Exámenes
Poca cosa nueva a contar, salvo que el calor me mantiene en casa, algo fóbica para salir a la calle, no sea que me de un patatús y me rompa algo.
Siento que ahora sí empiezo una nueva vida, que mi estancia en Madrid ha dejado de ser provisional y ya es hora de establecer unas rutinas que puedan enriquecerme intelectualmente.
Me levanto pronto y sin despertador. Tengo todo el día para mí. Y ahora tengo mucho trabajo doméstico, pero la cosa ha de normalizarse, y en septiembre, si me lo permite el presupuesto, ya quiero participar en actividades, sean éstas yoga, manualidades o piscina.
La piscina, mi asignatura pendiente. Hace poco un amigo me contó que había estudiado en un seminario y que ya tenía misas para toda la vida. Pues me siento igual con lo de la natación, porque desde muy temprana edad nado -nunca llevé flotador- y se podría decir que ya he hecho largos para toda la vida también. Intenté volver a la piscina hace años, pero no lo conseguí, porque me aburría al cuarto largo. Todavía no sé si se ha inventado un discman sumergible, porque lo peor de la natación es el silencio, el aburrimiento, el acabar pensando, y yo acabo pensando haga lo que haga, y pensar, con el tiempo, me he dado cuenta de que no es bueno, que hay que vivir la vida y no pensarla.
De momento ya me he depilado, así que no tengo excusa para ir a la piscina. En Madrid las hay "de verano", descubiertas, y las cubiertas, pero no hay demasiadas. En verano hay críos, ya se sabe, así que para nadar en serio hay que ir a horas determinadas. También he de decir que en mi primera maleta ya iba el equipo, mis gafas y gorro de piscina.
O sea, que sólo tengo que meterlo todo en una bolsa y entrar. Eso sí, he de gestionar antes el tema del descuento al que tengo derecho. Pero el primer día no vale la pena, y mejor pagarlo para aprovecharlo. A veces, cuando algo nos sale gratis, deja de interesarnos, un mal más de nuestra sociedad que a mí por lo menos sí me afecta.Lo que cuenta es consolidar el hábito, y mejor hacerlo ahora. En invierno es duro ir a la piscina.
Uno de mis recuerdos de mi infancia nadadora es el frío que pasaba desde la piscina al vestuario, en aquel pasillo donde la corriente de aire hacía tiritar. De pequeña, a veces, hacía cosas raras. La primera y última competición que hice fue un desastre. No me tiré de cabeza, sino que caí al agua con el cuerpo agrupado. Las otras nadadoras estaban ya a diez metros, me sumergí, buceé para alcanzarlas, y llegué la primera, porque era veloz, pero la ganadora fue otra chica que sí hizo una carrera "normal". ¿Por qué no pude tirarme de cabeza? Esa carrera la tenía ganada, y la perdí.
Me recuerda a historias de chicos y chicos bipolares de alto nivel intelectual, gente de Matrícula de Honor, que entregaba el examen en blanco. ¿Como puede paralizarse un cerebro lleno, cómo puede paralizarse un cuerpo entrenado, cómo puedes rendirte cuando sabes que vas a ganar? ¿Por qué estos bloqueos tan fuertes? Luego llegas a casa y te das contra la pared. Y luego un diagnóstico te explica estas cosas, y aprendes que el estrés te bloquea en vez de hacerte más fuerte.
Hay quien ha repetido curso. Yo no quise en mi segunda ni tercera carrera y por eso las dejé. No soporté la frustración de estrellarme con un muro tan bajo. Y agradezco el haber acabado mi licenciatura, con un solo suspenso académico que me gané a pulso. Me caía tan mal el profesor que estaba segura de que no leería los exámenes, y vaya si lo hizo.
Sólo suspendí dos veces, esa y otra en primero de bachillerato, asignatura: religión. No sabía nada de darwinismo pero en el examen puse que de Génesis nada, que veníamos del mono. El suspenso fue porque no lo expliqué bien, porque el hombre y el mono venían de un antepasado común, ese sacerdote era progre y aprendí bastante en su día, porque era poco doctrinario y se centró más en aspectos históricos del cristianismo. Pero durante años llevé con orgullo ese suspenso, era atea demostrable académicamente jaja, qué estupidez.
Luego aprendí que era mejor decir lo que los profesores habían contado, que ir contra corriente era inútil y una mancha en tu expediente académico. Porque para contradecir un discurso, hay que dominar el contrario. Ahora ya sé algo sobre evolución, aunque cada año mis conocimientos son más obsoletos, y si el tema me sigue interesando, me paso por el blog del paleofreak. Recuerdo con emoción la lectura del descubrimiento de Lucy en "La recherche scientifique" o como se llamase la revista, pero eso es agua pasada ya.
"Mens sana in corpore sano". Muy importante para un TB. Terapéutico.
O sea, a tomarse el gazpacho y a hacer la bolsa para ir a la p* piscina, que me está esperando. Asignatura no sólo pendiente, sino olvidada. Se pierde la técnica con los años, sólo espero que no me vuelvan a poner la bola rosa de espuma con el cinturón jaja.
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