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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

En el sofá

En el sofá

Ayer noche, me empiezo a acordar de todas las maldiciones que sé y me han enseñado por aquí (aquí, aquí es Madrid). Me cuesta conciliar el sueño, no puedo leer, nerviosa y de la mala leche, y acabo en el sofá viendo la TV.

Me he tomado las pastillas con la esperanza de dormir, pero no, a los veinte minutos aparece el efecto secundario estrella de esas horas. Estoy drogada hasta las cejas pero lo de ir a la cama no está en el guión, me muero de hambre. Asalto a la nevera con nocturnidad. Me he propuesto comer comida en estos casos, no frutos secos o galletas. Una segunda cena, o ya un desayuno, puesto que si como en esa cantidad, es normal que no tenga hambre por la mañana, ya empachada. Me hubiese comido un asado de cordero...

Recuerdo la re-cena. Me digo con prudencia: espera a estar vertical y dormir, no sea que te atragantes, espera un cuarto de hora y vas a la cama, mientras intentas entretenerte con un subproducto de esos en los que todos, hasta el cadáver, son guapos.

No recuerdo cómo acaba la serie. Me despierto, no tengo calor ni frío, porque hay ruido en casa. La televisión sigue encendida, con supongo la teletienda de turno, me machaca los oídos. La única neurona me dice que debo apagarla o silenciarla pues si tengo un botón favorito en el mando se llama mute, pero el mando está sobre la mesa y no puedo alcanzarlo, y es cuando caigo de nuevo en ese sueño profundo que tanto me asusta cuando soy consciente: se podría estar quemando la casa y yo no me enteraría.

Me despierto una segunda vez, ya decidida a irme a la cama, pero no puedo moverme tampoco. Abro los ojos a las diez, ahora sí estoy despierta porque puedo levantarme, encontrar el mando y mandar a la TV a su lugar de decoración.

Me levanto como ayer, con el ánimo tan bueno como el color del cielo, pero sin ganas de desayunar como estaba en el guión, como también lo estaba un dolor de espalda de esos chulos.

Voy a comprar cordero; si he soñado que ese era mi antojo nocturno, pues voy a prepararlo.

***

2 comentarios

Carne de Psiquiatra -

Mis únicos "viajes astrales" son las pesadillas que me devuelven al pasado.
Lo otro, abrir un ojo y decirme: nena, vas hasta las cejas de quetiapina y otras cosas. ¿Viaje diario? Sí, pero no muy guay.
Saludos.

Valerio -

Esas ausencias, de estar y no estar, casi desdoblarse en viaje astral, no saber si es de noche o de día, me suceden cuando tengo fiebre.
Y el caso es que no me desagrada...