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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

El minuto del desbarre

El minuto del desbarre

Escrito el pasado 21/01/2007

Desde hace tiempo, sostengo que todos tenemos derecho al minuto diario del desbarre, bipolares o no. A todo el mundo le pasa, pues todos expulsamos como un litro de gases a diario también, ya sea por arriba o por abajo. En una frase o un grito, puede expulsarse toda la basura acumulada durante el día. Puede ser pacífico, incluso divertido, o todo un tsunami, por ejemplo si la basura es histórica. Cuidado, salpicas... pide perdón, amparándote en ese derecho, y aguanta también eso en el prójimo. Convivencia, lo llaman. O vida social.

Esta estación [período 2007 del blog] que ha tardado lo suyo en empezar a escribirse va a contener, porque el público viene a eso también, mi minuto estelar del día. Puede producirse al despertar: un sueño en el que SSMM el Rey aparece a puerta fría en mi casa y me ordena hacer reformas. De antología, pero los sueños están llenos de desbarres. O cuando me tomo las pastillas por la noche, oh no, ¿qué borrachera me espera hoy? Otra no deseada sino recetada: efectos secundarios nocturnos. Ya que me jubilaron y me pagan para que me drogue sin marearme o caer dormida ante una montaña de expedientes o un montón de libros o desmayarme ante un grupo de alumnos o necesitar aire fresco tres veces por hora, vamos a dar otro paso y a publicar qué pasa cuando una es arrojada desde su vida anterior pre-diagnóstico-bipolar a un lugar muy raro, esa nueva vida con drogas de curso legal, donde tú no eres tú tantas veces, donde has de pedir perdón constantemente por tu comportamiento a tus ojos vergonzoso, mira quién soy tú que sabes quién era: perdón puedes repetir lo que acabas de decir, no me he enterado bien... perdón tengo que ir al baño otra vez, perdón me dejé una pastilla en casa y debo volver, perdón me tomé la pastilla y estoy algo desorientada, perdón no me tengo de pie... en un momento me pongo a cocinar y comemos, perdón debo comprar agua mineral necesito beber y se me acabó el botellín del bolso, perdón me llamaste cuando estaba drogada y no sé qué te dije ni qué me dijiste (en plan peli Memento). Fuck con el perdón, ¿quién perdona a los efectos secundarios?

(Fin del escrito del 21/01/07)

Ayer mi desbarre nocturno consistió en quedarme muerta de risa en el sofá tras participar con intervenciones fuera de tono en una tertulia donde, para distendir la desgracia cotidiana "mi análisis de sangre parece una fiesta de asteriscos" todos las tuvimos, la más inocente recordar el viejo chiste del punto que acude a una fiesta de asteriscos y pide paso porque se ha puesto brillantina. Ya estaba drogadísima, todavía me reía más y cómo no, muerta de hambre, ¿qué comí ayer de "recena" de madrugada? Ni me acordaba aún haciendo un esfuerzo. Y hoy, si lo recuerdo es porque ahí quedaron restos. Para llorar, o reír. A escoger: reír, por cojones.

Hoy el antivirus ha desbarrado por mí y se ha declarado "expired" medio año antes de lo que le toca. Flipá me he quedado. Pero bueno, todavía queda mucho día por delante, y seguro que alguno de mis contertulios telefónicos habrá pensado "ésta desbarra" pero no me lo ha anunciado. Y eso que les tengo avisados de que me paren cuando suelto alguna catalanada, lo otro es peor... pero bueno, sí, tengo derecho a ese minuto, y además, a compartirlo, así nos reímos todos... aunque sea de pena, para llorar, que consista en un efecto secundario de un efecto secundario de unas pastillas que debo tomar sin desbarrar ahí en lo mínimo. Reírse de uno mismo, gran práctica. Reírse conmigo y no de mí, que yo ría contigo y no de ti, una de las cosas más saludables y plancenteras de la vida, aunque la tengas llena de asteriscos.

Oh, perdón, tengo que dejaros, dejar este post como el borrador que fue, porque debo pedir recetas al médico de cabecera y ya llego tarde.

desbarre.

1. m. Acción y efecto de desbarrar (discurrir fuera de razón).

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