Calefacción
Me siento contenta. Hace dos días que me levanto por las mañanas. También porque voy a ver a Henri, que se pasará por Madrid unos días. Pocos, pero menos es nada. Me comenta que están a 18º. Ay, de mayor quiero ser una jubilada que viva en Levante.
Me siento con ánimos de ir a la ducha. Debería ir a teñirme a la peluquería, pero lo dejo para la semana que viene. El tema es que para teñirse hay que llevar el pelo preferentemente sucio, dicen que pica menos. Hoy lo tengo en perfectas condiciones de caspa, pero quiero que Henri vea el poco rubio que me queda ya.
Hacia las doce de la mañana me entra el bajón. Me quedo sin energía, se me cierran los ojos con ese mareo. Muy lógico. Quizá por eso no he salido a la calle, miedo me da ese momento sin la protección de mi exoesqueto o apartamento. Estas paredes son mi lujo por su precio, y mi cada día más acogedora cárcel.
Creo que hasta que no consolide de nuevo el sueño a sus horas, va a sucederme, por efectos secundarios o por mero golpe de cansancio. Estoy llevando a cabo con más o menos éxito las tareas que he escrito, y otras que salen cuando empiezas a dar vueltas por la casa. Es día de ponerse a ello, o el último día, antes de que la asistenta haga por mí cosas de las que ya me veo capaz.
Claro que tengo lumbago. Tengo la regla, es decir, todo está en orden, menos el primer día que anduve doblada.
A las 9, -1º. a las 12.30, 8º. Otro dato a tener en cuenta, porque ya que no he de fichar en ninguna parte, mejor que salga con menos frío. Este año la calefacción va a tope, y la factura del gas me va a dejar sin la paga compensatoria esa que en enero regula el IPC.
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Ha pasado más de un mes desde ese escrito. Estaba mal, con abulia y agorafobia, tirada por la depre. Resulta que ahora tengo una avería en el calentador, así que en esta casa no hay quien se duche (ya he tenido dos experiencias de esas que te dejan bien despierta) y he dormido con una manta extra. Es curioso que cuando uno se puede duchar, es cuando más se dice que lo desea. Pasa en la vida, sí, anhelamos lo que no tenemos. No sé si es por esta mejoría de la depresión que quiero meterme bajo el agua, o por lo otro.
Qué más contar este domingo... que tengo ojos de domingo (título de un post del año pasado), para variar. Me están saliendo arrugas en la frente como resultado del gesto: abre bien los ojos, porque se te caen los párpados. Qué drogadica estoy, qué comfortably numb.
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Imagen: http://www.eyebeam.org/engage/engage.php?page=exhibitions&id=68
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