A ver si mañana estamos mejor
El mantra de casi cada día. Haces planes, mañana quieres hacer tal con Fulanito, uno de tus mejores amigos.
Llega el mañana y te levantas con un globo de antología. Bebes un sorbo de agua y se te cae la botella al suelo, estás torpe, ahora digo: estoy despistada. Eso es lo que mejor me define.
Fulanito hace planes por su cuenta, total, ya sabe que no se puede contar conmigo. Y yo me quedo con un palmo de narices propio y ajeno.
Impotencia, le ordeno a mi cabeza que se ponga en su sitio. Como que ello no es posible con la voluntad, una vez más lo intento y no hay forma.
Impotencia por todas partes, yo no controlo mis efectos secundarios y alguien piensa que claro, con ella no se puede contar. Se deshacen los planes, Fulanito hace otros.
Una se dice lo que su padre le ha enseñado: si no es hoy, mañana a ver si nos encontramos mejor. Y si ello es así, ¿Fulanito se lo va a creer, eso es probable, o a Fulanito le irá bien quedar en el momento en que tú estés bien?
Sin planes, porque no se pueden hacer planes en el negocio diario del a ver cómo nos levantamos hoy.
Facturas, siempre pagando facturas, ese debe ser mi oficio, por tanto, no me quejo ni pido compasión. Fulanito ya lo sabe y llegará un mañana mejor o un tiempo mejor.
Y ganas tengo de darle de hostias al *** que hoy me manda un sms diciéndome en mayúsculas que me ponga las pilas, y en minúsculas: para saber buscar la luz salir del túnel porque soy inteligente blabla. Prefiero mil veces la comprensión sincera y por tanto cruel, amarga, no por ello menos real, de mi amigo Fulanito.
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