sois muchos, y aprovecho para mandaros toda mi admiración.
. . .
Fragmento del mail de una lectora de veintitantos años que reproduzco con su autorización:
Lo que cada vez veo mas claro es que no encajo en ningún trabajo y que
acabaré creando mi propia empresa o siendo freelance. O intentaré a la larga
conseguir algún tipo de minusvalía. No paro de darle vueltas al asunto, de
alguna manera tengo que ganarme la vida, ¿no?
A veces pienso que el TB no es solo una enfermedad, sino que también otro
modo de funcionar internamente. Hay tan poca gente que me gusta, comprendo
tan poca gente, tan poca gente me comprende a mí! Siempre me sentí un bicho
raro.
Bueno....supongo que ya sabrás de qué estoy hablando. Quizás sería un buen
tema para tu blog: TB y personalidad, ¿dónde esta la frontera? ¿Qué es
patología? ¿Qué es excentricidad?
Buen tema... y me identifico mucho con este testimonio. Pensaré en ello, como afectada.
***
4 comentarios
Dan*:. -
jxn Bilbao -
Oye! no sabía tu faceta heavy. El mes pasado estuve viendo a los Maiden UFFFFFFFFFFFF! Up the Irons!!
un beso, wapa
merlac -
Pero la bicha siempre está acechando. Todo empezó con un cambio en los horarios de sueño, me acostaba pronto y a las 6 ya estaba en pie, pero si algún día me echaba a la 1 volvía a estar despierta a la misma hora. Esto duró unos dos meses hasta que la hipomania comenzó. Mis compañer@s eran unos bordes(solo unos pocos) y yo era la justiciera.
A mis amig@s les tengo muy advertido que si notan en mí algo raro me avisen y una amiga me avisó.
Pensaba llamar a la psiqui tras una semana de estar en la playa pero ella me vio antes y con un saco de medicamenos me fui con mis amigos (gente que conoce perfectamente mi enfermedad) y estuve bien, relajada pero con problemas de sueño.
Volví y el insomnio ha ido mejorando ya duermo unas 6 o 7 horas.
Como ya he estado ingresada muchas veces /(7 en concreto) este ingreso domiciliario que yo misma me he impuesto me está ayudando.
Mi madre ya es muy mayor y no soportaría otra crisis mía por lo que no sabe nada (no en vano soy actriz en un grupo de aficionados).
A veces me mosqueo con tonterías pero procuro huir de las situaciones estresantes o que me causen problemas como de la peste.
Me está resultando duro y he tenido que renunciar a viajes, salidas nocturnas (con lo bien que se está en las terracitas etc...
Me ha gustado mucho tu escrito.
ROCIO -
TIENES MUY BUENA PLUMA,
TE QUIERO, AUMQUE ACABO DE PONER UNA ESTUPIDEZ,
MUY DE MI,
SER IDIOTA,
NOS VEMOS , SOY BIPOLAR Y SOY DE CHILE.