La vergüenza familiar
http://salud.tiscali.es/mi-doctor/enfermedades/actualidad/noticia/v/27/i/trastorno-bipolar-1.html
Leo esto, y me digo que me parece bien cualquier cosa que agilice un diagnóstico. Muchos tenemos antecedentes familiares, pero de nada sirvió el mío, o mi psiquiatra de entonces... no sé. Además, en mi familia el tabú era tal que incluso conductas raras eran de entrada, ocultadas, y si no podían serlo, disfrazadas y maquilladas hasta que te vendían una película llamada "normalidad".
Y yo también la vendía, por supuesto. Justificarse es fácil cuando factores ambientales, las cosas de tu puñetera vida, te provocan una crisis. También fácil si lo vendes sinceramente, colocarse en una posición victimista donde tu familia y amigos te van a apoyar: mira qué me han hecho en la empresa blabla. Las cosas siguen, y tú ni puñetera idea de que tienes algo que no te funciona bien en las partes altas de forma crónica, periódica, y no ocasional. Hasta que pasa a ser más periódica. Hasta que los síntomas claman al cielo. Hasta que te han echado del conjunto de casados o del de trabajadores en activo. Quizá, por qué no, ya te hayas hecho adicto a algo. Hasta que dices qué leches pasa aquí y lo dices con las partes altas que no funcionan bien, así que no hay nada que hacer. Hasta que no pasas por el diagnóstico, en efecto, no hay nada que hacer. Ahora está todo por hacer, para empezar, a ver qué tal este fármaco, has entrado en una sastrería psiquiátrica.
Oh, ya eres otra cosa para la familia. A alguien no se le puede decir con años de retraso "ya me parecía a mí que tenías [enfermedad que acaba rápido con tus órganos]". A alguien que padece una enfermedad mental sí, porque no es urgente, noooo, sólo vas a peor hasta que te cae una muy gorda (ojo con las salpicaduras), y encima has de escuchar eso una y otra vez. Que la gente que te ha visto gatear se moje, que te diga que vayas a un psiquiatra. Ya les mandarás a la mierda porque tú de loco no tienes nada -¡no me cuentes batallitas del tío Faustino!- pero al menos habrán hablado a tiempo.
Diagnóstico, no-diagnóstico, una y otra vez en esta enfermedad y en otras, en otras de síntomas mentales, que de transparentes no tienen nada ni puertas afuera ni puertas adentro.
No siempre uno puede meterse en asuntos de familia ni decir a la brava, y qué triste que eso ocurra entre hermanos (no por ello menos frecuente): oye, creo que deberías llevar a tu hijo a un médico. Una amiga mía sostiene que dos de sus primos, hijos de diferentes tíos, padecen alguna enfermedad mental. Los padres poco o nada hicieron para que esas personas tuviesen un tratamiento digno cuando empezaron a tener conductas raras ya en su infancia, tan raras que lo único que se les ocurrió fue ocultarlas y negarlas. El tabú es tal, lo vergonzante del "me ha salido un hijo mal", el pensar "mi hermano hacía lo mismo, para mi desgracia mi hijo es así también", que es mejor tratarlo como a un perro o encerrarlo en una habitación.
Nunca han hecho nada solos y si lo han hecho en público, más vergüenza para todos, conductas sin control alguno. Peor pronóstico me huelo que no puede haber para esas personas, que rondan la treintena ya, si es que algún día tienen acceso a diagnóstico y tratamiento. Y si eso sucede, otros familiares dirán "ya lo sabíamos". Pero en voz muy bajita ya, como si se hablase de... un enfermo al que sus órganos fallan.
Encerrados en una habitación, o vagando por las calles.
Todavía pasa en este país.
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3 comentarios
Antschel -
eres una voz de sabiduría.
No de sabiduría erudita, sino de sensibilidad, experiencia y otra vez sensibilidad.
Es un gusto leerte.
Un beso.
JULS -
t.sara -