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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Orgullo bipolar

Orgullo bipolar A veces, nos autoevaluamos, y llegamos a la conclusión de que somos la hostia. Si lo que vemos se ajusta más o menos al cliché del que os hablaba en “Óptica”, hasta le damos gracias a la enfermedad por poseer estos dones y cualidades. Y para acabar, ojeamos de nuevo las listas de famosos y nos decimos: Ole.

"Nos"... yo también he caído en esos pensamientos, y no, no me gustan.

Creo que es una idea de grandeza, que pertenece al territorio “eutimia para arriba”, es decir, cuando se está emocionalmente hipomaníaco y la autoestima ha subido bastante. Y sabes que ese estado mental es fruto de la enfermedad, y encima le das gracias. Ya dije en su día que ojalá pudiésemos vivir todos en ese estado alterado de conciencia llamado hipomanía.

No existe un día del “orgullo bipolar”, esto no es el rollo gay. Existe un día de la enfermedad mental, que se celebra en diciembre y congrega a todas las asociaciones de enfermos mentales y familiares en actos reivindicativos a los que nadie hace caso. Porque no hay orgullo en ser enfermo, sino muchos problemas: falta de recursos, pensiones ínfimas… aquí hay un texto reivindicativo.

Hay que estar “arriba” para autoafirmarse de esa manera, y no me parece correcto hacerlo en un corro de gente –un chat, por ejemplo, fue ahí mi experiencia- que lo está pasando mal. Junta a un deprimido con alguien que te dice que la enfermedad es lo mejor que le ha pasado. Pues no.

Me parece que caemos en una equivocación de las gordas con este orgullo. Una vez más, somos ghetto, pero del cojonudo (manda huevos). Y no beneficia en nada nuestra posición como comunidad de afectados en el conjunto de la sociedad.

Además, hay que llevarse las manos a la cabeza, cuando alguien en un foro vecino para esquizofrénicos afirma que los bipolares somos irrecuperables y ellos si que tienen posibilidades de recuperación e integración. (Que por lo que sé tienen una ayuda que nosotros no disponemos, pisos tutelados). Justo lo que "nosotros" pensamos de ellos. Esto sí es de locos.

Porque se nos dice que nosotros los bipolares no “perdemos facultades” después de una crisis, mientras que un esquizofrénico va acusando cada brote, merman sus capacidades cognitivas. Bueno, se nos había dicho, porque leí algo de Colom que empezaba a afirmar que si se han sufrido muchas manías, también se resentían las neuronas, que hay pérdida también.

Bah. Yo he estado con esquizos en mis ingresos y una vez estabilizados del brote, la gente más normal del mundo. Alguno pillao, pero también los he visto pillaos fuera y sin diagnosticar. Y fuera del mundo de las enfermedades mentales, la pérdida de memoria es algo que oigo demasiado a menudo. La gente nos deterioramos mentalmente, por edad o por falta de uso.

Está bien un momento de “me encuentro bien”, pero es eso, un momento. Que el bipolar en cuestión se dedica a propagar por toda la comunidad, en un ejercicio de irresponsabilidad bajo mi punto de vista, porque le lee gente muy jodida que en esos momentos, la bipolaridad es su pesadilla minuto a minuto.

(Este párrafo repite mucho posts anteriores y futuros)
La gente eutímica es la que “tira” de los demás. Si yo he llegado aquí, tú también puedes. Y no es camino de billete gratuito, no, es un subir al Everest, y has de empezar la ascensión cuando la medicación está empezando a hacer efecto y te encuentras mejor. El psiquiatra es quien decide cuándo estás preparado o debes hacer los primeros pasos. No olvidemos que la situación de partida es que te crees poderoso como Neo –manía- o estás en la cama paralizado mirando sin pestañear al techo blanco –depre-. De esa situación te saca la terapia y la medicación, pero sólo hasta el punto de “ahora, sal a la calle, como antes”, y ese antes lo has olvidado completamente, esas rutinas. Esto lo reitero mucho en el blog, después de un episodio de semanas o meses el caos se ha adueñado de tu cuerpo y hay que volver a unas rutinas (despertarse por la mañana, ducharse) y adoptar otras (deporte) para las que no estás muy mentalizado. O comer tres veces al día, porque esto es algo que frecuentemente se nos olvida cuando estamos mal.

Yo diría que el orgullo “qué cojonudo es esto” es parte de la enfermedad, y es enfermizo pensar en esta clave, por muchos dones que uno tenga. Ahora mi orgullo es caminar una hora al día, irme demostrando que puedo hacerlo. Yo, que antes tenía la agenda llena de 8 a 22, ahora me enorgullece cualquier cosa, una al día, que haga, pero bien.

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