Casi llegó a los 42
Para qué revisar los posts similares de las fechas que se acercan a mi cumpleaños. Esas "Blues" son y no son yo.
Blue sigue enferma. Del Trastorno Bipolar, de por vida. A quien le hayan dicho lo contrario, le han mentido como un bellaco y ya puede coger del cuello a su psiquiatra hasta que le diga la verdad. Esto es crónico, esto se ha de cuidar con medicación, sólo a contadas personas se les quita cuando llevan muchísimo tiempo sin recaídas. Si un psiquiatra no ha dicho la verdad, o ha retirado la medicación a alguien que como yo, sigue teniendo sus días e incluso episodios, mejor que cambie "de marca".
Blue sigue enferma. Tiene también Trastorno de Ansiedad, ya sabemos que el TB se presenta en altísima comorbilidad con otras patologías. Ahora se le manifiesta como Agorafobia. Un putadón (perdones por el taco) de mucho cuidado. Justo cuando del TB estaba mucho mejor, salir al médico o a un recado es de nuevo el Everest. Como si se tratase de una depresión, con la que a veces confundo. Me llueven los ataques de pánico por esta cuestión.
La situación en cuanto a salud mental es esta. A ver cómo se celebra un cumpleaños en estas condiciones.
De hecho, no celebro cumpleaños, con la excepción del de los 40 colectivo. El año pasado, estuve ese día en la cama, indispuesta físicamente, silenciando la mayoría de las llamadas de mis familiares. Que me perdonen estas personas a las que debo mi sangre. Creo que las devolví al día siguiente.
He cambiado mi fecha de nacimiento en mi perfil personal de Facebook, cosa que de poco valdrá porque todos mis "amigos" de allí conocen la verdadera. Por qué. Pues porque no quiero nada especial, porque todos los días deberían serlo al menos un minuto. Ayer fui a tirar la basura, me crucé con un vecino (con el que hay amistad) y espontáneamente le dije si nos íbamos a tomar un helado, lo que aceptó encantado. Eso es celebrar algo porque sí, por pasar un rato agradable. Eso sí me alegra.
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Todavía no me siento fuerte para poder viajar. Me canso muy pronto, quizá a las cinco horas de "trote" (por eso no puedo seguir a Madre cuando viene), cuando se necesitan unas diez, durante muchos días, para disfrutar de un viaje y volver entero. En su lugar, llevo dos cambios de residencia. Viajo "por inmersión", podría decirse. ¿Más interesante? No sé, pero veo mundos, y los conozco mejor que pisándolos uno o dos días.
La novedad de este año es esa, haberme mudado a Andalucía. Si me lo dicen hace diez años, por ejemplo una tiradora de tarot, me muero de risa. Aquí estoy, hace pocos meses. Ayer practiqué "andaluz" en el bar. Qué difícil es dejar de decir la "d", la "s", o cambiar "c" por "s", pues claro que el habla salió forzada, y más la primera vez, y todo por practicar la palabra "desaboría", pronunciada "essaboría" como me enseño Myriam. Y aprender otras palabras muy de aquí que te hacen sentir una guiri. No, no voy a renunciar a mi lengua castellana, simplemente hay que abrirse a lo que uno no conoce. Pero también me sentí orgullosa al oír de labios de Pepe que en poco tiempo estaba cuajando muy rápido en esta tierra.
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La juventud se ha acabado. Son casi buenas noticias, a esta edad.
Surgen los primeros fallos "mecánicos" en el cuerpo. Cosas de haber estado usándolo 42 años, y a veces, maltratándolo, sin ir más lejos, con café solo por las mañanas. Hay que revisar tantas partes del mismo, que si pidiese cita puntualmente, mi agenda sería una pesadilla médica. Me cuido lo justo, es decir, la mitad de las partes que debería, pues doy toda la prioridad a la mental y, ejem, para todo este párrafo: no comment.
Mi objetivo este año es perder peso. Para sentirme más fuerte y aguantar más horas de "trote" o actividad, en primer lugar. Para aumentar mi autoestima. Para aprovechar mi vestuario. Para que no surjan más achaques relacionados con el sobrepeso, no infravalorar este punto. Mi enemigo ahí: de nuevo, la agorafobia.
Mi otro objetivo es librarme de ella, que tanto me limita en lo básico expuesto. Poco a poco sé que lo iré consiguiendo. Hace años que la tengo, sólo que ahora está ya en el punto de mira. Ya estoy dotándome de armas. Antes tenía buena puntería. Ahora debo ir a un oftalmólogo, por cierto.
No es una carta a los Reyes Magos, esto es o hacerlo, o seguir empeorando de salud. Envejecer es una asignatura obligatoria. Cursarla rápida o lentamente, para sobrellevarla con mejor o peor talante, está en mis manos ahora.
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Voy a cumplir 42 años. Me siento orgullosa de haber llegado hasta aquí, a más de seis años del diagnóstico, a demasiados ya, más de veinte, del sufrimiento mental. A pesar de todo, he vivido.
Ahora estoy enferma dentro de una enfermedad, pero sé por mí y por otros que todo pasa y que hay calidad de vida compatible con todo esto. Y que los baches pasarán, y que si "quien procede" está de acuerdo, el sol seguirá dando vueltas todavía algunos, o muchos años para recordar el día en el que mi madre, la protagonista absoluta de "su fiesta" como ella la llama, me dio a luz.
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Imagen: http://www.artslant.com/global/artists/show/49579-lance-carlson
3 comentarios
Carne de Psiquiatra -
Un abrazo
Blue
hesperatusa -
fijate que estamos pasando por la misma situacion ahora mismo, momentos de reflexion y asimilacion...un abrazo muy fuerte y animo
Lisa -
Un beso. Lisa