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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Buena y mala cara

Hoy me he levantado bien, y las pastillas de la mañana han sido benévolas. Fulanito me dice "qué buena cara haces hoy", yo sé que es cierto porque me encuentro bien, y nos vamos de paseo.

Cuando salgo de casa en plan turista, me gusta y a la vez es necesario parar de vez en cuando, darme respiros, tomando un café o en un banco. Esto, desde siempre, nada que ver con el tema bipolar.

A veces, el respiro es o ahora o nunca. Es el momento del bajón. Claro que hago mala cara, estoy bajo efectos secundarios que me dejan kaputt. La cabeza, es como un mareo fuerte. Me quedo ahí donde esté sin pilas. Con suerte, pasará en diez minutos. Beber algo de agua, respirar... Fulanito lo nota en mis ojos, ahí está mi mala cara.

Y preparada para otro bajón, quizá después de comer. Estaré de nuevo torpe un buen rato y menos mal que voy acompañada, si no la sensación de pánico me paralizaría y cogería el primer taxi para casa.

Esa sensación de pánico es angustia. Empiezo a sudar, me falta aire en la cara como el de un ventilador, querría agua para mojarme la cara también.

Mis piernas resisten, no está ahí el problema a menos que el bajón sea de los fuertes, los matutinos que tantas veces me dejan en casa. Saco fuerzas para tener paciencia y decirme que pasará, y una mierda el bajón me va a dejar sin dar un buen paseo si estoy acompañada y el miedo no es tanto. Las fuerzas no eliminan el bajón, es caprichoso, sólo me ayudan a resistirlo y ese es el único "poner de mi parte" que puedo.

Llego a casa tras un día en el que tan sólo he ido al centro a pasear, unas horas, y a la vuelta ya no sé quién soy, camino en piloto automático. Mi cara, de buena, nada y como no soy "de sofá", me reclama el colchón.

A la mañana siguiente, toca pagar la factura. De bajón a bajón, toca gran bajón por la mañana. Y no se sabe entonces cuándo volveré a hacer buena cara, hasta me duele la espalda.

Ese día después con bajón total tirada en casa, recuerdo un día activo anterior, y me consuela del todo en la penosa hora de pagar esa factura.

Por tanto no me autocompadezco. Ayer hice logros, hoy una gran parada en un banco, y mañana a retomar ese paseo.

A ver si mañana estamos mejor, Padre.

P.D. El "mañana" que relato (ayer) fue algo duro pero no tanto como esperaba, poco más tarde mejoré. Hoy he amanecido razonablemente bien después de dormir bien -importantísimo- y me he ido de paseo solita. Es genial esto de hacer vida cotidiana, pero por las mañanas he de ir controlando que mis pasos sean rectos para caminar cuando no posees equilibrio suficiente, y maldito el pavimento sin líneas rectas que me hace difícil la tarea. Ah, que no falte la anécdota del despiste matutino: en el ascensor he reparado que llevaba la camiseta al revés. Pero como dice Padre, hay que levantarse como si uno "estuviera sano". Yo añado: hasta que se demuestre lo contrario.

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1 comentario

Nur -

Yo estoy de acuerdo con "Padre", no hay que levantarse pensando en que seguro que me da el bajón. Esto impide disfrutar de los buenos momentos. Cuando llegue si llega pues a joderse, pero mientras tanto no pensar en él sería una buena forma de combatirlo. Hay que vencer los temores para que dejen de ser eso.

Un beso niña, te echo de menos