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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Amiga quita-penas

Amiga quita-penas

Cojo el teléfono y es M., a quien conocí en mis años mozos en Barna, es decir, hace la friolera de 20 años... ahora, dos catalanas en Madrí, ella lleva aquí muchos años. Y aunque hablamos en castellano pues en esa lengua nos conocimos, últimamente nos dedicamos abiertamente a decir picar a la puerta, aideumeu, quins collons que té, deu n'hi dó... cada vez cuesta más escribir bien el catalán, nos lamentamos, los años y la falta de práctica. Es genial poder decir esas cosillas, a veces muletillas que no vale la pena traducir, tener con quién compartirlas cuando el comentario te sale en catalán.

Como nos cruzamos un mail o dos al día, me pregunto qué novedades traerá, si ha sucedido algo bueno o malo... "¿Vas a estar en casa en una media hora?" Pues sí, y más si va a pasarse. Alguna vez hemos quedado cerca de su trabajo, también es bueno dar un voltio por el centro pero vivimos cerca y eso ayuda a no dejarse llevar por la pereza del "ya nos veremos".

Entra toda vestida de Mme. Elegante, esta mujer es de pasarela Amèlie y qué estilazo tiene, pero cuidado, que tras su porte hay una cirujana que no vacilará en arrancarme el corazón con un bisturí, atendiendo a mis últimas voluntades (ver post: De qué hablan las mujeres).

La jornada laboral ha sido muy dura, pero llega muy sonriente e ilusionada. Me anuncia que me trae un regalo: es un jersey precioso que ha encontrado, carísimo, rebajado. Sabe que buscaba ese tipo de jersey y no lo encontraba... Me dice: "¡¡es un jersey quita-penas!!". Me queda genial, acertó de lleno. Estoy emocionada y no sé qué decir, pero me conmueve sobremanera el gesto, y el comprobar que no soy la única que piensa en mis amigos cuando ve algún objeto de su agrado, y lo regala pasando de cumpleaños y fechas señaladas. Porque sí, y porque pensé en ti lo compré. Intenta decirme cuánto le ha costado porque uno de sus dones es encontrar la ganga, pero no quiero saberlo. No es el precio lo que importa, es el valor.

Le gusta: el teatro. África. Las carreras de motos. Los colores en su casa y su vestuario. Las avellanas y el chocolate negro sin azúcar. Las caminatas urbanas. Comprarse una falda por 6 euros que valía 60. Recibir a sus familiares cuando pasan por Madrid. Shakespeare. Una palmerita. La "charla de chicas" al ojear un catálogo. Revelar en su cuarto oscuro sus fotografías. Las gafas de pasta. Reírse porque confiesa a otros médicos que come en restaurantes chinos. La playa, una vez al año al menos. Organizar cenas y preparar sus famosas ensaladas. Lavapiés.

No le gusta: teñirse el pelo: enseña sus canas, como cualquier otro médico.
Que las cosas de palacio vayan despacio. El olor a tabaco y los ceniceros sucios. Que otro doble su ropa. Discutir. Una pared de su casa sin vestir. El café de una cafetera española. Sermonear sobre prácticas de riesgo sexual. Conducir por Madrid. La ropa interior deportiva. Saramago. Las toallas blancas. Maquillarse. Ir de médicos. Internet.

Y creo que sigo sin conocerla... es una caja de sorpresas, como ha de ser.

Charlamos un rato quitándonos penas, ayudándonos a que las circunstancias que nos duelen sean puestas en nuestro favor, y se despide algo agobiada: "esta noche me toca preparar un all-i-oli para una fideuá, sieeempre quieren fideuá". Pobre... ja, ja.

Mi madre me regaló hace mucho tiempo unas muñecas quita-penas, supongo que compradas en alguna tienda de comercio justo. No sé qué podrían contarme los lectores de Guatemala sobre esta tradición, que igual es tan folklóricamente falsa como las cosas que encuentras en tiendas de souvenirs. Tampoco sé qué valen, pero son un pequeño tesoro: hay cuatro en la cajita, todo es una miniatura artesana, y vinieron conmigo a Madrid en la primera maleta. Reconozco que han dormido bajo mi almohada unas pocas veces. Hace tiempo que no, que no me acuesto con la tristeza tan alta como para pedirles que me ayuden.

Ayer recibí un magnífico quita-penas, y ha sido genial tenerlo, pues sin él, no hubiese salido de casa esta mañana.

Mágica, un hada, mi amiga Mme. M. Amèlie.

***

3 comentarios

Céline -

En Andalucía llamamos "quitapenas" al martillo

Carne de Psiquiatra -

Ja, ja, y yo pegándole caña al catalán en Berlín porque el castellano es lengua corporativa en el blog...

Estoy de acuerdo con lo que dices, cuando se está en pareja a veces se pierde de vista el valor que tiene la amistad, en hechos: "se desaparece". Yo lo aprendí con dolor hace años y desde entonces reconozco con los hechos que representan una parcela muy importante de mi vida que no he de descuidar, pase lo que pase. De todos modos, cuando has roto con tu pareja, ellos han vuelto ahí con más fuerza si cabe, estoy convencida.

Cuídate esa gripe y si la fiebre te deja, sigue subiendo tus diseños en el fotoblog.

Besos desde "los madriles"
Blue

jamaika -

Hola!

(t'escric en catala pq dius que el trobes a faltar ;)

Es que te un valor sense preu el que expliques, quin detall la noia....l'amistat es meravellosa....ara que no tinc parella la valoro més.

T'escric des de caseta, tinc la grip aixi que el cap de setmana em toca repos.........

una abraçada
silvia