Polònia: Blue y la Comissió de Festes "Ja tenim els 40"
Polònia: Blue y la Comisión de Fiestas "Ya tenemos los 40"
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Esto es una locura. Para empezar, por tener un pie en dos mundos, pero qué diferentes son Barcelona y Madrid. Aquí se piensa diferente, se siente diferente, hasta el pelo se me rebela en ondas. Sigo convencida de que para mí ha sido muy beneficioso haber hecho esa maleta para ir a tan sólo 600 km., pues necesitaba cambiar mi forma de pensar también. Pero llegas a Catalunya, y una vez te has reído con que Getafe (o Madrid-Sur) le pegue una patada en el orgullo a los barcelonistas, las cosas son... pues catalanas. Por cierto, qué buenas esas butifarras.
La gente sí cambia, no de repente, pero sí puede reflexionar, y evolucionar. Eso nos muestra la psicología, por ejemplo. Y el tiempo, la vida, nos llena de surcos. "Las cuarentonas" [esas amigas mías], ¿somos las mismas de hace... dos años? Definitivamente, no. En lo molecular, ni de lejos, pero lo que cuenta es que a diario nos damos un baño en el río de la vida, y eso a veces te aparta de tu gente, otras te acerca. Tengo amigos con los que no hay término medio (y esta vez no me siento yo la oscilante): o aparecen para preguntarte acerca de lo cotidianísimo del si has ido ya al podólogo, te cuentan que el niño tiene fiebre... o desaparecen para sorprenderte con, por qué no, un despido.
Lo triste de esas noticias cotidianas son los duelos, muerte de seres queridos. Y las separaciones: ningún separado será el mismo, ese río sí es profundo. Lo ves sin su pareja de siempre, eso parece a simple vista (y echas de menos ese ser dos que recuerdas), que ahora está solo, pero mira en su alma: ha perdido algo y también ha ganado con dolor, mucho dolor. Está sobreponiéndose a un impacto muy fuerte, cosas que quizá no apetezca compartir pero ahí están, están trabajando en tu interior, reflexión, dolor, luto, cómo afrontar una nueva vida... sin, y con esos "con" ahora desconocidos.
Pero es más fácil olvidar todo eso y decirse tonterías como que anda, cuántas canas te han salido, o recordar los viejos tiempos en los que nuestra mayor preocupación era aprobar la puñetera selectividad para entrar a un lugar donde a los cinco años, con suerte, te daban un título que ahora... ahora, se ha reciclado en muchos casos que conozco. Quién nos lo iba a decir.
Mmmm pues esto es algo que noto, que aquí es diferente. Aquí, amigos, pocos, y buenos. Tras un ponerse al día más o menos detallado, un amigo sí te va a contar eso que le duele, su separación, o conflictos diversos. En Madrid quizá se iría a lo de las canas directamente para echar unas risas, digamos que la mierda se la deja todo el mundo en su casa, o bien la airea de forma tan escandalosa e histriónica que da lugar a más risas y bromas de gran calibre; reconozco que estoy haciendo una mala caricatura. Aquí somos más discretos. Puedo equivocarme, hay gente para todo y no tengo mil vidas para conoceros a todos, madrileños, barceloneses, y estimados lectores, pero es una impresión. Mi mundo está muy limitado por una clase social, una generación, deformación académica y profesional, intereses personales, y la puta salud.
Ya sabía yo que al final me tocaría ser la "Comissió de Festes", todo el mundo delega y al final pringo yo. No es fácil reunir a personas que tienen críos y trabajo, o ambas cosas. Para facilidad mía, somos 3+3 para todo: 3 con hijos, 3 que trabajan, 3 que no viven en Barcelona ya, y como los subconjuntos son dinámicos para cada categoría, la cosa da para hacer un acertijo de esos "Dora es la madre de Pilar y estudió Bellas Artes con Isabel" y así hasta que metes a todos los personajes en un casillero.
Es como preparar una convención, [TACO GORDO]. Lo único que tenía esta mañana era un local, la casa de quien la ofreció primero, y buena voluntad por el resto para asistir. Realmente, pienso que debe haber una conjunción estelar extraña en esta "mi" Barcelona, pues entra y sale mucha gente y más de uno, por sorpresa. Porque no he hablado de la familia.
Hay dos cosas sagradas: los hijos, y el trabajo, y hay quien lo compagina sin traumas hoy día. Las que no tienen hijos, trabajan duro, jornadas hasta las 21 h muchas veces o viajes imprevistos. Yo estoy en un sector raro, sin una cosa ni la otra, pero esta semana para mí es un esfuerzo muy grande, es casi Trabajo, tanta vida social, tantos inputs. Ayer tuve una reunión muy, pero que muy importante: con mi psiquiatra. Tema aparte.
Estoy prácticamente colapsada, me recuerdo a mí misma hace mucho tiempo y no sé si echarme de menos. El móvil se queda frito una vez al día, no hay batería que lo resista. Entran llamadas de Madrid, entran de Barcelona, entran de amigos muy especiales como Myriam desde Málaga. Y ya me sale una voz rota, estoy exhausta de tanto hablar, organizar, contar nuevas, decir te echo de menos. Pero cómo es posible, si en Madrid he llegado a pasar días enteros en silencio con gran felicidad.
Gracias a mi nuevo cacharro móvil-tech de oferta puedo hacer algunas fotos y con el cable usb, gestionar sms con el teclado del pc. Me parece un auténtico invento, porque a veces debo redactar un sms inmediatamente al recibir un correo confirmando algo. Un coñazo, la Comissió de festes. Todavía no hay nada concretado a martes, no puedo convocar en condiciones serias, las de aquí (hora-lugar-actividades) aunque con tanto tráfico de datos vía móvil o internet (ya temblaré ante las facturas en concepto telecomunicaciones) los rumores están extendidos para que las agendas queden libres.
No he pensado en qué vamos a comer tanta gente, supongo que las parejas asistirán, o no, menudo peligro. Con tanto estrés se me quita el apetito y si he quedado con alguien es perfecto, se aprovecha para comer o cenar, ayer en un libanés de Gràcia. No he podido todavía fijar la fecha a la espera del aterrizaje inminente de la última cuarentona, pero la gente ya quiere saber el programa de las fiestas: mandaaaaaaaaaaaahhhhuuu... y yo pringo. Pensar en menú cuando no comes, es de locos. Pero que lo piense una anfitriona que estará con un bebé en brazos, me parece injusto.
Hay quien pide que haya un pastel grande. Por mí, como si es una coca casera hecha en el horno, pero me tocaría a mí buscar a la abuela voluntaria, y ahí estoy imaginando ya a mi pobre Madre también pringando. Para los niños, pues los hay desde 4 a 0'5, de forma que no tengo ni idea de qué comen pero no es asunto mío (menos mal). Estoy compadeciendo a esas madres, mis amigas ex-adolescentes: estoy empezando a considerarlas como mártires. Es natural, por supuesto, la maternidad es parte de la vida (ser madre a los 35-39 ya tiene tela) pero también en esta sociedad extraña es posible que el 50% del grupo no siga esas leyes de la naturaleza. Y no es por egoísmo, como suele atribuirse erróneamente el tema: a veces historias tristes que todos saben y nadie quiere recordar por no herir, impiden tener hijos. La mía sin ir más lejos no es precisamente alegre, pero tengo un sobrino.
. . .
En resumen. Las buenas noticias son:
1. Ya vi a mi psiquiatra. Hay cambios, cómo no. Aideumeusenyor (aydiomio)
2. Hay casa para la reunión y dos convocatorias posibles, quizá no haya que acudir al plan B aunque hay quien siempre quiere más fiesta, claro, quedar los dos días, por qué no, para eso está Blue.
3. Mañana, en cuanto hable con Mme. Jetlag me tomo un descanso programado antes de que me venza un K.O. técnico.
4. Es grato encontrarse con la gente de Barcelona (estoy escribiendo algo sobre Mme.M.[sobrenombre por desvelar]) y también mola que te echen de menos en Madrid, cómo no.
5. Siempre digo que mi casa es la casa de mis amigos. Como no tengo casa propia, los albergo en mi alma. Estoy que reboso, les tengo a todos tan, tan cerca ahora.
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Foto casera: torre Foster, Tibidabo.
Suena: la canción de moda en telecomunicaciones en Tv: Apple Tree (Cycle), http://www.goear.com/listen.php?v=4640c1a
1 comentario
Myriam -
Que lo disfrutéis mucho