TENGO QUE II
Ha llovido mucho desde que narré una fiesta en dos posts (3/12/04, sobre hechos del 2003), y el primero fue sobre el maldito TENGO QUE, tenía que ir a una fiesta y antes de eso, mil cosas más, y ese TENGO QUE acababa con mis nervios. Esta expresión la entendemos todos. Acabar con mis nervios para mí es tener un ataque de pánico. Eso sí que sólo lo entienden los que lo han padecido, o los que lo han visto en otra persona. Yo intenté explicarlo en ese post. Es horrible, muchas cosas lo son, y a no todas puede acostumbrarse uno, aunque visto lo visto... pastilla y a esperar a que pase el temporal.
Hoy se turbó la paz en el castillo acristalado de esta princesa. La vecina es inofensiva, por voyeur que resulte. Lo que me fastidia los nervios es el teléfono. Primero no venían, luego un pez gordo les dio una orden de trabajo urgente y volvieron a llamarme. Vino el operario. Mientras estaba en lo suyo, llaman otros técnicos para ¿mañana? Sí, mañana está bien, sólo que por favor me llamen antes de venir (pienso en la ducha antes de que lleguen). Se va de casa el otro con la firma y... me quedo tiesa. El estrés, qué poco hace falta para que el estrés me deje postrada.
Descanso, intento relajarme y que el cuerpo, mi cuerpo físico, responda, pues no me quedan piernas ni para bajar a por el tabaco que empieza a escasear.
Despierto, justo a tiempo de recibir otra llamada. ¿Todo bien? Sí, todo magnífico, esto es eficiencia. Sin decidirme a limpiar lo poco que ha ensuciado la avería, por debilidad pura y dura, vuelve a sonar el teléfono. El tercero en discordia, también quiere venir mañana. En mi estado "ya me rindo", porque no recordaba para nada que venían otros, le he dicho que sí.
Pasen, pasen todos, y que me dejen en paz de una puñetera vez.
Cuando TENGO QUE hacer algo, maldita sea, en esto no hay quien avance, me quedo hecha una braga.
Y lo triste del caso es que yo no soy la que tengo que salir de casa a un lugar extraño. Sólo tengo que abrir la puerta a un técnico, y me fastidia mucho que estas pequeñas cosas de la vida me dejen jadeando. Pero peor será demorarlo, pues ese TENGO QUE me perseguirá y empeorará las cosas, y eso me lo dice la experiencia de estos meses, pues tengo demasiadas cosas pendientes de las que me olvido demasiado a menudo, o un TENGO QUE me obliga a cancelarlas y posponerlas.
Antes, antes hubiese temido el momento, pues hubiese estado profundamente dormida. Por suerte ya no temo a despertar tardísimo, sé que estaré levantada cuando me llamen, porque antes... antes le hubiese tenido que pedir a alguien que viniese a casa. ¿Ahogarse en un vaso de agua? No, tampoco es eso, el ataque es otra cosa. Pero temía a obligaciones por la mañana, por miedo a no despertar. Pedía horas tardías a médicos, por ejemplo. Sigo haciéndolo, por esa costumbre de tantos años.
Jadeando, a punto de perder los nervios. Respira sin hiperventilar.
Estas reparaciones han de acabar ya, si puede ser mañana, porque TENGO QUE ir al médico a por recetas.
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Los calendarios son de la Casa Batlló, "la casa azul" la llamaba, uno de los tesoros de Barcelona. Me traje uno de Barcelona en enero, pero no sobre Barcelona.
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