Control de impulsos y cambios de opinión II: la mala leche
Acabé el I diciendo que había que ser coherente con una decisión.
Y ahora digo que también hay que ser consecuente con los cambios de opinión.
Menuda ensalada mental.
Me estoy peleando conmigo misma y eso no me deja dormir, he de pensar, he de encontrar la decisión correcta. La tengo en mente y es tan clara como caliente, me quema el darle la vuelta a mi propia tortilla en el mismo diario, con pocos días de diferencia. He de enfriar esa decisión o contra-decisión, primero, calmándome SIN pastillas, porque esto no es bipolar-enfermizo, esto es humano-neurótico, sólo que a servidora le da el insomnio, porque su enfermedad le da a ella en concreto -de los demás no hablo- la facultad de encallarse cuando un tema emocional lo hace, y la de buscar salida, y en eso estoy, en pleno insomnio, no satisfecha emocionalmente de las consecuencias también emocionales que va a desatar. No descarto pedir visita a un psicólogo, si es necesario lo haré. Me va a decir lo mismo que me han dicho ya amigos (contados, dos) y que yo misma he escrito en otro lugar, pero si el psicólogo trabaja bien, mi convencimiento no será culpable y afrontaré las consecuencias de mis actos con la cabeza alta, por ejemplo, haciendo pública la decisión al resto de mis amigos y entorno afectado. O quizá sea capaz de darle la vuelta a la tortilla otra vez, quién sabe lo que puede hacer un psicólogo, el discurso, los argumentos, eso no lo puedes anticipar, pero sí que te va a ayudar en momentos de caos mental, de saber y no saber, de sufrir por no saber o saber demasiado.
Mañana está claro que voy a ver a Depeche Mode. Será terapéutico.
Ahora, una de mala leche, con suerte...
Y como me levante a las 8 este puñetero reloj biológico ajustado, estaré de muy pero que muy mal humor y quizá me meta el "extra" pautado como ansiolítico para descansar algo más. Necesito un sueño de alta calidad hoy precisamente para ordenar bien las ideas. No quiero estar como hoy, tensa, con mala leche en la farmacia, advertida la colegiada de que quería esta medicación con discreción (me estaba interesando por los tapones para oídos cuando todavía cotilleaba con una clienta), a solas le he dicho que tomaba esto cada mes y que por favor lo tuviesen, y que me fuese despachado con discreción. Cuando ha entrado otra persona he mirado los cepillos de dientes y al irse ésta, le he dicho a la colegiada que no quiero que mis vecinos sepan qué tomo, ni que soy pensionista, con tono muy serio, y he tenido que medir mis palabras. No sé qué margen se llevan del pastel, pero el encargo era para dos meses y amablemente avisados están de que esa medicación han de tenerla en stock (=clienta rentable), de forma que al ver el tocho de recetas, han perdido el culo entre dos para servírmelas, cuando mi idea era decir "ya vendré mañana y me dáis la bolsa", precisamente para no tener que presenciar ni temer que alguien presencie la ceremonia de los cupones y las cajas en el mostrador, y el dame la tarjeta sanitaria, año de nacimiento, su p.madre, el Estado sabe que me tomo eso hace años, ya me lo podrían enviar a casa por Correos como a todos los crónicos, esto es un retraso. Me he decidido por esta farmacia porque la otra, muy moderna ella, a pesar de su gran sistema informatizado de reservas la mitad de las veces no tenían la medicación. Quise ir a una que parecía tener buena pinta y allí hice mi última compra... pero... luego me dicen que son ¡¡objetores de conciencia!! que no venden preservativos. Año 2006, biennn, piensas. Pues que vendan toallitas anticelulíticas "de probada eficacia", a mí no me ven el pelo más allí porque lo mismo que hoy compré tapones para los oídos puedo comprar una caja de preservativos, y no me da vergüenza alguna, sólo me avergüenza que haya objección de conciencia en este tema que sí es sanitario, que los pongan en una máquina expendedora, por favor, llevamos más de 20 años con este tema. Y la madre que les parió, todos los farmacéuticos están tan acostumbrados a despachar que no consideran la privacidad ajena relevante, es más, hay conversación entre cliente y él, él la fomenta, acerca del tratamiento, de la evolución... delante de los otros, todo queda en el barrio, menos mal que esto es asfalto. Como si la gente no supiese qué es Valium (no tomo eso), no, sólo saben de fármacos los farmacéuticos, sí hombre, la gente se chupa el dedo. Y la gente es muy cotilla, post-GH ya no hablo, y no quiero me señalen por el barrio como la que se lleva media farmacia, qué tendrá, uy, si es pensionista (receta roja, receta verde, ¿¿para que el facultativo rayado de garabatearlas no las confunda??), nada bueno, seguro. Vuelvo pues al tema de las decisiones: la farmacia nueva ha sido algo que me ha costado mucho determinar, descartada la objetora y la "lo siento, te lo encargo en dos horas, sí, está aquí la orden de tenerlo pero no lo tenemos", y otras. Está cerca de mi casa, pero no tanto como para que los cuatro vecinos que conozco la frecuenten, porque va más de paso la de los objetores esos, que por cierto ni siquiera venden pastilleros (¿¿farmacéuticos objetores de pastilleros??). 3/4 partes de las farmacias actuales están ocupadas por productos de higiene y belleza, pero no hay pastillas en stock para enfermedades como la epilepsia o el trastorno bipolar.
... estoy mejor, no hay como soltar la mala leche cuando nadie te escucha. ¿Nadie? Jajaaja. Era mala leche, que no se ofenda nadie y si lo hace, pues vale, que lo suelte también, no hay que callar cuando hay algo a decir.
Ya sé que es contradictorio, todo lo es, te la juegas demasiado en un cruce de caminos (Coelho habla de esa encrucijada en un fragmento hermoso del Maktub) y encima puedes perder la salud mental en el equivocado, perderla más de lo normal que en el resto de caminos, que aquí todos sufrimos de estrés y de golpes que afectan al ánimo, ¿vale? Sólo que a mí eso me detonó una enfermedad que afecta a las emociones y es muy vulnerable al estrés.
Demasiado estrés, hoy. Las decisiones buenas son las lentas, como la de la farmacia, un día dices "venga, ya es hora" porque no te va a estresar y lo has ido pensando a ratos mientras ibas de paseo y hacías pruebas. Las decisiones sobre la marcha, no tanto.
Vale, ya me he quedado tranquila. Llevo más de cuatro horas escribiendo, ya es hora de decir basta, ya está todo escrito, no aquí, aquí sólo interesaba "la práctica" que describí en el post anterior. Mañana revisaré ese escrito privado y volverá al congelador o no, y espero que no, porque pienso ir al concierto con la cara de adolescente habitual en estos casos y no con la chaqueta que me he comprado hoy en plena neura. Y aaaaaaaaaaaaahhh como no dejen fumar... ¿qué sería de los conciertos de rock sin el perfume de los porros?
1 comentario
valpro -
¿Pero, qué coño sabrán? Al final obtaron por irse a otra farmacia.
Buenos días.